8 y 9 M, concentrarse en lo importante

8 y 9 M, concentrarse en lo importante
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Reconociendo la afectación que tuvo en la economía el Un día sin nosotras, no tiene sentido concentrar únicamente la atención en ello.

La variable es de suyo relevante; sin embargo, el objetivo está en otros escenarios. Lo realmente importante está en el cuestionamiento colectivo sobre las condiciones de vida de las mujeres.

Estamos ante un hecho que pasa por lo significativo, por sus repercusiones, y porque nos ha puesto a pensar y revisar aspectos profundos de nuestras vidas que vemos como “normales” y como formas de ser y vivir cuando no lo son.

Ésta es una de las esencias de la rebeldía, la protesta, las manifestaciones e incluso de la violencia. Muchos de los trabajos que un buen número de mujeres desarrolla tienen una alta dosis de invisibilidad. Es el trabajo que se hace en casa, que no es medible en materia económica.

¿Cuánto cuesta estar con los hijos, limpiar y cuidar la casa, atender a la gente mayor, entre otras muchas otras actividades? No hay manera de saberlo porque es intangible, pero es claro que la sociedad no se mueve sin estas actividades. Es un trabajo que ha definido a las mujeres porque se les ha dejado en él históricamente, como si fuera su único sentido y motor de vida.

El trabajo de las mujeres tiene que ser visto bajo lo que se ve y lo que no se ve, aunque mucho de lo que se hace no pase por el tamiz de la “productividad económica”. Es el capitalismo salvaje que impone y define a la productividad económica como una obsesión de la cual no hay manera de abstraerse.

Uno de los aspectos más importantes que ha aparecido estos días ha sido la construcción de la conciencia colectiva para reconocer cómo hemos vivido bajo la invisibilidad de lo mucho que hacen las mujeres; de los grandes hallazgos está el hecho de hacer visible lo invisible.

El Día sin nosotras mostró una solidaridad pocas veces vista en nuestra sociedad. De alguna u otra forma, todas y todos estuvimos juntos, presentes o ausentes, en una jornada de la cual nadie se pudo abstraer. Somos ya parte de un gran parteaguas de la historia del país y sólo el tiempo nos hará conscientes de lo que se ha venido construyendo e incubando estos días.

Lo que tampoco termina por tener mucho sentido es ponerse a aventar cifras sin ton ni son, sobre la cantidad de mujeres que salieron a las calles en todo el país, y en particular en la Ciudad de México.

Es una rebatinga que está entrando en terrenos en que se busca minimizar la cantidad de mujeres que salieron a las calles, más que en definir numéricamente la manifestación.

Hay criterios para poder saber cuántas personas estaban en las calles el domingo, por ello sorprende que las autoridades hagan singulares cuentas cuando conoce bien dichos criterios y además, de manera inopinada, impidió con retenes la llegada de muchas mujeres al Zócalo.

El fin de semana se confirmó que hay tintes de divorcio entre el movimiento de las mujeres y el Gobierno federal, lo cual ya está tocando a la puerta del de la ciudad. Todo indica que la gigantesca manifestación no permeó en el Presidente. En la mañanera de ayer de nuevo se minimizó el tema al concentrar la atención en algunos hechos violentos, al igual que su esposa, los cuales por cierto siguen siendo confusos.

Se han dado a conocer testimonios en que se demuestra que hubo infiltrados, a lo que se suman algunas coberturas de medios y redes sobre la marcha en que se recogieron declaraciones negativas sobre el Presidente, en algunos casos se dijo “queremos que el Presidente renuncie”, lo cual fue reinterpretado para arremeter contra la marcha, sus objetivos y sobre todo contra los neoliberales y conservadores.

Se está escribiendo, paulatinamente, a querer o no, una nueva historia.

RESQUICIOS.

Conversando con agentes de seguros nos llamó la atención la inquietud que les están provocando algunas de las acciones del Gobierno. Al Presidente le vendría bien no sólo sentarse con los de la exmafia  del poder.