Descomposición en Chiapas y Michoacán

Descomposición en Chiapas y Michoacán
Por:
  • larazon

Pablo Hiriart

Lo que ocurre en Chiapas ya es demasiado. Un millón 200 mil alumnos no tienen clases desde hace 84 días, y no pasa nada. Bueno, sí pasa. Chiapas está en ruta de convertirse en lo que es ahora Michoacán: un estado sin gobierno donde priva la ley del más fuerte.

Y para ser el más fuerte hay que armarse hasta los dientes, tomar alcaldías, tener formaciones militares e ignorar al gobierno, pues de todas maneras no sirve para nada.

Nos estamos acostumbrando a ver lo que ocurre en Michoacán, donde circulan caravanas de camionetas con gente armada para defender o atacar en algunas regiones, y las autoridades civiles se encuentran rebasadas por completo.

Lo de Michoacán tiene poco tiempo, relativamente. Comenzó en el sexenio de Lázaro Cárdenas Batel y esa enigmática y no confirmada solicitud de apoyo al gobierno federal para que entrara el Ejército.

Luego siguió la descomposición con Leonel Godoy, donde se cogobernó con el narco y el grupo de “autodefensa” de la naciente La Familia Michoacana tuvo el apoyo oficial.

Hoy el enemigo a combatir en ese estado es, precisamente, La Familia Michoacana o como se llamen sus nuevos tentáculos. Y es combatida por grupos civiles que se arman para empezar, otra vez, la autodefensa.

Ese círculo perverso y violento en Michoacán tiene a la entidad fuera del control de la autoridad civil, y las fuerzas militares no son suficientes para contener a tanta pandilla armada.

Lo de Chiapas va por ese camino, con una agravante: en ese estado hay cuando menos dos organizaciones guerrilleras que tienen una estructura militar formada, con mandos, tropa, disciplina y base social.

Resulta inexplicable que después de miles de millones de dólares invertidos en Chiapas, el estado se encuentre en una situación de precariedad política que linda con la frontera del desgobierno.

Manuel Velasco Suárez decidió pagarles el sueldo a los maestros de la Coordinadora que no han impartido un solo día de clases desde que inició, teóricamente, el actual ciclo escolar.

Si Velasco pagó, es porque tiene miedo.

Lo tienen contra la pared.

No sabe qué hacer, más que ceder, ceder y ceder.

En Chiapas hay estructuras guerrilleras que trabajan para “agudizar las contradicciones”, es decir, para que la situación del estado se descomponga aún más, y en su momento actuar.

Hace un par de meses hubo una marcha de zapatistas encapuchados y en silencio: eran muchos. No ha habido la habilidad para ganarle pueblo a la guerrilla.

La demostración de debilidad del gobierno estatal al pagar sueldos a los miembros de la Coordinadora, que son los únicos del país que no imparten clases pues están en huelga total, es preocupante.

Es que si se vuelve a incendiar Chiapas, el país entero estará en problemas.

phl@3.80.3.65

Twitter: @PabloHiriart