Rodrigo López San Martín

Lo que se juega el 5 de junio

ES LA ESTRATEGIA... 

Rodrigo López San Martín*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rodrigo López San Martín
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En un par de semanas, seis entidades del país elegirán gobernador.

En ellas, además del poder y el presupuesto estatal, está en juego la percepción de competitividad hacia la sucesión presidencial de 2024.

Aunque en un primer balance Morena saldrá fortalecido, sí o sí, porque las seis entidades en disputa hoy son gobernadas por la oposición, no es lo mismo el pronóstico triunfal de hace unos meses que el escenario competido que hoy se percibe.

Oaxaca y Quintana Roo parecen triunfos sólidos de Morena. En ambos estados, la ventaja de los candidatos del presidente en las encuestas parece imposible de remontar.

En Hidalgo, si bien la mayoría de las mediciones marcan una delantera clara del candidato de Morena, Julio Menchaca, la candidata de la alianza PAN-PRI-PRD, Carolina Viggiano, podría sorprender por la capacidad movilizadora el dia d, pues hay pocos mejores y más experimentados operadores electorales que su esposo, el exgobernador y diputado priísta, Rubén Moreira.

En Tamaulipas, donde el crimen organizado complica mucho el levantamiento de encuestas confiables, parece que Morena lleva la delantera, pero la campaña del panista Cesar Verástegui cuenta con todo el apoyo del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca que, en esa jornada electoral, podría estarse jugando su futuro y hasta su libertad.

Mientras en Aguascalientes se prevé un triunfo claro de la candidata del PAN, Tere Jiménez, es en Durango donde las cosas se han movido más. Si hace unos meses parecía que Morena arrancaba como favorito, hoy, Esteban Villegas de la alianza PRI-PAN-PRD, parece llevar una ligera ventaja.

Así, con un buen domingo, podríamos amanecer el lunes 6 de junio con una narrativa que genere lo que la oposición tanto necesita: competitividad.

Si logran arrebatarle a Morena la mitad de las gubernaturas en disputa, darán un impulso al ánimo de sus seguidores que, tras la revocación de mandato y las 13 de 15 gubernaturas ganadas por Morena en 2021, había decaído. Lo que en el Congreso lograron frenando la reforma eléctrica hace unas semanas, podrían trasladarlo a las calles. Y la narrativa de que es con esa alianza como se puede frenar a AMLO, ganaría credibilidad.

Si, al revés, Morena logra el triunfo en hasta 5 de los 6 estados, el mensaje podría ser lapidario para los opositores del presidente. Y muchos actores políticos, económicos y sociales, podrían empezar a hacer las paces con un escenario definido en marrón para 2024.

Faltan todavía las elecciones de Coahuila y el Estado de México en 2023, donde se antoja difícil que la oposición pueda retener ambos gobiernos, pero para entonces ya estará arrancado, prácticamente, el proceso de sucesión presidencial de 2024.

Por eso, en dos domingos está en juego mucho más que el destino de 6 estados. Está a prueba la aplanadora electoral que en Palacio Nacional presumen tener y la capacidad de ponerle frente de la alianza opositora. Y como siempre en este sexenio, el juego de percepciones alrededor.