A menos de que 11 senadores de oposición o algunos de Morena, resistan presiones, ofrecimientos o “cañonazos” que les mandan para alcanzar la mayoría calificada que requiere la aprobación en la Cámara alta y el Ejército permanezca en tareas de seguridad pública hasta 2028, las tropas tendrán que dejar de desempeñar labores policíacas al concluir el sexenio y regresar a sus cuarteles, si es que no ocurre un “milagro legislativo” que se ve distante.
Ricardo Monreal, líder del Senado y de la bancada morenista, reconoce que a pesar de las negociaciones que ha sostenido con la oposición y, aun con integrantes de su partido, no ha conseguido los votos necesarios para aprobar la minuta recibida de la Cámara de Diputados, cuyo pleno, con votos priistas, le diera luz verde, lo que senadores de la bancada del mismo tricolor, como tampoco los del PAN, PRD y Grupo Plural, están dispuestos a dar.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
Igual que sucediera en los sismos de 19 de septiembre de 1985 y 2017, tras el simulacro organizado por las autoridades de Ciudad de México, otro sismo de 6.8 grados, ajustado minutos después a una magnitud de 7.7, sacudió ayer esta capital y a algunas entidades federativas, sin que por fortuna se registraran daños mayores ni numerosas pérdidas de vidas, a excepción de una, en Colima, por el derrumbe de una barda.
En Palacio Nacional, poco después de concluir su mañanera de inicio de semana, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, y luego la Jefa de Gobierno de CDMX, Claudia Sheinbaum, y el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, y colaboradores de ambos, siguieron el desarrollo del simulacro y después estuvieron al tanto y recibieron reportes de lo sucedido.
Miles de personas que habían participado en el simulacro y estaban de regreso a sus labores, volvieron a salir en estampida a las calles, presas de temor y crisis nerviosa ante el sismo, en medio de ruidos de alarmas de ambulancias y patrullas policíacas, que parecían augurar una tragedia que afortunadamente no ocurrió como en 1985 y 2017.
Después del plan de paz propuesto por el Presidente López Obrador para salvar vidas y evitar más sufrimientos por la guerra Rusia-Ucrania, el reclamo que se generaliza en el país es que algo similar debería impulsar en México, ante la recrudecida violencia de los cárteles de la droga, que difícilmente podrá contener la militarizada Guardia Nacional.
Esa “recuperación” de predios e inmuebles en Santa Fe por la FGR, aledaños a la nueva sede de ésta, por un decreto porfirista, puede provocar chispas entre quienes construyeron modernos y costosos inmuebles, y los que adquirieron departamentos de lujo, muchos de ellos influyentes.