Rafael Solano

El oficio de político

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rafael Solano 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El abordaje de la política regularmente se hace desde el punto de vista institucional u organizacional, mucho se habla de la democracia, las elecciones, pero poco se aborda sistemáticamente como es que un ciudadano común ingresa, se desarrolla y sale de la política. ¿En qué momento ese ciudadano que tanto reniega o renegaba de “los políticos” se convierte en uno?

Al respecto Manuel Alcántara Sáez escribió una joya de libro que nos habla de ese proceso, con una buena narrativa y aporte de datos de investigación, nos define a un político, como la persona que imperativamente se ubica en cualquiera de los cuatro supuestos: 1) se encuentra en un cargo de elección popular directa o indirecta; 2) ejerce un alto cargo de libre designación o de confianza en la administración pública; 3) se encuentra en puestos de responsabilidad orgánica y de asesoría en el seno de los partidos políticos o formaciones políticas de representación similares; 4) quienes habiendo estado en cualquier situación anterior continúan ejerciendo un “efecto sombra” a raíz de sus encargos anteriores.

Esta definición aporta al entendimiento del concepto, más cuando, el oficio de político en México se encuentra tan vilipendiado entre la opinión pública; de hecho, hoy vemos “ciudadanos” que ocupan puestos relevantes y se escudan en el “no soy político”. Pareciera que eso les quita un poco de carga de responsabilidad a su actuar público, aunque en realidad no es así. Quizá solo se autoengañan.

El texto aborda cómo inicia una carrera política. Esto se puede dar de cinco formas: la primera a través de su pertenencia a un partido, la segunda, por su experiencia técnica funcional a la política, la tercera, por popularidad (deportistas, comunicadores, artistas), la cuarta por legado familiar y la quinta por tener capacidad económica que le permite afrontar los costos de entrada (campañas). Las formas anteriores se denominan “Capital Original” y el mecanismo de entrada se da por la vía partidista de la socialización y cooptación o por la vía no partidista, individual.

¿Suena un poco crudo no? en realidad lo es. Lo cierto es que el político tiene varias condicionantes que lo abarcan: principalmente es su vocación, que recibe una remuneración por su actividad, que su dedicación es a tiempo completo y además que tiene ambición. No malentendida, pero si existente. Es cierto, el político es repudiado, y por tanto los políticos de nueva entrada tienden a renegar su estatus, pero la profesionalización de la política aporta a los países y a las instituciones, y salvo en derrotas pronunciadas, el nuevo político también tiende a profesionalizarse e intentar persistir en política.

Algo interesante es que la profesionalización de la política se da especialmente en las democracias más avanzadas, entonces, el político profesional es un resultado lógico de la evolución de la democracia representativa. Quizá lo que hoy vemos en México, se enmarca en un cambio entre los políticos profesionales de la transición democratizadora, y los nuevos políticos inmersos en condiciones democráticas. En fin, así es, el Oficio de Político, que tantos ambicionan, pero a la vez reniegan.