Fantasmas en la DEA

Fantasmas en la DEA
Por:
  • julian_andrade

México tiene una buena carta para negociar con Estados Unidos y es la de la seguridad. No la ha utilizado, pero más vale que lo haga. Agencias como la CIA, la DEA, el ICE o el FBI requieren de cooperación en diversos temas de la agenda bilateral. Desde hace algunos años se hacen trabajos de fusión de inteligencia en las oficinas que la CIA tiene en la Ciudad de México. El propósito es contar con análisis que sirvan para la toma de decisiones en las estrategias que se siguen para combatir a grupos del crimen organizado. El acceso a información recabada por las policías de nuestro país resulta también vital para el trabajo que Estados Unidos realiza en su territorio.

Los agentes, mexicanos y extranjeros, se coordinan más allá de los vaivenes de la política exterior, pero es probable que las presiones compliquen las cosas ante un panorama incierto por la volubilidad del presidente Donald Trump.

El lunes urgió al gobierno mexicano a “parar el tráfico de drogas” hacia su país. El canciller Luis Videgaray le hizo saber que el problema tiene que ser enfrentado a partir de responsabilidades recíprocas.

Ante un escenario normal la bravata no importaría, porque los policías y los expertos de ambos lados de la frontera tienen muy claro que el problema no se va a resolver ni ahora ni nunca y que la única alternativa es irlo administrando.

Pero no hay nada de normal con Trump y por eso sería importante el exigir cuentas por la mala actuación de los agentes de la DEA. Historias hay varias, pero una de ellas es de terror: Y ocurrió en Allende, Coahuila, donde centenares de personas fueron desaparecidas y asesinadas por una filtración de información.

ProPublica reveló que agentes de la DEA obtuvieron los teléfonos, en marzo de 2011, de dos de los mandos más importantes de los Zetas, los hermanos Miguel Ángel y Omar Aguilar Treviño.

Compartieron la información con algunos policías mexicanos que habían sido capacitados por la DEA y a los que les tenían confianza, pero uno de estos agentes informó a los sicarios.

La venganza, por supuesto, no se hizo esperar y una sobra, que aún persiste, se adueñó de Allende.

La DEA ocultó durante años esta información y sólo se supo que el ataque a la población respondió a una deuda con Los Zetas. De ello escribí en La Razón (Fantasmas en Coahuila http://www.3.80.3.65/fantasmas-en-coahuila/) en 2014.

La responsabilidad de la agencia encargada de combatir al narcotráfico es evidente y deberían haber consecuencias.

Estamos hablando de familias rotas y vidas cercenadas por la omisión y negligencia.

De eso y otras cosas se tendría que discutir con Trump, para que se haga cargo de los muertos que también tiene en el clóset.