Calderón rompe el jarrón chino

Calderón rompe el jarrón chino
Por:
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Julián Andrade

El expresidente Felipe Calderón está en campaña. A su manera está resolviendo el dilema del jarrón chino.

Uno de los temas pendientes de nuestra democracia es el de qué hacer con quienes gobernaron el país. No es un asunto privativo de México, pero aquí se acentúa por cuestiones históricas.

El exmandatario español Felipe González describió la suerte de los que dejan el poder después de la cúspide y encontró la figura del jarrón, porque es un objeto de alto valor pero que no siempre se encuentra el lugar para colocarlo.

Calderón, por la vía de los hechos, está cambiando la situación. Hace bien. Es absurdo que sigamos añorando y hasta promoviendo reglas que provenían de otra época.

El silencio de los expresidentes respondía a un régimen en el que la sucesión se determinaba desde el propio poder y en donde se tenía que dar paso a nuevos liderazgos cada seis años.

El presidencialismo requería de ciertos arreglos para garantizar estabilidad, pero la llegada de la normalidad democrática hace que eso sea irrelevante.

Los expresidentes tienen mucho que aportar a la vida pública y es un desperdicio condenarlos a las tinieblas y a una suerte de exilio interior.

Insisto: lo que hagan o dejen de hacer es su responsabilidad. Vicente Fox, por ejemplo, no tiene empacho en opinar de temas diversos e incluso en apoyar propuestas, muchas de ellas contrarias al partido en el que militó en el pasado.

Los priistas son más cautos, porque provienen de un momento distinto.

En todo caso, lo importante son la lealtad institucional y el compromiso que deben asumir los exmandatarios, pero es bueno que mantengan y hagan públicas, si lo consideran adecuado, sus preferencias electorales.

Los límites, en todo caso, se encuentran en contextos políticos específicos, pero no deben ir más allá de eso.

Sin quien gobernó México de 2006 a 2012 hace proselitismo, ya serán los propios votantes los que determinen qué tan funcional es esto.

Ésa es la clave, porque los ciudadanos saben lo que hacen y cuentan con la experiencia para valorar cualquier tipo de propuesta.

Por lo pronto, Calderón ha viajado por el país para respaldar algunas candidaturas del PAN y supongo que de paso para ir reconstruyendo una corriente que le sirva a Margarita Zavala en su intención de presidir su partido.

Será interesante ver cómo resulta la campaña calderonista, pero, por lo pronto, no pinta mal y anuncia el final de la maldición del jarrón chino. Ojalá.

julian.andrade@3.80.3.65

Twitter: @jandradej