Ciencia de la precontingencia

Ciencia de la precontingencia
Por:
  • larazon

Soy poeta y en el aire ya no las compongo, porque está muy contaminado. Más que poesía lírica, la región más transparente se merece un “Rap del IMECA” o, acaso, una “Oda a la lluvia... ácida”. El único invernadero que conocen mis hijos no es un lugar, sino un efecto. Y el sol, al que ayer cantaba Pellicer, hoy es un gigantesco radiador.

Exagero, por supuesto, para efectos dramáticos, pero no mucho. Lo cierto es que escribo esta columna en plena “Precontingencia Atmosférica Ambiental por Ozono”. ¿Qué es exactamente eso? Que, debido a las altas temperaturas y al viento débil, los contaminantes del aire no se dispersan bien y los puntos del Imeca se disparan. ¿Sobrará explicar qué es el Imeca? Todos los niños del Distrito Federal saben, a estas alturas, que no es un descendiente mutante de los aztecas, sino el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire, y que sirve para informar a la población, cada hora, sobre la limpieza o contaminación del aire en la ciudad de México y su zona metropolitana. Una sociedad que necesita saber, cada hora, si el aire que respira representa un riesgo para la salud, debe estar un poco estresadita. O no: la mayoría de los chilangos se pasan el Imeca por el Monumento a la Revolución y se siguen (¿nos seguimos?) exponiendo al aire libre, usando el coche en exceso, fumando y hasta quemando llantas en rituales idiotas que dejarían estupefacto a cualquier ciudadano alemán. Pero eso es exactamente lo que la Secretaría del Medio Ambiente recomienda no hacer cuando hay precontingencia, ya no digamos contingencia. Nos vale. Acaso hemos generado pulmones de asbesto y ya somos inmunes. Acaso somos nosotros los descendientes mutantes de los aztecas.

Según los valores del Imeca, la calidad del aire puede ser buena (de 0 a 50 puntos), regular (de 51 a 100), mala (de 101 a 150), muy mala (de 151 a 200) y extremadamente mala (más de 200). Según dicha puntuación, las recomendaciones son, respectivamente: adecuada para llevar a cabo actividades al aire libre; puede llevar a cabo actividades al aire libre; evite las actividades al aire libre; evite salir de casa y mantenga las ventanas cerradas; y por último: proteja su salud, no salga de casa... Suena ideal para una secuela de Blade Runner filmada en Iztapalapa, ¿no?, se antoja para tramar ficciones futuristas, pero sepan que el lunes alcanzamos un máximo de 172 puntos. La superproducción ya se está filmando, los protagonistas somos nosotros y el director es… ah, no hay director, el pueblo está improvisando.

El martes se anuncia un máximo de 92 puntos Imeca y un Índice de Radiación Ultravioleta (IUV) de 2. El IUV informa a la población sobre el tiempo que puede permanecer expuesta a los rayos del sol según su tipo de piel, que va de “muy clara” a “muy oscura” pasando por “clara”, “morena clara”, “morena oscura” y “oscura”. A partir del valor del IUV y el tipo de piel, se obtiene el tiempo de exposición máxima recomendable en minutos. Por ejemplo, si usted tiene la piel morena-oscura y el IUV está en 4, el tiempo de exposición es de 55 minutos. No conviene autoengañarse: mientras más prieto, más podrá disfrutar de las calles de la ciudad. Por el contrario, si usted es una persona “muy clara” y el IUV está en 15 (escenario extremo), el tiempo de exposición es de 8 minutos. La página web de la Secretaría del Medio Ambiente del DF, de donde he sacado todos estos datos, no dice qué pasaría si esa persona se expusiera durante más tiempo a los feroces rayos del sol metropolitano, pero supongo que será algo muy parecido a una parrillada.

No son, pues, días comunes y corrientes. No son tiempos comunes y corrientes, pero, ¿cuáles lo fueron? Estas líneas no quieren ser amargas ni quejumbrosas. Para eso tenemos a Javier Marías todos los domingos en El País Semanal. No quiero hablar de Smógico City, como lo hace mi querido José de la Colina desde Milenio. Somos habitantes de la ciudad de México, respiramos un poco de caca, nos adaptamos y nos reímos. Las contingencias nos fortalecen. Y, con un chirris de sentido común, usamos el coche lo menos posible y no hacemos jogging en Patriotismo. Ninguno de mis amigos quema, que yo sepa, llantas, y prácticamente todos dejaron de fumar. No me voy a poner a llorar porque el cielo azul de la infancia hoy se incline más bien hacia el café. Es una pérdida de tiempo. Prefiero, si es posible, reciclar mi basura, tomar el Metrobús y seguir trabajando.

fdm