Más locuras presidenciales

Más locuras presidenciales
Por:
  • larazon

Pablo Hiriart

Las locuras que comete el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, están llevando a su país a un callejón sin salida. O con una sola salida, en el momento final: otra locura, mayor y definitiva.

Ayer hicieron renunciar a una diputada para que su suplente le diera el voto que le faltaba al oficialismo y que Maduro pueda gobernar por decreto. Adiós Congreso.

En la semana ordenó al Ejército requisar jugueterías porque en su opinión los juguetes debían bajar de precio en Navidad y Reyes.

Ya lo había hecho con panaderías. Son establecimientos privados que se los apropia el Estado. Así, sin más.

El viernes por la noche Maduro ordenó al Ejército tomar una cadena de tiendas de electrodomésticos a la que acusó de especular con los precios, y metió presos a los gerentes de las sucursales.

Por instrucciones suyas, esa cadena de tiendas, despojada a sus propietarios y bajo control del Ejército, realizó ofertas con rebajas de 50 por ciento de las mercancías.

Ante el anuncio hecho por el gobierno, se dejó ir una avalancha de compradores que saquearon los anaqueles de las tiendas. Maduro culpó a “infiltrados” del vandalismo y la rapiña.

Hace poco más de una semana, el presidente de Venezuela adelantó, por decreto, la llegada de la Navidad, pues su pueblo —dijo— necesitaba alegrías.

Y un par de meses atrás juntó a una multitud a la que enseñó un pedazo de piedra que le llevaron de las excavaciones para la construcción del Metro de Caracas. Ahí estaba el rostro de Hugo Chávez, dijo.

La “aparición” de Chávez se dio, “casualmente”, en campaña electoral en importantes departamentos de su país.

Es que, en la mente de Maduro, Chávez tiene la costumbre de aparecerse en épocas de elecciones, con mensajes a los votantes.

Durante la campaña presidencial, en la que Maduro era candidato y Presidente a la vez, dijo que se le apareció el difunto mandatario en el patio de la casa materna de Chávez, en Barinas.

Contó a los venezolanos que llegó “un pajarito chiquitico y me dio tres vueltas acá arriba. Me decía: hoy arranca la batalla. Vayan a la victoria. Tienen nuestras bendiciones”.

Maduro abundó en esa anécdota que hizo pasar por un hecho real:

“Se paró (el pajarito) en una viga de madera y empezó a silbar un silbido bonito. Me le quedé viendo y también silbé. El pajarito me vio raro, me silbó un ratico, me dio una vuelta y se fue. Entonces yo sentía el espíritu de él. Chávez voló. Voló y está volando. Desde la vida eterna nos vigila”.

Bueno, ése es el estado psíquico de un Presidente que nos dice que bajó un avión mexicano, cargado de droga, pero quemó al avión con las evidencias, la droga desapareció y el único pasajero también se esfumó. Como el pajarito chiquitico.

phl@3.80.3.65

Twitter: @PabloHiriart