Latinoamérica desunida frente a Trump

Latinoamérica desunida frente a Trump
Por:
  • rafaelr-columnista

A la pasada quinta cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), celebrada en Santo Domingo, sólo asistieron ocho presidentes: Raúl Castro, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, Salvador Sánchez Cerén, David Granger, mandatario de Guyana, Jocelerme Privert, de Haití, además del venezolano Nicolás Maduro, que llegó el último día, y el anfitrión Danilo Medina. Como se aprecia a simple vista, la mayoría de los participantes pertenece al bloque de la Alianza Bolivariana (ALBA).

La CELAC tuvo un origen plural hace unos seis años años, cuando el presidente de México Felipe Calderón completó, en Playa del Carmen, el proceso de ampliación del Grupo de Río, iniciado por Lula da Silva en Brasil. Sin embargo, tal y como sucedería en Unasur, el bloque bolivariano, primero con Hugo Chávez y luego con Maduro, Morales y Correa intentó hegemonizar el foro, generando conflictos internos como los que se vieron en la IV cumbre de Quito, donde el presidente venezolano hostilizó verbalmente a la delegación argentina encabezada por la Vicepresidenta Gabriela Michetti.

Unos y otros repiten que el objetivo de la CELAC es lograr la “unidad en la diversidad”. Pero, ¿a qué diversidad pueden aspirar gobiernos cuyos medios califican como “golpistas” o “reaccionarios” a los gobiernos que no comparten la agenda geopolítica del ALBA? Esa diplomacia sectaria es el origen inequívoco de la crisis del integracionismo que se vive actualmente en América Latina y el Caribe. Una crisis que se manifiesta en la ausencia de tantos presidentes en Santo Domingo —muchos más de los que faltan a las muy criticadas cumbres iberoamericanas—, pero también en el diseño de la agenda.

La documentación disponible de la pasada cumbre dominicana permite concluir que se privilegiaron temas abstractos como el “desarrollo sustentable” junto a otros demasiado específicos como la soberanía de las Malvinas o la devolución de Guantánamo a Cuba. Varias cuestiones tratadas, como las de la pobreza, el narcotráfico, la migración o la igualdad de la mujer, son mucho más tangibles en la realidad actual latinoamericana. Tanto como otros tópicos, evidentemente relegados, como la corrupción, el autoritarismo, la inseguridad o la sistemática violación de derechos humanos en algunos países.

Con Donald Trump estrenándose en la Casa Blanca, con un programa de gobierno claramente dirigido a revertir algunos de los ejes del marco interamericano —libre comercio, migración legal y segura, colaboración para el desarrollo, derechos humanos—, la comunidad latinoamericana y caribeña carece de un foro consensuado, desde el cual contraponer un modelo de relación alternativa con Estados Unidos. Fuera de alguna retórica igual de aislacionista, que quisiera borrar a Washington del mapa, no se escuchó en Santo Domingo un liderazgo consciente de la gravedad de las acciones que está emprendiendo Trump contra América Latina y el Caribe.

rafael.rojas@3.80.3.65