Piden llegar a Taboada en anomalías por torres en BJ

Claudia Ocampo reside en el edificio ubicado en Filadelfia 82 de la colonia Nápoles. Su vivienda está en uno de los tres pisos que fueron construidos de más de manera irregular, pero ella no lo sabía.

Al igual que otros vecinos de la zona, Claudia está indignada por toda la corruptela que ha salido a la luz en las últimas semanas relacionada con el Cártel Inmobiliario.

En plática con La Razón, Claudia exigió fundamentalmente dos cosas: que se clarifique el nivel de riesgo de quienes viven, como ella, en pisos irregulares, y que se castigue a todos los involucrados en actos de corrupción, incluido el actual alcalde de Benito Juárez, Santiago Taboada.

“Llevo aproximadamente siete meses viviendo aquí, afortunadamente no se han presentado problemas, pero me impacta saber que vivo en un lugar en el que estoy en peligro”, comentó.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) entre el 2008 y el 2022 se construyeron al menos 130 edificios irregulares —con un total de 264 pisos de más— en la alcaldía Benito Juárez.

El pasado 2 de diciembre la Seduvi y la Consejería Jurídica y de Servicios Legales del Gobierno capitalino informaron que la corrupción inmobiliaria en la alcaldía citada representa una defraudación por más de siete mil 142 millones de pesos, por irregularidades en la construcción de 800 departamentos.

En un comunicado conjunto, ambas dependencias advirtieron que se presentarían las denuncias penales correspondientes en contra de quienes resultaran responsables de los actos de corrupción.

El periodo citado en el comunicado incluye toda la primera gestión y un año de la segunda consecutiva de Santiago Taboada, actualmente en el cargo de alcalde.

Durante los 14 años de que habla la indagatoria, ha habido seis alcaldes —antes jefes delegacionales— en la Benito Juárez. Empezó este periodo Germán de la Garza Estrada, quien dejó el cargo en el 2009. Lo sucedió Mario Alberto Palacios Acosta, quien ejerció el cargo del 2009 al 2012. Su relevo fue Jorge Romero Herrera, entre el 2012 y el 2015.

Antes de que concluyera su mandato hubo un interinato a cargo de Ricardo Amezcua Galán y posteriormente, del 2015 al 2018 fungió como alcalde Christian Von Roehrich del 2015 al 2018. La siguiente administración, del 2018 al 2021 la encabezó Santiago Taboada, quien en el 2021 se reeligió y actualmente cumple su segundo periodo consecutivo.

Al menos dos de los inmuebles mencionados en la investigación relacionada con el Cártel Inmobiliario asociado a todos los años antes citados, están en la colonia Nápoles.

Uno de estos edificios está en la calle Filadelfia número 20 y el otro en el 82, es decir, a unos cuantos metros de distancia uno del otro, y cada uno de ellos cuenta con tres pisos adicionales a los permitidos.

Michael Lozano habita en el de Filadelfia 20 y tampoco sabía sobre la situación de las irregularidades con que se realizó la construcción.

“Se me hace muy injusto, porque una renta aquí no es nada barata, se supone que mínimo te deben garantizar seguridad y es negligente que a nadie le importe lo que pueda pasarnos, porque es la realidad, si este edificio se cae, ninguna autoridad va a responder, como ha pasado en otros casos”, lamentó.

Otros vecinos de ambos edificios señalaron que se correrá la versión entre todos sobre las irregularidades con que fueron construidos los inmuebles y exigirán a las autoridades que todos los que fueron alcaldes en el periodo en que operó el llamado Cártel Inmobiliario, sean llevados ante la justicia.

Un condómino, quien pidió mantener su identidad bajo resguardo, consideró que el alcalde Santiago Taboada debe ser sancionado, como su antecesor, porque en su mandato continuaron las obras irregulares.

Fabián, otro vecino, se enteró que es víctima del Cártel Inmobiliario por las noticias: “A partir de la detención de Von Roehrich me dio curiosidad de indagar, porque en mi ignorancia pensé que el concepto se refería a otra cosa, como de narcos; después en una nota me di cuenta que eran demasiados edificios, entre ellos el mío”.

Héctor es empleado de un restaurante de la zona. Respecto a este tema, opinó que “es un riesgo no sólo para quienes viven ahí, sino para los vecinos o los que trabajamos a los alrededores, imagínate que se cae algún edificio, es un riesgo para toda la zona, incluso para los transeúntes”.