Nicole Ross

Marine Le Pen: el desastre que evitó Francia

TINTA ITAM

Tinta ITAM*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Foto: La Razón de México
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El 24 de abril los franceses tomaron una decisión entre 2 visiones opuestas. Marine Le Pen, candidata de extrema derecha, y Emmanuel Macron quien se presenta como hombre liberal y de izquierda. Este enfrentamiento ya había ocurrido en 2017, y por segunda ocasión el candidato de La República En Marcha (LREM) se llevó la victoria. 

La posibilidad de otro extremista al poder detonó alertas en Francia y en sus países vecinos. Marine Le Pen encarna una irrupción al corazón de la democracia francesa y a la tradición política y familiar. Hija de Jean-Marie Le Pen, ex-presidente del partido Frente Nacional (FN), MLP es la heredera de una práctica política basada en la denigración y la amenaza.

La victoria del Le Pen hubiera representado el fin de una Francia liberal y demócrata. La candidata usó una estrategia que ya para muchos países es familiar. Vendió sus promesas e ideologías detrás de una cortina de humo de odio a la oposición con su campaña de "todo menos Macron" y consiguió más del 40% de los votos. Este porcentaje es preocupante ya que representa a millones de franceses que se identifican con esta forma de pensar y estos ideales. 

La victoria de Le Pen pudo haber ocasionado resultados catastróficos en uno de los países con más poder de la Unión Europea. Por más que haya dicho que no estaba en sus planes seguir los pasos de Inglaterra y salir de este grupo, muchas de sus propuestas económicas, de inmigración y políticas sociales van en contra de los principios de la UE. Su agenda contradiría el compromiso francés a la integración europea. Sus propuestas de prioridad nacional van en contra de los valores y leyes de movimiento libre de la UE y su visión de restaurar control en fronteras viola las leyes de esta misma y del acuerdo de Schengen. El apoyo ciudadano que Le Pen recibió durante su campaña y en las urnas, crea preocupaciones en la unión europea. Esto refleja la ruptura que el FN ha querido crear en este grupo y la validación de los franceses. 

La creencia de que Marine Le Pen es un problema ya solucionado es errónea. El apoyo que ya tenía se vio reforzado con el descontento de los franceses durante la pandemia y las preocupaciones que surgieron con el reciente conflicto de Ucrania. El número de franceses en votar por un candidato extremista - en este caso de derecha- ha aumentado de forma preocupante con los años. El 41% que Le Pen consiguió, no marcó un intento fallido sino esperanza para el partido Frente Nacional (FN). 

La ambición de Marine Le Pen pone en riesgo la relación francesa con la UE y la integridad de esta entidad geopolítica. Los resultados de esta elección tienen un efecto agridulce. Por una parte, una mujer que podría crear consecuencias irreversibles en Francia no está en el poder. Por otra parte, el apoyo que Le Pen recibió de áreas rurales y no necesariamente derechistas deja preocupaciones en Francia sobre el futuro que enfrentan.