Montserrat Salomón

Lula contra Bolsonaro

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En el 2022, Brasil celebrará elecciones presidenciales. Esta contienda presenta un choque entre el actual presidente de ultraderecha, Jair Bolsonaro, y el expresidente de izquierdas, Lula da Silva. Son dos personajes controversiales que muestran que estamos lejos de contar con cuadros políticos serios y bien preparados, que ayuden a asentar una democracia sana en la que las transiciones en el poder sean justas y serenas.

Bolsonaro, el exmilitar admirador de las dictaduras y declarado autócrata, ha tenido una gestión desastrosa. La economía se ha venido en picada con cifras récord de desempleo. Si a esto se suma el manejo que ha tenido de la pandemia —negándola y provocando que Brasil sea uno de los países con mayor índice de mortalidad del planeta— y sus constantes negaciones de la ciencia detrás del cambio climático, vemos por qué gran parte del electorado que le apoyó ahora le da la espalda.

Bolsonaro no cree en la ciencia ni en las instituciones democráticas, cree en sí mismo y en la imposición del poder con mano dura. Ha desprotegido la Amazonia, atacado al poder legislativo y judicial, roto relaciones internacionales y dividido a Brasil con su discurso que proclama valores conservadores, mientras pisotea los derechos humanos y alaba los pecados y rigores de la pasada dictadura.

Por su parte, Lula también ha alienado a los seguidores que lo hicieran presidente en dos ocasiones. Si bien su modelo económico sacó de la pobreza extrema a millones de brasileños, su mandato terminó sumido en acusaciones de corrupción relacionadas con la gigante Petrobras. Lula acabó en la cárcel y, aunque ahora se han desestimado casi todos los cargos por comprobarse malos manejos del juez Moro, la sombra de la corrupción sigue sobre él.

Lula ya busca el apoyo internacional de los grupos social demócratas europeos y las asociaciones ecologistas. Los intereses internacionales por mantener a Brasil dentro de los pactos a favor del clima y detener la pandemia, en un país en el que se han dado ya varias mutaciones del virus, es un interés que atrae apoyos importantes que podrían definir el rumbo de una elección.

Lula y Bolsonaro representan el desgaste de las democracias latinoamericanas. No hay candidatos, no hay políticos nuevos, serios y profesionales. Ambos tienen dos caras y dividen a la población con las banderas populistas que aglutinan seguidores, sin contar con una coherencia de fondo en sus propuestas. Uno es el progresista, luchador social y defensor del planeta, pero manchado por las viejas mañas de la corrupción. El otro es el conservador fanático del orden y promotor de los valores de la familia, que apoya la dictadura, niega la ciencia y pisotea los derechos humanos. Dos opciones carentes para un futuro incierto.