La historia de un prodigio que se educó en una escuela inventada

La historia de un prodigio que se educó en una escuela inventada
Por:
  • larazon

Mónica Garza

“El ballet es mi herramienta para lograr algo, poner mi granito de arena. No te puedo decir que voy a cambiar a México, no voy a cambiar al mundo ni mucho menos, pero si voy hacer mi parte, y esta es mi parte”...

Isaac Hernandez, Bailarín mexicano

Este mes de abril cumplirá 24 años de vida el bailarín mexicano Isaac Hernández, hoy reconocido por las máximas autoridades internacionales como uno de los mejores bailarines de ballet clásico en el mundo.

Conocí a Isaac hace un año y me impresionaron de él muchas cosas. Su forma de llenar un espacio con esa figura espigadísima, su hablar tranquilo y mesurado, y su cultura evidente en el uso impecable del español. Demasiado correcto para un joven de entonces sólo 23 años.

Pero más me impresionó su historia, sobre todo al enterarme que antes de dejar México a los 13 años para estudiar danza en Estados Unidos, Isaac nunca había pisado un aula de clase en una escuela tradicional.

Nació en Guadalajara en 1990, siendo el séptimo de diez hermanos. Desde muy pequeño mostró sus aptitudes para la danza y muy temprano les dijo a sus padres que a eso quería dedicarse. Ellos, que también eran bailarines profesionales, lo primero que hicieron para enfocarlo en ese arte, fue alejarlo de lo que consideraban un sistema educativo limitado y obsoleto. Tomaron la decisión de centrar la energía de Isaac en la danza desde los ocho años y tomaron la decisión extrema de no llevarlo a ninguna escuela.

El padre de Isaac dejó la danza porque con eso no le alcanzaba para mantener a sus 10 hijos. Hizo trabajos de albañilería, carpintería y pintura. Pero también hizo en el patio donde tendían la ropa en casa, una barra de madera que fijó a una pared, compró unas tablas para adaptar un piso y ahí tomaron, Isaac y sus hermanos, instruidos por su padre, sus primeras clases de danza clásica.

La madre de Isaac se ocupó de ser la maestra de una escuela adaptada para sus hijos. En una casa muy sencilla lograron tener un cuarto especial donde pusieron sillas y mesas para todos y los útiles necesarios. Ambos padres se dividían la enseñanza. Ella daba matemáticas, español, inglés y música. Él, geografía, ciencias sociales e historia. Había horarios, tareas, incluso uniforme, pero nunca dedicaban más de tres horas diarias a los libros de texto. Cada tanto, con las guías de apoyo del sistema oficial, los niños iban a la SEP a presentar los exámenes para obtener los certificados correspondientes a su educación básica y media, y siempre los lograron.

Gracias a la perseverancia de su madre, Isaac consiguió algunos apoyos del estado de Jalisco y otros de Conaculta con los que a los 12 años llegó a Estados Unidos a competir y ganar la medalla de oro en el Youth American Grand Prix en Nueva York. Y ese sería el principio de un camino de determinación que lo llevaría a pisar los más importantes escenarios del mundo, siendo en muchas de las veces el primero y único mexicano en haberlo conseguido.

No todos saben por ejemplo que en el año 2005, Isaac Hernández hizo historia en Moscú, al convertirse en el primer mexicano, y tercer bailarín en la historia, en ganar la medalla a la excelencia en técnica rusa. Algo que antes, sólo habían conseguido los legendarios bailarines rusos Rudolf Nureyev y Vladimir Malakhov.

Cuando cumplio los 18 años, Isaac Hernández consiguió su primer contrato oficial en el American Ballet de Nueva York y poco después, fue invitado a unirse al San Francisco Ballet, una de las compañías dancísticas más importantes en Norteamérica. Pero en 2012, el bailarín mexicano cumplió su sueño más acariciado al convertirse en primer bailarÍn en Europa, cuando el Het Nationale Ballet de Holanda anunció la integración a sus filas del mexicano. Desde entonces Isaac vive de forma permanente en la ciudad de Ámsterdam.

Esta historia extraordinaria para mÍ es siempre una invitación a la reflexión sobre nuestros jóvenes y su educación. Muchísimos tienen con Qué destacar, desafortunadamente hemos equivocado por demasiado tiempo el Cómo. La factura ha sido muy alta... ¿cuánto tiempo más queremos seguirla pagando?

monica.garza@razon.mx

Twitter: @monicagarzag