Comercio exterior, inversión y migración

Comercio exterior, inversión y migración
Por:
  • Carlos Urdiales

Temas para el segundo debate entre los cuatro candidatos a la Presidencia este domingo, después de la final del futbol. Con formato distinto, de interacción entre participantes y un público presente y actuante.

Líneas temáticas que además de pertinentes van a mostrar, o exhibir, las visiones que AMLO, Anaya y Meade (El Bronco bromea), tienen sobre el TLCAN en el limbo, sobre México y los mercados globales o el nacionalismo comercial, más productividad, pero con mejores salarios, sobre la inversión pública, privada y mixta para el desarrollo social.

Qué plantean para la frontera norte, pero también para la del sur; qué ofrecerán a los connacionales que Donald Trump expulse y qué ofrecer a los hermanos centroamericanos varados en México necesitados de asistencia de todo tipo y expuestos a la barbarie del crimen organizado. Y las costas. Y los cielos.

Temas complejos repelentes a simplismos retóricos, que no se satisfacen con patrioterismo. AMLO, Anaya y Meade necesitan probar que tanto ellos como sus equipos conocen los fenómenos sociales, económicos y culturales que esos tres ejes temáticos detonan.

Para José Antonio Meade será la oportunidad, no última pero sí importante, para mostrarse no sólo como el candidato más sólido en lo técnico y en lo administrativo, sino también como el político en ciernes capaz de hablar con sencillez, emoción y empatía. Para Ricardo Anaya es el momento de exponer que además de ser trilingüe, entiende de políticas públicas integrales y transversales.

Para López Obrador el segundo debate amplificará sus formas que dicen, siempre revela el fondo, gesto adusto, autoritario, ademanes que nutren sus mitos negros. El foro televisivo le es adverso, el reloj lo mocha y distrae, le juega en contra. Compartir el escenario expone detalles que en templetes, plazas y apretones se diluyen.

Sin embargo, por mal que le vaya a AMLO la noche del domingo, el lunes amanecerá conservando su ventaja en las encuestas.

En cambio, Meade y Anaya saldrán de Tijuana con grandes expectativas. El candidato del PRI de acercarse a Anaya y evitar su desplome por adelantado, como la mercadotecnia de voceros de Anaya lanza cada que se les presta o alquila un reflector “que Meade ya no cuenta”.

Para el panista, la ambición añeja es consagrarse como única opción antipeje viable. ¿Confiable? Eso es otro tema. Si algo ha frenado una cargada clara y contundente a favor del queretano es su fama de político traicionero. Como sea, el debate mostrará al panista que ya conocemos, polemista articulado, un natural de las cámaras y público, un forista. ¿Estadista? Veremos.

Los pétalos de Margarita. Cuando Margarita Zavala dijo adiós en Tercer Grado de Televisa, la expanista dejó pistas de lo que ve y calla. Cuando Raymundo Riva Palacio se refirió a la fractura del PAN, Zavala respondió: “yo no soy la causa”. Fue Anaya. Sobre sus razones la excandidata culpó a la inequidad en todos lo rubros y ante semejante coyuntura no quiso dejar a sus seguidores con el dilema ético de entre votar por ella o por quienes realmente puedan (en plural) pelear (contra AMLO) por la Presidencia.

Cuando Denise Maerker le preguntó sobre las presiones de empresarios para que declinara por Anaya, ella dijo que más que presión lo miraba como la libre expresión de las ideas. Es decir, la presionaron. Explicó que pesó más la realidad que miraba y su obligación por ser honesta. Margarita no recomienda ni sugiere. Lo que haga ella será diferente. Y algo hará.

Joaquín López Dóriga quiso saber en qué momento tomó la decisión, cómo y cuándo llegó a ella. Margarita aguantó, no soltó detalle “frente a mí, escuchando al equipo, en un proceso social, familiar”. Habló con cada uno de sus hijos y con Felipe por separado, conclusión muy personal la cual, dijo, ha sido la más difícil de su vida política.

Una declaración política cívica. Margarita se marchó, pero no se marchitó; una renuncia en aras del mejor posible y evitar un mal mayor. Quedan dos y no uno para intentarlo. Ella no recomienda, actúa y asume.