“Prefieren a los jóvenes que cobran poco y son fuertes”

“Prefieren a los jóvenes que cobran poco y son fuertes”
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Por Mael Vallejo

Alfredo Martínez lleva siete meses sin trabajo. A sus 61 años, sabe que encontrar un lugar fijo en una empresa será difícil, pero insiste en la búsqueda. Él salió en el último recorte de la empresa de refrigeración en la que trabajaba y desde entonces toma cualquier chamba que le pase por enfrente.

Lo mismo ha trabajado de carpintero que arreglando aires acondicionados por un par de días. Lo contratan sólo en lugares donde se necesita urgentemente un par de manos, pero nunca hay una oferta permanente. Sus zapatos tienen la suela gastada y su playera un hoyo en la espalda. Su cabello parece no haberse lavado en un par de días.

Alfredo tiene estudios técnicos en refrigeración y electrónica, vive solo, sus hijos ya tienen familia propia. Él es su único dependiente económico, pero con eso basta para insistir en encontrar un empleo: “El problema es que ya tengo 61 años, muy pocos contratan a alguien de mi edad, prefieren jóvenes que cobren poco y sean fuertes”.

Ayer acudió por décima ocasión en cuatro meses al módulo de empleo ubicado en la delegación Benito Juárez. Fue por dos razones: para tramitar nuevamente su seguro de desempleo y para ver si había alguna vacante en cualquier sitio para él. No tuvo suerte. El límite de edad, casi siempre, ronda en los 50 años.

Lo único que obtuvo, además de la promesa de más apoyo económico, fue una beca para estudiar carpintería, por la cual le darán mil 200 pesos en este mes. “De algo servirá, al menos para comer algo”, dijo mientras escribía su solicitud de ingreso.

“Así nos pasa cuando llegamos a una edad, ya no nos necesitan, aunque nosotros sí necesitamos comer, tener una casa. Yo no les puedo decir a mis hijos ‘manténganme’ porque ellos necesitan preocuparse por sus hijos, entonces necesito ver por mí, saber que al final del día voy a tener un taquito en la panza”.

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