Venezuela: un muerto en vida

Venezuela: un muerto en vida
Por:
  • montserrats-columnista

La victoria de la oposición en las pasadas elecciones legislativas abrió una ventana de esperanza para la normalización de la situación en Venezuela; sin embargo, pasan los días y la lenta muerte de ese querido país no se detiene.

En el país sudamericano existe una crisis económica, política y social gravísima que está siendo ignorada diplomáticamente por el resto del mundo. Mientras nos entretenemos con las noticias que sí alcanzan los titulares, el pueblo venezolano pelea por conseguir un poco de pan, de leche, de agua y, ahora, incluso de las medicinas más básicas. Estamos ante toda una crisis humanitaria de la mayor proporción.

En otros momentos la necedad de Nicolás Maduro de continuar con el chavismo, incluso cuando la mayoría de los venezolanos le ha dado la espalda en las urnas, sería un escándalo al que varias naciones —que presumen de ser democráticas— atacarían. Maduro está democráticamente matando a la democracia al minar las cámaras y continuar con su estilo dictatorial, y todo esto ante los ojos del mundo.

Antes de que Cuba y Estados Unidos se acercaran, al menos podíamos contar con el rechazo estadounidense al régimen venezolano. Este señalamiento cobijaba a las otras democracias que, respaldadas por la Casa Blanca, podían exigir al presidente el respeto a los derechos humanos y un cambio económico que sacara al pueblo de la recesión en la que vive. Sin embargo, el diplomático Obama decidió acercarse a Cuba y esto trajo como consecuencia indirecta la discreción —complicidad— en el rechazo a la situación venezolana.

Hemos dejado sola a Venezuela. Sola con su crisis de abastecimiento de productos básicos, con su disimulada y profunda devaluación, con sus presos políticos, con su nula libertad de prensa, con su élite política indolente y con su pueblo hambriento.

Maduro insiste en mantener secuestrada a Venezuela. Su régimen es total y completamente antidemocrático. Puede ser que la locura chavista iniciara apoyada por las urnas, pero hoy en día no se puede negar que el pueblo venezolano es víctima de un poder autoritario y dictatorial disfrazado de democracia. Es una hipocresía que nos escudemos en las formas para no señalar lo que pasa en este país.

Venezuela agoniza entre la inflación y el desabasto; el hambre y la violencia… y el mundo mira para otro lado en la cómoda y pragmática negación de lo políticamente correcto.

El régimen chavista de Maduro tiene sus días contados pero parece que está dispuesto a alargarlos todo lo que le sea posible, haciendo el daño mayor y las posibilidades de una recuperación pronta muy remotas.

Venezuela agoniza… o incluso ya ha muerto y lo que vemos son las simulaciones del chavismo que maneja a su zombie como si no pasara nada.

msalomonf@gmail.com