Consulta popular y popularidad

Consulta popular y popularidad
Por:
  • larazon

Pablo Hiriart

Hay señales de que el gobierno estaría abierto a una consulta nacional, a realizarse el próximo año, sobre la pertinencia de la reforma energética. Eso tiene aspectos negativos y positivos.

Lo malo es que sería inconstitucional, pues la Carta Magna establece que solo puede ser modificada por las dos terceras partes del Congreso y la mitad más uno de los Congresos estatales.

Sería un mal precedente someter a consulta popular algo que deben resolver los legisladores, pues se trata de una materia especializada.

Para legislar sobre la reforma energética viajaron por el mundo. Estudiaron en comisiones. Contrataron asesores. Debatieron. Hicieron foros con especialistas nacionales y extranjeros…

Todo eso, ¿para qué? ¿Para acabar haciendo una consulta popular? Se hubieran ahorrado todo el trabajo anterior.

Por algo existen los Congresos. Los legisladores, buenos o malos, llevan la representación popular, pues de esa manera se le da eficacia al sistema democrático. ¿Ya no va a ser así?

Craso error sería dejar en el limbo a la reforma energética hasta que se vote en una consulta, pues implicaría posponer un año y medio las inversiones que se requieren en ese ramo.

La democracia directa funciona, algunas veces, para decidir cuestiones de índole práctico, como son el establecimiento de parquímetros, pero no pueden someterse a consultas populares los temas técnicos, tributarios, o los derechos humanos.

Pueblo de México: los hidrocarburos ¿hay que transportarlos en pipas o por poliductos? Ridículo.

La consulta, sin embargo, tendría un aspecto positivo. El gobierno y las fuerzas políticas modernizadoras tendrían que dar la batalla ideológica, cosa que no han hecho.

Han dejado que los conservadores, en los medios masivos, mientan impunemente en torno a la reforma energética y el libre comercio.

Los modernizadores no se han tomado la molestia de convencer con ideas, y se han limitado a realizar unos cuantos anuncios publicitarios que explican algunos beneficios de las reformas.

Con una consulta popular tendrían que debatir la sustancia de su proyecto. Y apreciarían el valor de los indicadores de popularidad.

La eficacia por sí sola no basta. Hay que convencer, y hay que lucir la eficiencia.

No se trata de fomentar el culto a las personas ni de acumular popularidad en el vacío, por el solo hecho de tenerla.

Los líderes necesitan popularidad porque encarnan un proyecto. Es ese proyecto es el que requiere el respaldo de las mayorías.

México tiene en marcha un proceso modernizador que es histórico. Y necesita respaldo popular a través de un liderazgo, el del Presidente de la República que elegimos en julio pasado.

phl@3.80.3.65

Twitter: @PabloHiriart