Fernando del Paso y su escucha a la locura de Carlota de México

Fernando del Paso y su escucha a la locura de Carlota de México
Por:
  • yolanda_pica

Universidad Nacional Autónoma de México, 1954, Fernando (19 años) sale de la clase de Disección en Anatomía esa materia que quienes estudian Medicina enfrentan en la juventud temprana y que consiste en trabajar con un cadáver para ver los órganos reales con detalle. El joven está un poco asqueado; lleva dos años de carrera, pero decide que lo suyo no es ver sangre ni el olor del anfiteatro.

Gracias a esa decisión tuvimos al gran escritor mexicano. Su duelo por desertar de esta carrera lo elaboró escribiendo Palinuro de México, publicado en 1977. La historia de un joven estudiante de Medicina, que, según Del Paso, es el personaje que quiso ser; qué elegancia poder elaborar las pérdidas de esa forma; pero el genio mexicano era así para todo.

Nuestro “doctor frustrado” es, desde mi punto de vista, el mejor psiquiatra que tuvo la emperatriz Carlota de México. En su libro Noticias del Imperio nos permitió escucharla, dándole un largo monólogo desde su encierro en el Castillo de Bouchout (Bélgica), 60 años después de la muerte del emperador.

Carlota nació en Bélgica, en 1840, con el título de princesa, aprendió a leer y escribir a los tres años, al observar a sus hermanos; recibió la misma educación que ellos, lo cual era poco común para la época: Historia, Política, Filosofía y cinco idiomas. Su madre murió cuando tenía 10 años y su padre la protegió aún más, diciéndole que ella había

nacido para gobernar.

Cuando conoció a Maximiliano de Habsburgo sólo tenía 16 años, pero se enamoró de inmediato; era difícil que fuera correspondida, pues el joven de 24 años perdió al amor de su vida, una princesa portuguesa que murió de tuberculosis. En parte, por insistencia del hermano de Maximiliano, Francisco José, emperador de Austria, y por la insistencia de la joven, se casaron en julio de 1857.

Gracias a la dote de Carlota tuvieron un castillo en Italia y a Maximiliano lo hicieron virrey del Reino Lombardo-Véneto.

A su llegada a México, en 1864, cuando Maximiliano fue proclamado emperador, Carlota empezó a sufrir por muchas razones, no fueron recibidos con el júbilo esperado, Maximiliano se dedicaba a viajar, pasaba temporadas en Cuernavaca, donde tenía amantes; Carlota no lograba embarazarse y la distancia sexual que le ponía era tajante, dormían en aposentos separados en el Castillo de Chapultepec, le tenía prohibido visitarlo y a sus oídos llegaban historias de todas sus infidelidades. Su obsesión con ser madre la llevó a visitar a una mujer dedicada a la herbolaria y cuenta la leyenda que le dio una variante mexicana de hongos alucinógenos llamada seta teyhuinti.

Ante la apatía de Maximiliano se convirtió en una emperatriz activa: promulgó la abolición de los castigos corporales, impulsó empresas de ferrocarriles y telégrafo, abrió guarderías, asilos y casas de cuna.

En 1866, Napoleón III les retira el apoyo militar y Maximiliano decide abdicar; pero Carlota no se lo permite y viaja a Europa para solicitar apoyo.

Fue a su llegada que tuvo el primer brote psicótico, con síntomas paranoides: ante el rechazo de Napoleón III, en un lugar público lo acusó de tratar de envenenarla. Tomaba agua de la Fuente de Trevi, pues pensaba que la que le daban estaba envenenada; al visitar al Papa Pío IX le quitó su taza de chocolate y se la tomó con desesperación, pues tenía hambre; prácticamente no comía y le pidió que la protegiera. Después, sus hermanos la llevaron a ser atendida por uno de los psiquiatras de la época; declarada “loca” vivió encerrada 60 años por su familia en el Castillo de Bouchout, hasta 1927, cuando murió de neumonía. Su trastorno delirante paranoide pudo desencadenarse por su profunda frustración de no ser amada por su esposo o por haber consumido hongos alucinógenos de forma involuntaria. Al enterarse del fusilamiento de Maximiliano pidió que le hicieran un maniquí con su figura y hablaba con él todo el tiempo.

Sólo puedo decir que fue gracias a Fernando del Paso que pudimos escuchar la voz

desesperada de Carlota, la primera gobernante mujer que ha tenido nuestro país.

En las palabras de Del Paso: “El trabajo, la ciencia y las artes, son más dulces que los destellos de una corona”.