Día Internacional de los Hombres

Día Internacional de los Hombres
Por:
  • valev-columnista

Los hombres deben hacerse cargo de sí mismos, asumir la responsabilidad en sus prácticas abusivas y aceptar su machismo estructural.

Aunque comparto esta visión, no deja de interesarme la mente de los hombres en la posmodernidad, entre otras cosas porque tengo dos hijos varones, aún en camino a la adultez.

Como terapeuta, escucho decenas de historias distintas, que se parecen en la frigidez emocional. Muchos hombres no saben cómo reconocer y expresar lo que sienten.

La reverencia y obsesión con la masculinidad deben ser agotadoras. Pensar que no les afecta su apariencia o que los llamen gays porque reciclan o son vegetarianos, es mirarlos como privilegiados absolutos.

Se comparan con otros hombres, se acomplejan si son bajitos, si no tienen espalda de gladiador, si son sensibles y lloran con facilidad. Algunas mujeres confiesan no soportar que un hombre llore frente a ellas.

La masculinidad estereotipada incluye fuerza física, gusto por los deportes y nula expresión de vulnerabilidad. De no ser así, sufrirán el desprecio de otros hombres que los llamarán maricones y alguna mujer les dirá que son demasiado femeninos como para sentirse atraídas por ellos.

El enojo y la rabia, que muchas veces llega a la violencia, es su emoción más cotidiana y legítima (en México, una de cada tres mujeres sufre algún tipo de violencia). No se cuidan, se enferman más, se suicidan más y son víctimas más fáciles de las adicciones y problemas con la ley.

En el imaginario colectivo, siguen siendo dominantes, hambrientos de sexo y fóbicos del compromiso sentimental. Los ritos de iniciación masculina suelen ser de una violencia tal que a veces terminan en muerte.

El machismo es una práctica de origen estructural, basada en el control de las mujeres y los niños; sin embargo, los cambios en el acceso de las mujeres al mundo del trabajo y la defensa de sus derechos reproductivos, han tenido como consecuencia la aparición de nuevas formas de ser hombres frente a las nuevas mujeres, que se organizan y luchan por su dignidad y por la igualdad en la distribución de tareas y de poder, aunque todavía se espera que protejan y provean. Las prácticas de siglos no cambian en una cuantas décadas.

Las mujeres fingen menos sus orgasmos, lo que abre la puerta para una sexualidad más placentera y de mayor corresponsabilidad. Las parejas gay se organizan de muchas formas y no sólo repitiendo los patrones de las parejas heterosexuales tradicionales.

Muchos siguen clasificando a las mujeres en buenas y malas, porque les cuesta trabajo integrar el amor y el deseo en una relación estable. O prostituta o madre de sus hijos.

El mundo de las bandas callejeras, del narcotráfico, de las cantinas como única diversión, de la conquista compulsiva de mujeres, son expresiones tristes y peligrosas de la masculinidad. El rencor, la violencia y los feminicidios son resultado de hombres que se sienten amenazados por las nuevas mujeres que no piden permiso para salir ni para ser como eligen ser.

Hombres y mujeres somos iguales en dignidad y derechos. Luchar por esa igualdad de forma radical es el único camino.