Elogio al disparate

Elogio al disparate
Por:
  • larazon

Alejandro Arbide

“El que tiene un porqué en su vida, puede soportar casi cualquier cómo”

F. Nietzche

Es que sin futbol, sin música, sin libros, sin series, la vida sería muy aburrida. No te da espacio para el delirio y la locura. ¿O acaso no es insensato ver una y otra vez partidos que suelen ser una gran frustración? Cómo entender a un aficionado o a muchos de ellos gritando sandeces. Muchas de las cuales van en contra de su propio equipo. El equipo de sus amores. Simple locura.

Ah, pero solo yo puedo hablar mal de mi equipo. Cada vez que escucho al final de un partido de la selección mexicana “jugamos como nunca, perdimos como siempre”, me dan ganas de colgar el teléfono o salirme enfadado de donde esté. ¿Y los grises? México no pierde siempre. Ni juega como nunca.

El futbol es de altas y bajas. De ratos. Y son esos ratos donde la felicidad se asienta para desaparecer repentinamente, en un segundo. En un un segundo cruel. Justo cuando menos lo esperas llega desde la banda, y en tiempo extra, un tiro de un argentino —cuyo nombre me rehuso a escribir— para terminar de golpe con la ilusión de un quinto partido.

Y así, perdemos contra Argentina y echamos todo por la borda. Perdimos como siempre. No, señor. Hace dos años ganamos una medalla de oro en Londres. Pero aquí seguimos instalados en el “no somos nada” porque nunca llegaremos a ser campeones del mundo. Como si no compitieran los de enfrente. Argentina domina al mundo. Su escuela, pues. De ahí es el mejor jugador de la actualidad, de ahí salen los técnicos del Barcelona y del Atlético de Madrid. De ahí nace el estilo que Guardiola recrea hasta en Alemania. Sus maestros, dicho por él, fueron Bielsa, Menotti y La Volpe. Perdimos contra los albicelestes pero nuestra exigencia es total. O ganan el cuarto partido o no son nada.

No son nada pero seremos, después de los brasileños, la afición más numerosa del Mundial. Otra vez. Desde México y desde los Estados Unidos llegarán miles de compatriotas a apoyar al tricolor. A pesar de que la tiene complicadísima. A pesar de que la preparación fue un fracaso. Pero la esperanza se mantiene. Ganarle a Brasil en Brasil, puede ser. ¿Locura? Sin duda. Pero es también el triunfo de la esperanza. Una esperanza dolorosa pues la selección, tarde o temprano, será derrotada.

¿Será derrotada? No lo sabemos con certeza. Aunque los dueños del dinero ya ven tan improbable el avance de México que prefieren hacer su “cash out”.

Cuatro partidos en doce días, justo antes del Mundial. ¿Agotamiento, lesiones, imponderables? Qué importa. Vendamos antes que se acabe la algarabía.

Como aficionado, me preocupa. Pero como aficionado, no me perderé ninguno de esos partidos. Así juegue contra la colonia Del Valle, ahí estaremos.

 +2. “Había descubierto, después del partido contra Swindon, que la lealtad, al menos en términos de futbol, no era una elección moral como la valentía o la compasión, sino que era más como una verruga o una joroba, algo que te toca”. Nick Hornsby, Fever Pitch.

Twitter: @arbide09