La caravana de los ciegos

La caravana de los ciegos
Por:
  • guillermoh-columnista

Este año se estrenó la película Zama, dirigida por Lucrecia Martel e inspirada en la novela homónima de Antonio di Benedetto. En una de las escenas más perturbadoras aparece una enorme caravana de indios ciegos. ¿A dónde van? ¿De dónde vienen? Se trata de una tribu entera a la que se le castigó arrancándoles los ojos. Recorren los campos en busca de techo y comida.

La semana anterior viajé a Aguascalientes en auto. De ida y vuelta encontré largas caravanas de centroamericanos rumbo al norte. No es lo mismo leer acerca de ellos en los diarios que verlos de frente. Quedé muy conmovido.

Los centroamericanos están dispuestos a todos los sacrificios con tal de llegar a Estados Unidos de América. No quieren quedarse en México. Quieren llegar a la tierra prometida de los miserables del sur del Río Bravo.

Los centroamericanos son pobres, pero saben muy bien lo que quieren: ser menos pobres. No se equivocan. Estados Unidos es la tierra de las oportunidades que se les niegan en sus países. En sus pueblos seguirían siendo igual de pobres o incluso peor. En Estados Unidos, por el contrario, existen las condiciones para que sean menos pobres, para que coman mejor, para que tengan mejor techo, para que sus hijos vayan a la universidad. No piden mucho. Pero lo poco que piden podrán encontrarlo allá, no acá.

Los ciegos de la caravana de Zama están ciegos, pero no están perdidos: saben a dónde van porque saben lo que necesitan. Lo mismo sucede con nuestros hermanos centroamericanos. Los millones de mexicanos que antes han seguido la misma ruta que ellos les darían la razón. A pesar de todas las dificultades, del racismo, de la explotación laboral, de la persecución policiaca, allá se puede vivir mejor que acá.

Los centroamericanos no están ciegos por la ideología, no están enajenados, como dirían los teóricos marxistas. Si eligen emigrar al país más militarista del mundo, al centro del capitalismo mundial, al territorio gobernado por el temible Donald Trump, es porque saben que, a pesar de todo esto y más, es el sitio que les ofrece las oportunidades que no encuentran en sus países. Son humildes, pero no son tontos. Que yo sepa, jamás se ha hecho una caravana para emigrar a Cuba o a Venezuela. Como sabemos, son los cubanos y los venezolanos los que han tenido que escapar, por millones, de sus países.

Los políticos e intelectuales de la izquierda latinoamericana no pueden ignorar a los pobres de nuestra región que votan con los pies. No son ellos los ciegos, como en la fábula de Di Benedetto, los ciegos son quienes se resisten a aceptar que para abatir los niveles de pobreza de nuestros países tenemos que hacer algo distinto, radicalmente distinto, de lo que hemos hecho hasta ahora.