Ni Dios te va a dar un duro… ¿Y ahora qué?

Ni Dios te va a dar un duro… ¿Y ahora qué?
Por:
  • larazon

Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña

Sé que suena cruel y que a algunos les parecerá una provocación, pero hay que hacerse a la idea. Si se lleva meses paseando un Business plan por varios despachos, acudiendo a eventos y reuniones y no se recibe una respuesta clara, se tiene un problema. Pero no hay que preocuparse. La solución pasa por aceptar el momento y adaptarse. Es el momento de valorar fríamente qué se puede hacer y de ser prácticos. ¿Para quién es bueno el momento?

En mi opinión la gran zona media, la mayoritaria del tejido empresarial, tecnológico y emprendedor, es la más afectada. Los grandes proyectos de tecnología con modelos validados, números emergentes, y cierto éxito siempre tiran adelante. En cambio, los proyectos de tipo medio tendrán que demostrar que pueden crecer y subsistir sin fondos, que hay ingenio y que están “a punto de dar el salto”. A nivel de Startups creo que estamos volviendo a un escenario de 10 años atrás. Hoy la regla vuelve a ser: “no me cuentes qué quieres hacer, da los primeros pasos y enséñamelos”.

En este momento es más importante que nunca demostrar que eres emprendedor y poner en marcha, con los medios de los que se disponga, el modelo de negocio de forma sostenida. Hoy tiene más valor que vea que estás haciendo y no lo que me dices que podrías hacer. Estamos inmersos en un contexto económico en el que si no se avanza te quedarás atrás. Hay que adaptarse al medio.

 Es momento de tomar decisiones.  Hoy en día existen varias opciones para el emprendedor. La primera es ACEPTARLO relativamente rápido, sin perder el tiempo y dando vueltas a cosas macro que no se encuentran en nuestra mano solucionar. Lamentarse no acerca el éxito a tu empresa, así que hay que procurar no quemarse y no perder el tiempo deambulando por ahí sin sentido.

Hay que decidir si es el momento de tirarse a la piscina, de realizar uno mismo esa primera inversión inicial y poner el negocio en marcha, esperando que pasen 10 o 12 meses y nuestro negocio se haya situado entre los primeros cuando se abra el grifo nuevamente. Otra opción es optar por el paraguas de un gran grupo, buscar un socio industrial que permita crecer el negocio y que empiece a funcionar y minimizar costes. Ésta puede ser una buena solución inicial de guerrilla.

Pero también se puede aceptar que si la situación personal (gastos, hipoteca, familia…) no lo permite, a lo mejor es el momento de plegar alas, adaptarse al medio y “aparcar” unos años la idea de emprender.

A lo mejor, si no se encuentra financiamiento es momento de ser conservador y buscarse o seguir en el trabajo actual. Si se opta por esta última opción, aprovechemos el tiempo en madurar nuestro concepto, idea y proyecto. Se tiene unos años perfectos para ganar experiencia y formarse.

Ser conservador, con la que está cayendo fuera, no es tampoco una derrota y me parece una opción tan realista y válida como cualquier otra.

Alejandrosuarez.es