El pasado les condena

El pasado les condena
Por:
  • javier_solorzano_zinser

En muchos sentidos, el Presidente tiene razón en su sistemática crítica del pasado. Más allá de lo que haga ver, lo cierto es que nos metimos en callejones sin salida en el ejercicio y abuso del poder.

Sin la menor duda, al Presidente le ha servido la estrategia y sólo el tiempo dirá cuánto más pueda durar. El agotamiento y hartazgo se manifestó a través del contundente voto, el cual combinó la empatía de muchos de los hoy sus furibundos seguidores y el repudio al pasado como sinónimo de un acto de protesta.

Una de las aristas de todo esto está en saber valorar y distinguir ese pasado. Sigue siendo momento para ello, porque el país no se puede inventar de la noche a la mañana, independientemente de que se reconoce que mucho de lo vivido nos ha colocado bajo situaciones al límite, divididos y en la adversidad.

No tiene sentido arrasar sin preguntar y sin revisar. No ha cambiado en nada la estrategia desde que López Obrador tomó posesión. Lo que hace que las cosas sean todavía más complejas, es que su equipo, y todo lo que le rodea, no apuesta por una revisión crítica que pudiera ayudar a una mejor gobernabilidad.

Pareciera que nadie se atreve a señalar muchas cosas buenas y trascendentes que se han hecho en el país, lo que significa personas con oficio y convicción; quizá más por evitarse problemas que por convencimiento de lo que muchos funcionarios han visto en sus oficinas, y que es digno de resaltar, valorar y tomar en cuenta.

No se ve cómo las cosas puedan cambiar. El tsunami electoral tuvo, y tiene, nombre y apellido: el pasado nos condena.

Después de un año de gobierno el Presidente está en una posición distinta. Se trata de construir un país diferente, lo que con la fuerza y popularidad que tiene le puede permitir una capacidad de maniobra en la que si retoma lo mejor del fustigado pasado, nadie, en su sano juicio, se lo puede reclamar, lo que incluye a sus furibundos seguidores.

Está claro que el Presidente tiene en la mira a más de una institución, en particular los organismos autónomos, que si bien en algunos casos merecen la crítica y una revisión exhaustiva, no tiene sentido tratar de desacreditarlos, como se ha hecho.

Uno de los centros más sensibles está en los muchos funcionarios que con gran experiencia han sido echos a un lado, como si el que trabajaran en ese mentado pasado los haga responsables de las muchas malas decisiones, perdiendo de vista su capacidad y formación.

El país ha invertido en ellos y sería absurdo pasar por alto las muchas batallas que seguramente dieron más de alguno. Toda esa formación, si alguien ahora la empieza a aprovechar es el sector privado, en medio del enojo de muchos exfuncionarios que se sienten no sólo echados a un lado, sino también desaprovechados, y no dude que en algunos casos anden en medio de crisis personales y quizá hasta familiares.

En función de lo que viene, y partiendo de que el proyecto de Gobierno ha enfrentado serios problemas, quizá sea buen momento para retomar la experiencia de mujeres y hombres que hicieron un gran trabajo, pero que en medio de la sistemática crítica al pasado los hicieron a un lado sin ton ni son.

A más de un año de gobierno, López Obrador gobierna con legitimidad y autoridad. Sabe mejor que nadie que lo que diga y haga adquiere una trascendente repercusión. No se trata de reconciliarse con el pasado, en sentido estricto, no hay manera, de lo que se trata es de recuperar mucho de lo que se hizo bien, lo cual está a la vista.

Para hablar como le gusta, hay mucha gente preparada y capaz, que la mandaron al dugout. Son personas  preparadas y comprometidas, no tiene sentido que sólo porque “el pasado les condena” los manden a la banca y sean casi proscritos.

RESQUICIOS.

Una nueva curva mandó el Presidente, con la idea de terminar con los puentes. Tema sensible para la industria turística y en particular, para las familias y mucha gente que encuentra en los puentes las necesarias pausas de la vida.