La victoria de México ante Trump

La victoria de México ante Trump
Por:
  • gabriel-morales

México se enfrenta hoy a un enorme reto en la frontera sur y norte, el albergue y recepción de miles de centroamericanos, cuyo número ha aumentado exponencialmente desde que el gobierno mexicano decidiera acatar los deseos de Estados Unidos y cerrar la frontera.

Hay mucho que criticar al gobierno sobre la manera en la que ha procesado a estos inmigrantes; sin embargo las últimas semanas han dejado claro que México eligió el menor de dos males cuando decidió doblegarse ante la petición de Trump.

Al principio del sexenio la relación con Washington se perfilaba como un reto casi imposible; el presidente Trump amenazaba al país en dos frentes, con la construcción de un muro fronterizo y con la posible cancelación del TLCAN. Poco se ha hablado del éxito del gobierno mexicano en estas batallas. Después de que Trump amenazara con aumentar aranceles de no detenerse el flujo migratorio, varios analistas y políticos, enarbolados de patriotismo, sugirieron que la mejor estrategia sería comenzar una guerra comercial con Estados Unidos; a fin de cuentas, nos decían, México es uno de los dos principales socios comerciales de Estados Unidos y puede enarbolar una estrategia de presión hacia sectores específicos, amenazar con subir aranceles en represalia y demandar a Washington en la OMC.

Esta estrategia fue precisamente la que Pekín decidió: perseguir ante las amenazas de Trump pensando que China, un país mucho más poderoso y una economía mucho más grande que México, tendría las herramientas de presión suficientes para ponerse al tú por tú a Trump. El resultado ha sido una guerra comercial que lleva ya varios meses y que ha llegado hasta tal punto que economías fuertes, como la alemana, están al borde de la recesión, en gran parte por la expectativa de una disminución de la demanda en el mercado chino.

Después de meses de atacar directamente a China, parece poco probable que Trump ceda, especialmente en un año electoral; lo mismo sucede con el presidente Xi, quien azotado por una revuelta popular en Hong Kong no quiere verse débil ante Estados Unidos. Mientras estos dos países siguen en una pelea que no parece tener fin, México no solamente está fuera del peligroso juego arancelario sino que el nuevo tratado de libre comercio es un hecho, un tratado que, a pesar de las amenazas de Trump, es prácticamente una copia del anterior.

La estrategia acertada del gobierno mexicano fue alejarse de los reflectores, que tan peligrosos son cuando se trata de Trump, y negociar por debajo de la mesa y en silencio. El secretario de Relaciones Exteriores y aspirante presidencial, Marcelo Ebrard, quien por sus intenciones políticas tenía una inclinación natural a erigirse como el negociador victorioso, decidió sacrificar la publicidad y los aplausos a cambio del éxito.

Sí, el país se enfrenta a una crisis migratoria para la que no estaba preparado, pero debemos también reconocer la victoria del gobierno mexicano, una victoria agridulce, pero que sin lugar a dudas nos da un respiro de alivio. Si no me creen pregúntenle a Pekín.