Montserrat Salomón

Lula retoma el timón

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Luiz Inácio Lula da Silva se alzó con la victoria en las elecciones presidenciales en Brasil, dejando en la lona a Jair Bolsonaro, impidiendo que alcanzara un segundo mandato. Fue, sin duda, una elección muy cerrada en la que Lula apenas le sacó un punto porcentual a Bolsonaro, mostrando la gran división que hay en estos momentos en el país.

Lula, quien llegaría con éste a su tercer mandato al frente del país amazónico, se enfrentará a retos sin precedentes. La fractura social que le hereda Bolsonaro no sólo lo deja sin el apoyo de una base firme, como la que tuvo en sus anteriores administraciones, sino que lo enfrenta a un Congreso dividido, en la que la mayor facción es la de los bolsonaristas. Lula tendrá que hacer gala de sus artes políticas y demostrar que puede alcanzar acuerdos tanto con la izquierda más radical como con la derecha moderada. Su gran experiencia tendrá que mostrarse para lograr los cambios que los votantes anhelan y que prometió en campaña.

Lula es uno de los políticos de izquierda más prominentes en Latinoamérica en las últimas décadas. Todos recordamos cómo este carismático político emergió de una de las regiones más pobres de Brasil, llegó a la presidencia y logró el milagro brasileño al sacar de la pobreza a millones de personas en sus primeros años en el poder. Si bien hay mucho mérito en las políticas públicas que promovió entonces, en esos momentos Brasil contaba con la bonanza de los energéticos y pudo crecer económicamente a un ritmo sorprendente, llegando a ser miembro de los países llamados a ser potencias mundiales… una promesa que no terminó de realizarse.

El dinero fluía a carretonadas y la corrupción apareció en el núcleo mismo del gobierno de Lula.

El mandatario incluso llegó a pasar más de un año en la cárcel acusado de corrupción, aunque posteriormente fue exonerado. Muchos miembros de su gobierno no corrieron con tanta suerte. Este golpe político elevó al poder a Bolsonaro, que con su política de derecha y mano dura, prometió llevar el orden al país. Sin embargo, el autoritarismo, el nepotismo y la polarización violenta siguieron a un personaje que gobernó insultando, discriminando e imponiendo su voluntad. Por su capricho, permitió el saqueo de la selva amazónica; también se negó a aceptar la existencia de la pandemia y la necesidad de las vacunas, llevando a la muerte a miles de brasileños; y fomentó la violencia y la proliferación de las armas en las calles y de los militares en la política.

Hoy, Lula afronta el reto de la reconciliación nacional. Ha dado muestras de buscar un gobierno centrista, al elegir como vicepresidente a un representante de la derecha moderada.

Sobre él pesa la esperanza de un pueblo, esperemos que demuestre merecer esa confianza.