Abandonan Atlantis con todo y lobos marinos

Abandonan Atlantis con todo y lobos marinos
Por:
  • javier-chavez

A pesar que desde hace cuatro años el Parque Acuático Atlantis dejó de operar y sus instalaciones se encuentran abandonadas,aún hay dos lobos marinos.

En un recorrido, La Razón corroboró que el terreno de 30 mil 417 metros cuadrados concesionado a la empresa Convimar, S.A. de C.V., se encuentra en malas condiciones, además de que un empleado que se identificó como el encargado señaló que en el predio todavía hay animales.

“El parque cerró hace cuatro años y hace un año que se cerró por la remodelación. Nosotros estamos nada más manteniendo el área, cuidando a dos lobos marinos que nos quedan, pero nada más”, dijo Víctor Núñez.

Incluso en imágenes satelitales de Google Earth se logra apreciar la presencia de animales en uno de los estanques del lugar, que desde el cielo luce olvidado, al igual que el Parque Acuático El Rollo, dejó de funcionar en 2007.

El estado actual en el que se encuentra Atlantis contrasta con las imágenes del parque recreativo en los 80. No hay gente, y un muro derruido da la bienvenida a los visitantes. La pintura de la barda está descarapelada y  la empresa operadora colocó una manta suspendida con dos rocas en la que se lee “el gran camp de Ciencia, Salud y Tecnología en espera de las autorizaciones correspondientes”.

El ala poniente del parque inaugurado en 1981, que ofrecía espectáculos con delfines y otros mamíferos marinos, está resguardada por láminas oxidadas y trozos de triplay amarrados con alambres oxidados para impedir ver el interior.

La barda principal, donde está el logotipo de Atlantis, incluso tiene agujeros en los que un franelero, que también vigila el lugar, guarda cubetas y otros enseres.

En la parte posterior del auditorio principal hay una cabina improvisada con tablarroca y se aprecian dos trajes de neopreno, boyas y pelotas. En esa habitación hay un reloj y un menú con horarios en los que se leen los nombres de distintos pescados y un gramaje determinado como si se tratara de una dieta.

La Razón observó que la malla ciclónica del terreno está colapsada en distintos segmentos y unas mantas verdes cubren la vista. Las piscinas y tanques están secas y en una de ellas un madero funciona como puente. Al centro del lugar todavía se puede apreciar una estructura de varios cubos de concreto apilados, pero lonas verdes impiden mirar la piscina en la que hubo delfines que eran utilizados para brindar delfinoterapia.

En 2014, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente realizó un operativo en Atlantis y aseguró cuatro lobos marinos y tres delfines, pues estaban resguardados inadecuadamente, además de que presentaban lesiones cutáneas y oculares.

El año pasado, en redes sociales se difundieron imágenes en las que delfines nadaban en estanques con agua verdosa, lo que propició una nueva investigación.

En esa segunda visita, Convimar argumentó que la coloración se debía a fallas en los filtros de los estanques y se comprometió a corregir el desperfecto.

En 2009, la compañía que también operaba el acuario del Bosque de Aragón enfrentó denuncias por maltrato animal y los delfines fueron llevados a Atlantis.

En el parque acuático, cuya concesión vence hasta 2021, nada funciona, sólo un estacionamiento con 500 vehículos.

La Razón buscó a la dirección de Convimar, pero no hubo respuesta ni siquiera en sus oficinas, que lucen tan abandonadas como el parque.

Negro historial

Enfrentó denuncias en 2014 y 2015.

La decadencia

El parque abrió sus puertas en 1981 y fue el primer delfinario en su tipo en la Ciudad de México. El 11 de junio de 2014 la Profepa aseguró ocho ejemplares marinos, entre ellos cuatro lobos marinos y tres delfines. En ese entonces la dependencia confirmó que los animales presentaban lesiones, hecho que fue refutado por la empresa que alegó que las heridas fueron provocadas durante los cortejos y jugueteos. En junio de 2015 la misma dependencia concluyó la reubicación de cinco delfines que fueron trasladados a los parques acuáticos de Splash y Mundo Marino, ubicados en Silao, Guanajuato, y Guadalajara, Jalisco, respectivamente.