Montserrat Salomón

Occidente y su indolencia negligente

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Al cumplirse un mes del conflicto entre Rusia y Ucrania queda claro que la guerra en Europa tiende a ocupar los reflectores del mundo y que todo lo demás pasa a un segundo plano. Sin embargo, este enfrentamiento no es ni el único ni el más importante problema que enfrenta la humanidad en estos momentos.

Sin menospreciar la gran tragedia que se sufre hoy en Ucrania, es increíble la indolencia que se percibe por el sufrimiento de la gente en Yemen, un territorio que también sufre actualmente los rigores de la guerra. Ahí también tenemos desplazados, niños cubiertos de escombro y sangre, hambre y desesperación…, pero no hay atención internacional. Las redes sociales se han teñido con los colores de la bandera de Ucrania y han ignorado, como inexistentes, los otros conflictos armados que persisten en el planeta. Miles de muertes anónimas que no ameritan ni un tuit. Será que el enemigo no es Rusia, será que no son blancos, será que no hay energéticos inmiscuidos.

Si Occidente fuera consecuente con sus proclamas de libertad y dignidad, veríamos reacciones más equitativas, pero tenemos que aceptar que gran parte de la crítica por hipocresía que Putin ha arrojado sobre nosotros se sustenta.

Al mismo tiempo que nuestra atención es absorbida por Ucrania, otros sucesos preocupantes se gestan en el mundo. En Afganistán, por ejemplo, se acaba de cancelar indefinidamente el regreso a clases para las niñas y mujeres arriba del 6° grado. Un movimiento que viola la promesa Talibán de darle un espacio público a la mujer dentro de su régimen islamista. Tras la abrupta salida, con sabor a derrota, de EU del territorio afgano, el Talibán había mostrado una cara más conciliadora, asegurando que apreciaba sus vínculos internacionales y que no recaería en la represión a la mujer. Parcialmente ha cumplido el régimen al no imponer las más severas medidas de vestimenta a su población y mantener sectores como el de la salud y la educación, abiertos al trabajo femenino. Sin embargo, la presión por mantener contentas a sus bases rurales ha ido empujando al régimen a sus anteriores andanzas. Y de estas violaciones a la dignidad humana nadie dice nada.

Probablemente el problema que estamos ignorando y que es más grave de todos es el cambio climático. Hoy se reportaron oleadas de calor en los polos, 30 y 40 grados más arriba del promedio para el mes de marzo. Este fenómeno, cada vez más frecuente, puede romper las predicciones y mostrarnos que el futuro puede pintar mucho más negro de lo que se estimaba. Estamos atareados en una lucha territorial y energética digna del siglo pasado, mientras nos precipitamos a la extinción. Hipocresía, necedad e indolencia ante el sufrimiento y el futuro de la humanidad.