Conflicto, posconflicto y paz

Conflicto, posconflicto y paz
Por:
  • jaume

Visité Colombia la semana anterior. En las conversaciones que tuve con varios colegas acerca de la situación política de ese país hermano, salió el término “posconflicto” para caracterizar la etapa histórica en que entrará la sociedad colombiana en caso de que se ratifiquen los acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla.

Pedí que me explicaran qué entienden allá por posconflicto. Lo que me respondieron es que de acuerdo con varios estudios sobre el tema conviene distinguir tres momentos en una situación violenta como la colombiana: el de un conflicto social, el del posconflicto y por último, el de la paz alcanzada. El segundo es una etapa de transición en la que se harán los ajustes necesarios para poder construir una paz plena y duradera.

Doy un ejemplo: no se puede esperar que al fin formal del conflicto se alcance de inmediato una reconciliación entre los antiguos enemigos. En el posconflicto hay que decidir si algunos de los actores involucrados serán sometidos o no a la justicia y, por lo mismo, no es un momento para esperar el perdón. No obstante, desde el primer día de esa etapa intermedia se debe empezar a trabajar para propiciar una armonía social.

México no tiene un conflicto como el de Colombia. Aquí no hemos tenido una fuerza guerrillera como la de ese país. Sin embargo, padecemos una serie de conflictos que nos tienen en una situación crítica.

Me parece que para encontrar una salida de la crisis en la que nos encontramos necesitamos mayor imaginación. Tenemos que concebir escenarios futuros que sirvan como mapas de ruta. Padecemos un grave déficit de modelos y categorías que nos permitan entender mejor nuestra situación y, sobre todo, diseñar con solidez y rigor soluciones posibles a los problemas que nos aquejan.

La triple distinción entre conflicto, posconflicto y paz que se usa en el discurso teórico y político en Colombia es un ejemplo de una estructura sencilla que permite formular un plan de acción hacia futuro. Como ya dije, México no es Colombia; sin embargo, pienso que México puede aprender de Colombia: alguna secuencia como la de conflicto, posconflicto y paz podría servirnos para hacer planes con mayor latitud.

¿Qué se ha pensado para el momento en que termine el conflicto entre el Estado y la CNTE? ¿Hay algún plan de acción para restablecer la tranquilidad y el orden en esa zona del país?

¿Qué plan hay para restituir el tejido social en las regiones que han sido asoladas por el crimen organizado? ¿Qué pasos tomar para curar las heridas colectivas?

Ni el gobierno ni los partidos políticos de oposición parecen tener respuestas a estas preguntas.

La crisis de México es, en buena medida, una crisis de imaginación teórica. Sin una doctrina política adecuada será difícil que concibamos un futuro distinto.

guillermo.hurtado@3.80.3.65

Twitter: @Hurtado2710