Haciendo universidad

Haciendo universidad
Por:
  • Gabriel-Merigo

“Nosotros moldeamos a nuestros edificios, de

ahí en adelante son éstos los que nos moldean”

Winston Churchill

 

“Estamos aquí, en suma, haciendo universidad en el más amplio sentido, integrando el pensamiento, el anhelo y la labor de todos a través de la cultura. No estamos poniendo una primera piedra en el primer edificio de la Ciudad Universitaria, estamos poniendo una piedra más en la fervorosa construcción de nuestro México.”

Éstas son las palabras expresadas por el arquitecto Carlos Lazo en su intervención, el 5 de junio de 1950, en la ceremonia con motivo de la colocación de la primera piedra de la Ciudad Universitaria en el rocoso terreno de las faldas del volcán Xitle, en el sur de la Ciudad de México. Este acontecimiento que coronaba los esfuerzos de varios personajes, sin cuya visión de futuro no hubiera sido posible este parteaguas histórico, fue la respuesta al desarrollo de la máxima institución educativa que demandaba mejores condiciones para sus actividades sustantivas. Los nuevos tiempos exigían la mudanza de las carreras universitarias del centro de la ciudad, para ubicarse en un campus moderno, con grandes áreas abiertas y espacios capaces de conjuntar el humanismo de los clásicos con el desarrollo científico propio de la época. En la medida en que las escuelas y facultades se fueron incorporando a este flamante campus universitario del Pedregal de San Ángel, a partir de su inauguración en 1954, se empezó a despoblar el centro a falta de las actividades académicas y de los innumerables servicios que generaba la vida universitaria.

Cientos de establecimientos que se ubicaban en el grupo de manzanas que conformaban el barrio estudiantil tuvieron que cerrar sus puertas afectando sustancialmente el tejido social y la economía de la comunidad, mismos que ni con el paso del tiempo lograron recuperarse del todo.

Sin embargo, a pesar del retroceso económico y social que sufrió el Centro Histórico, la universidad conservó en ese lugar varios monumentos artísticos e históricos, cuya calidad arquitectónica y urbana los mantuvo en uso y a la fecha, este conjunto de edificios, calles, plazas y jardines se identifica como el Antiguo Barrio Universitario. Monumentos como el Palacio de Minería, la Academia de San Carlos, el ex Colegio de San Ildefonso, la Antigua Escuela de Jurisprudencia y otros más, en estos años han retomado su presencia y liderazgo social, asumiendo funciones de la Universidad con acciones de docencia, investigación y difusión de la cultura, ayudando a reconstituir el tejido social seriamente dañado hace seis décadas. Así es como el tiempo y los recuerdos han dado nueva vida a ese entorno que se nutrió hace muchos años con la presencia de la Universidad. Sus inmuebles históricos han fortalecido su ubicación en el centro y retomado nuevos usos, haciendo valer su aportación a la sociedad como construcciones independientes o bien dando curso a la sinergia de su trabajo conjunto.

“ Seguimos haciendo universidad”, diría Carlos Lazo ante el inminente regreso de la institución al Centro 60 años después, “integrando el pensamiento, el anhelo y la labor de todos a través de la cultura”, con el fin de enriquecer y darle nueva vida al Antiguo Barrio Universitario.