UNAM: preservar la autonomía

UNAM: preservar la autonomía
Por:
  • larazon

Salvador del Río

Donde hay educación, no

hay distinción de clases

Confucio

En 1929, después de una serie de luchas estudiantiles de gran contenido ideológico, la Universidad Nacional, fundada por Justo Sierra en los años postreros del régimen porfirista, se consiguió la autonomía de la que por muchos años ha sido considerada la máxima casa de estudios del país.

A ese logro siguieron las autonomías de muchas otras universidades del interior de la República. La UNAM está  ahora en uno más de los procesos para la designación de nuevo Rector, del género que sea, quien suplirá al doctor José Narro Robles en ese importante cargo de la vida académica del país.

¿Qué es, en esencia, la autonomía de las universidades? No, por cierto, como erróneamente se pretende, extraterritorialidad ni un estado de excepción frente o contra el Estado. Jurídicamente, la universidad forma parte del territorio  nacional y está sujeta a las leyes que lo rigen. La autonomía establece, además del gobierno propio de la universidad, su plena libertad de cátedra, sin sujeción alguna a las políticas del gobierno.

En el proceso para la renovación de la rectoría de la UNAM hay cuando menos diez destacados académicos que han propuesto sus candidaturas en plena libertad. No hay en la historia de la UNAM, un caso en la que el gobierno haya intervenido para el nombramiento de las autoridades,  del Consejo Universitario ni del rector de la casa de estudios. El hecho de que alguno o algunos de los postulantes a la rectoría hayan prestado servicios al gobierno, sin dejar sus actividades académicas, no significa injerencia por parte del Estado.

Que se recuerde, sólo una vez, desde la consecución de la autonomía de la Universidad Nacional, un gobierno intervino en la vida interna de la institución, cuya independencia se mantiene desde 1929. Grupos de choque comandados por Leopoldo Sánchez Duarte obligaron por la fuerza, con vejaciones y violencia, al rector Ignacio Chávez a presentar

su renuncia.

El hijo del gobernador de Sinaloa Leopoldo Sánchez Celis actuaba por órdenes de un siniestro personaje del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, Francisco Galindo Ochoa, quien poco antes de los acontecimientos de 1968, desde la sombra dirigió los actos vandálicos para echar fuera al rector a quien el grupo en el poder no toleraba su propósito de mantener a la UNAM como una institución de excelencia en la enseñanza y acrecentar su papel como generadora de profesionales y académicos que, surgidos de esa institución, por muchos años fueron factor fundamental en el desarrollo de México.

Fuera de ese capítulo, la autonomía de la universidad se ha mantenido incólume, incluso en los momentos más tormentosos del movimiento de 1968, cuando fuerzas del orden actuaron para contener la violencia que ahí se generaba. El entonces rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, encabezó una marcha de protesta en la que se puso de manifiesto que la autonomía no había sido violada

La Universidad de México, al igual que otras instituciones autónomas tiene un presupuesto y un gobierno propios, así como un patrimonio. Son universidades públicas en la medida en que la enseñanza que imparten es gratuita y a la cual tiene acceso, salvo las limitaciones de cupo, la juventud de todas las clases sociales de la población.

A través de su historia, en su autonomía, la Universidad Nacional Autónoma de México ha mantenido su independencia de cátedra, por más que algún órgano del gobierno hubiera intentado intervenir en su libertad. La universidad autónoma se ha convertido también en una conciencia crítica de la vida del país, no necesariamente en el papel de opositora, sino como una instancia de análisis y juicio permanente del acontecer de la sociedad.

Las universidades autónomas son parte del Estado bajo el concepto de instituciones cuya misión fundamental es la formación de nuevas generaciones que aportan y han aportado, a través del conocimiento y la preparación, los grandes valores que contribuyen al desarrollo de la sociedad.

La Universidad Nacional Autónoma de México está considerada, a justo título, como una de las mejores en el mundo por la calidad de su enseñanza. Como otras instituciones del país, tiene enfrente el grave problema de la sobrepoblación surgida del crecimiento demográfico y la creciente demanda de espacios para la formación académica. Corresponde a toda la sociedad, sin injerencias indebidas, garantizar que instituciones como la UNAM y otras de excelencia, cuenten con los recursos para cumplir su noble misión de formadoras de las nuevas generaciones.

 Gazapos. Escuchamos recientemente a un político —de cuyo nombre, como dice Cervantes en El Quijote de la Mancha, no quiero acordarme, porque no vale la pena—decir que nadien puede acusarlo de haber faltado a las promesas hechas durante su campaña. Craso error, que revela una profunda ignorancia del uso del idioma. Y sin embargo decir nadien  en vez de nadie es más frecuente de lo que se imagina.

Nadie, aclaremos, es un pronombre indefinido, que como otros funciona como el sustantivo o el sujeto en la oración. Nadie, indefinido porque no se identifica al sujeto, igual que alguien, también pronombre indefinido, aunque aquí sí la palabra termina con una ene, y tal vez de ahí la confusión.

srio28@prodigy.net.mx