El viernes

El viernes
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Quienes manejan a los infiltrados, provocadores y grupos de choque saben cómo hacer las cosas. Actúan cuando hay ambiente crispado y enojos colectivos, y para ello utilizan sus mejores armas: la violencia y el anonimato.

No fue casual que el viernes pasado en la marcha de mujeres hicieran acto de presencia. Por innumerables razones nuestro país vive desde hace tiempo bajo la violencia de toda índole en contra de las mujeres.

Los infiltrados y quienes los manipulan se dieron cuenta de ello. Actúan buscando el caos generando violencia, a lo que se han sumado los “anarcos”, lo que ha venido a provocar enormes tensiones y confusión en las marchas; nada es casual.

Las manifestaciones son por lo regular espacios abiertos, no hay manera de impedir que se pueda sumar cualquier persona por más que se acordonen. Las marchas y las manifestaciones son instrumentos políticos que se caracterizan por la libertad, lo contestatario y la protesta.

Los objetivos de la marcha del viernes resultaron “atractivos” para los provocadores. El muy justificado enojo de las mujeres ya se había visto y percibido en las redes sociales desde hace tiempo. Se sabía en el propio gobierno de la Ciudad que iba a ser una tarde-noche complicada.

El gobierno capitalino debe entender que los infiltrados no son exclusividad del pasado. Están entre nosotros y no tienen concesión alguna, el viernes nos dimos cuenta que no les importa si la marcha la organiza un grupo u otro; encuentran el espacio, se meten, provocan y golpean.

Si gobierna el PRI, PRD o Morena les da igual, lo que les importa es desacreditar y desestabilizar en medio de un escenario de múltiples frentes. En este caso, al gobierno de la Ciudad le dieron donde más le duele usando la causa de las mujeres.

Da la impresión que el gobierno capitalino no está sabiendo leer los nuevos escenarios. Muchas de las mujeres que se manifestaron el viernes son de otra generación en todos los sentidos. Van por sus exigencias y derechos, entendiendo que bajo el clima de violencia, en particular de género, que se vive en el país, encuentran en la calle y la protesta al límite el detonador para hacerse valer.

Marchar y protestar les permite darse cuenta que son muchas las que piensan como ellas. Lo que empieza a ser una constante es que el enojo esté llevando las cosas a los extremos. La violencia no para y los aparatos de Estado están siendo incapaces para revertir el orden de las cosas. No es un asunto que se pueda focalizar en alguna zona del país, son muchas las pruebas de que en mayor o menor medida alcanza a todo el territorio.

Lo central y fundamental es la defensa de las mujeres, pero en el caso del viernes no se pasan por alto los elementos colaterales que se presentaron. El vandalismo y la agresión contra los periodistas van siendo una constante en las marchas.

Habrá que reconocer que el periodismo tiene muchas deudas con la sociedad mexicana. El encono contra los medios tiene que ver con una historia de afrentas en que con justa razón la sociedad se ha visto igualmente ofendida, que desinformada.

Las redes han aparecido como una alternativa ante los medios, a pesar de todos los accesos que a través de ella se manifiesta. Nada justifica la artera agresión en contra del reportero de ADN40, las propias manifestantes repudiaron el hecho, incluso hubo quien trató de detenerlo.

Pero bien se sabe que no es la primera vez que impugnan y agreden a los periodistas. Quienes agreden se aprovechan del caos y de lo que a lo largo de muchos años ha sucedido y que no es nada sencillo erradicar; como es bien sabido el nombre del juego es la credibilidad.

El viernes tiene mucho que ver con lo que vemos y lo que somos.

RESQUICIOS.

Las diferencias entre Martí Batres y Ricardo Monreal pueden colocar a Morena en un serio problema. Además de lo que pasó ayer vienen las elecciones internas que a este paso las va acabar decidiendo “ya saben quién”.