Estados Unidos se acabó

Bob Dylan escribió y luego cantó que las reglas en esta vida estaban hechas tanto para bufones como para reyes y que lo único de lo que nos debemos cuidar es de los espejos y juegos de la gente.

Es triste lo que le pasa a Estados Unidos. Por miedo(=Trump) se creyó que seguir igual(=Clinton) es la solución. ¡Por Dios, Alá, Buda, Shiva y Quetzalcóatl! Estados Unidos era el líder de este planeta. En política, ya perdió ese privilegio.

Tanto Clinton como Trump son carne del mismo cuerpo: son dos personas ricas y blancas que esconden su vejez tiñéndose el cabello de güero; exhalan aire solo para pronunciar sus apellidos y no para enaltecer sus ideales.

Ejemplifican el tipo de gringo que el mundo detesta. Son arrogantes, despóticos y totalitarios (véase la boca cerámica de Donald y la guadaña en la sonrisa de Hillary). Ambos, se sienten pan en el horno, inflados, ricos, hasta tostados/tocados por Dios.

Son personas que no entienden porque saben demasiado, que desde la infancia tuvieron globos grandes para tapar el sol y la luna, y su primera palabra fue “yo”. No imaginan el Futuro porque buscan derrotarse con el Pasado para gobernar el Presente.

En ningún debate se habló de cómo la narrativa de la historia humana cambiará con la introducción de “Big Data” o de cómo Internet ha democratizado al periodismo, la fotografía, la filantropía, la pornografía, la comedia y la política. Tampoco se argumentó mejorar la efectividad, el poder y la soberanía de los Estados-Nación, ni de lo coja que está la Democracia porque ya agencias y estructuras supranacionales (incluye la ONU y los grupos terroristas) le quitan dinero, control, recursos, guerreros y pensadores.

Bob Dylan escribió que los peligros desconocidos inspiran los más grandes terrores y en los debates nadie imaginó el futuro de la economía e-commerce o la inclusión del bitcoin. No se propuso una realidad aceptable donde todas las creencias y religiones quepan. No se supo empatar la inmortalidad que busca la ciencia con la igualdad que se encuentra en el llanto al respirar por primera vez en este planeta.

Las elecciones no fueron el reflejo de un país donde se ingenia el futuro y se diseña el mañana, la envidia del mundo. Fueron un espejo opaco donde se embelleció el aburrimiento y se maquillaron las arrugas (¡Ni siquiera hablaron de los adultos mayores!). Ninguno explicó cómo es que vivimos en tiempos donde los gobernantes presumen la transparencia y la rendición de cuentas y a la vez son Snowden y Assange los hombres más perseguidos del mundo.

Bob Dylan escribió y cantó que hasta el presidente de Estados Unidos debe de pararse alguna vez desnudo frente al espejo. Estos dos candidatos son el juego de espejos en el que ya no cree la población porque ninguno tiene el valor de aceptarse en cueros ni de dormirse con el olor natural de su piel.

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