La moción de censura y la caída de Rajoy

La moción de censura y la caída de Rajoy
Por:
  • leonardo-nunez

La semana pasada escribía en esta columna acerca del Caso Gürtel, la sentencia a un esquema de financiamiento ilegal y corrupción política en el Partido Popular, el partido del, en ese momento, presidente Rajoy, y cerraba diciendo “Ahora el partido del presidente tendrá que hacerse cargo de las consecuencias de su corrupción institucional y todo ese dinero bajo la mesa.”

Una semana después, las consecuencias llegaron: Mariano Rajoy se enfrentó a una moción de censura presentada en el Congreso de los Diputados y fue obligado a dimitir, para darle su puesto a Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Para los que vivimos en un sistema presidencialista, el concepto de moción de censura nos parece algo extraordinario, ajeno y prácticamente desconocido. Por el contrario, en cualquier sistema parlamentario o semiparlamentario, es una institución de lo más normal. Una moción de censura es un mecanismo de pesos y contrapesos en el que el Poder Legislativo le retira su confianza al titular del Ejecutivo como respuesta a alguna crisis política, permitiendo el cambio de gobierno sin tener que esperar a que termine ningún periodo definido.

En el caso de España, este mecanismo se encuentra en el artículo 113 de la Constitución y dice a la letra: “El Congreso de los Diputados puede exigir la responsabilidad política del Gobierno mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura. La moción de censura deberá ser propuesta al menos por la décima parte de los Diputados, y habrá de incluir un candidato a la Presidencia del Gobierno.”

Desde su instauración en el texto constitucional de 1978, la moción de censura se había ejercitado en otras tres ocasiones: en 1980 contra Adolfo Suárez, en 1987 a Felipe González y al mismo Mariano Rajoy, en 2017. Ninguna de éstas había logrado obtener el total de votos necesarios, por lo que las crisis políticas pudieron ser capoteadas sin que el presidente renunciara. Sin embargo, la cuarta vez que se ejecutó, la semana pasada, los diferentes partidos representados en la Cámara lograron obtener los votos necesarios y expulsar a Rajoy.

Si bien no es la única variable a considerar, la solidez y lo demoledor de la sentencia del Caso Gürtel fueron elementos indispensables para la caída de Rajoy. Hay que recordar que el presidente en todo momento negó la existencia o tener conocimiento del sofisticado esquema de amañamiento de contratos e ingreso ilegal de recursos a su partido. En el mejor de los casos, señaló que se trataban de “casos aislados”. La sentencia judicial señaló que los testimonios de los testigos, incluido el de Rajoy, “no eran creíbles”.

Un escándalo de corrupción, combinado con un mecanismo institucional que permite lidiar con casos como éstos ha impedido que un presidente manchado por la desconfianza tuviera que permanecer más tiempo en su oficina. Tal vez debería ser hora de comenzar a revisitar todos esos temas de política comparada que han resistido a ser considerados, desde las mociones de censura hasta la segunda vuelta, que tendremos que analizar más adelante.