La invasión turca

La invasión turca
Por:
  • gabriel-morales

Con el permiso explícito del presidente Trump, ayer se escucharon los primeros bombazos del ejército turco en la frontera norte de Siria y las tropas turcas pronto comenzarán una invasión terrestre.

Desde el inicio de la guerra civil siria, el presidente Erdogan ansiaba la oportunidad de poder atacar a las fuerzas kurdas en la región para eliminar así cualquier amenaza a la ocupación turca del Kurdistán y aumentar su esfera de influencia en la región y su voz en el futuro de la repartición de Siria. El único obstáculo para lograr sus deseos era la presencia de Estados Unidos en el área.

Las tropas estadounidenses encontraron en las fuerzas kurdas un aliado fiel en la lucha contra Asad y el Estado Islámico (EI) y contribuyeron a la victoria de éstas en el área y a la derrota del EI en su capital, Raqqa.

Con esta decisión Trump acabó con la única carta que le permitía a Estados Unidos detener a Rusia e Irán en sus aras expansionistas en el Medio Oriente; con Washington fuera, serán estas dos potencias y Turquía las que decidirán el destino de Siria, prometiendo aún más desestabilización en la región y aumentando las posibilidades de una guerra entre Irán e Israel, que ve con pavor la expansión iraní en el norte de sus fronteras.

En cuanto a los kurdos, la traición de Trump los deja absolutamente solos. Las fuerzas más moderadas de la guerra civil, que lograron pacificar la región y establecer una especie de cuasi Estado parcialmente democrático que garantizó la seguridad de toda la población, kurda y no kurda, no se quedará de brazos cruzados; podemos esperar que en los siguientes meses comience una guerra de baja intensidad entre Turquía y las fuerzas kurdas, lo cual implicará la muerte de más y más civiles, como si el medio millón de víctimas de la guerra no fuera suficiente.

Turquía busca ocupar territorio para poder así reubicar a miles de refugiados sirios que están en su país; sin embargo, queda poco claro quién tendrá el control del área en el largo plazo, pues Erdogan no permitirá que Asad regrese a la zona.

El limbo en el que la región va a entrar no garantizará la estabilidad, sino al contrario, aumentará el riesgo de todo tipo de conflictos en el área, incluyendo un posible regreso del EI.

Mientras tanto, Estados Unidos perdió la poca credibilidad que le quedaba en el ámbito internacional. Si Trump fue capaz de traicionar a los kurdos, el único y fiel aliado de Washington en Siria, ¿por qué Corea del Norte o Irán abrían de confiar en Estados Unidos y firmar acuerdos de paz si saben que en un despertar el presidente puede cambiar de opinión?

Tanto republicanos como demócratas se han opuesto a esta decisión; sin embargo, el presidente Trump, por motivos que no quedan aún claros, permitió la invasión. Así se abre un capítulo más de la guerra más sangrienta del siglo XXI.