SIN CLÓSET ANTROS, CULTURA Y LETRAS GAYS

Foto: larazondemexico

[Cómo sobrevivir a una noche de antro gay

Por Wenceslao Bruciaga->http://3.80.3.65/spip.php?article326916]

[Luis Zapata

Si la vida fuera

una película

Por Sergio Téllez-Pon->http://3.80.3.65/spip.php?article326917]

[El corrido del eterno retorno

El Muertho de Tijuana en ojo de tigre

Por Carlos Velázquez->http://3.80.3.65/spip.php?article326918]

[Las Claves

Por Carlos Olivares Baró ->http://3.80.3.65/spip.php?article326920]

[El sino del escorpión

Los usos de la cultura y el señor gobernador de Puebla

Por Alejandro de la Garza->http://3.80.3.65/spip.php?article326921]

[Filo Luminoso

La economía de la culpa

Julieta, de Pedro Almodóvar

Por Naief Yehya ->http://3.80.3.65/spip.php?article326922]

La cantante Demi Lovato sostuvo un “encuentro” de boxeo con el máximo intérprete de Rocky Balboa, Sylvester Stallone, y lo noqueó.

Lo anterior fue captado en video, en donde se pudo constatar el hecho.

La también actriz lleva meses practicando boxeo como forma de deporte y tuvo la oportunidad de retar al famoso actor a un duelo en un gimnasio de Hollywood como parte de su entrenamiento.

Demi publicou esse vídeo lutando com o ator Sylvester Stallone, protagonista que deu vida ao famoso Rocky Balboa. pic.twitter.com/co3eTu8dIm

— Demi Lovato Brasil (@demilovatobr) 2 de noviembre de 2016

El dato

El entrenador de Demi Lovato es Jay Glazer, muy conocido y solicitado entre las celebridades norteamericanas, también es famoso por entrenar a jugadores de NFL en las artes marciales.

Por Wenceslao Bruciaga

No recuerdo si el Viena fue mi primer bar gay. A mediados de los años noventa circulaba de forma gratuita Ser Gay, un pasquín del tamaño de un cuarto de una hoja carta que conforme la desdoblabas llegaba a ser tan grande o más que un periódico Excélsior de los sesenta, las yemas de los dedos te quedaban embadurnadas de manchas negras y casi indelebles, como esas que te ponen después de votar en una elección. Ser Gay era una guía de tiendas, sex shops, antros y clasificados de hombres buscando café, sexo y amor. Ahí vi el nombre del Viena por primera vez. Que se describiera como cervecería y cantina me significaba una probable fantasía de hombres que quizás la encarnaran con sobredosis de testosterona de una mezcla entre cualquiera de los Hermanos Almada y Humberto Zurita; que no tuviera cover era una gran ventaja para que la calentura homosexual pudiera liberarse a chorros a los 18 años.

Sí habían varios sombreros vaqueros flotando por encima de las mesas cuadradas de formaica que intentaban dar el gatazo de madera, pero eran más bien como variaciones de Enrique Álvarez Félix ligando con sombrero vaquero. Creo que los señores que llamaban mi atención no vestían como los Hermanos Almada sino como Sergio Goyri

cuando daba vida al detective Belascoarán, en

las películas inspiradas en Paco Ignacio Taibo II.

No sé porqué se me vino el nombre del Viena a la cabeza cuando el Carlos Velázquez preguntó por una cantina para beber cervezas después de una mesa en la que discutimos sobre el Nobel de Literatura a Bob Dylan; después Víctor Lenore presentaría su libro Indies, hipsters y gafapastas, cuyo nombre es genialmente engañoso pues se trata de una feroz crítica a una de las generaciones más consumistas y enajenadas de la historia, en el marco de la FIL del Zócalo 2016.

Tal vez no queríamos vernos indies sentándonos en cualquier lugar de mesas comunales y cervezas artesanales de casi cien pesos cada botella después de la reflexión del Víctor.

El Viena

Siglos (por aquello de que el régimen del tiempo gay, a veces, me da la impresión que es similar a la edad de los perros: tres meses de relación estable con otro cabrón parecen dignos de bodas de plata) de no pisar el Viena, la cervecería a unos cuantos pasos del Eje Lázaro Cárdenas, en República de Cuba, en el Centro Histórico, al lado de otra cantina, El Oasis, un centro de espectáculo travesti, de homosexualidad fosforescente y algo grupera.

En 2016 los sombreros vaqueros siguen apareciendo en el Viena, aunque ahora los portan algo así como clones de AB Soto, el cantante de Los Ángeles que es la versión jotísima hardcore de Gerardo Ortiz cuyo motivo ideológico, según él, es burlarse de los estereotipos más comunes del machismo mexicano entre lentejuelas y un descarado asalto al fetiche naif-porn de los artistas Pierre et Gilles; yo digo que justificar la jotería teorizando tus actos es una forma de ondear la bandera blanca en la guerra contra la moral buga.

Jotéale sin dar explicaciones y que los bugas se chinguen y se aguanten.

Sólo los culpables se justifican. En fin, incluso hay quienes se recortan la barba con la misma contención que Soto.

Nos sentamos alrededor de la mesa, el Velázquez, Lenore, Ángela, Idalia y el David Celestino. También permanecen intactos los mismos espejos panorámicos en la parte izquierda del Viena y los mismos meseros gruñones de bigotes anticuados que me sirvieron mi primera cerveza hace más de treinta años, resignados a atender a parroquianos homosexuales desde poco después de la segunda mitad del siglo pasado, cuando el Viena abrió sus puertas por primera vez y casi en automático se convirtió en un refugio clandestino para homosexuales de la capital azteca (según el historiador y activista gay Alonso Hernández el Viena asumió oficialmente su estatus de cantina gay hasta el 2000), sólo que ahora caminan un poco más jorobados que de costumbre, fatigados y canosos y con actitud regañona pero bondadosa al mismo tiempo.

—¿Qué cerveza tiene?

—¡Qué no está viendo la carta que tiene frente a sus narices!

Nos gritó con una sonrisa con la que era difícil molestarse. Los meseros no son los únicos. Otras cosas han cambiado: ahora las mesas son redondas, adheridas al piso, y muchas tienen en el centro enormes artefactos que consisten en un tubo transparente como de un metro de largo relleno de cerveza, han puesto macetas y sillones naranjas al centro y banderas de arcoiris y parece la retorcida combinación de una cafetería Vips de provincia con el lobby de un hotel del tipo Fiesta Inn.

Sigue siendo un punto de encuentro para gays, aunque los solitarios rebasan los cincuenta años y la talla 36 de cintura, y se ve que se untan esos menjunjes que desvanecen las canas. Los jóvenes, la mayoría, han quedado aquí después de intercambiar palabras en páginas como el Manhunt o apps para smartphones como el Grindr o el Scruff. También se juntan grupos de amigos que besan a los meseros como si fueran parte de su pandilla.

El Viena no ha escapado al perverso fenómeno de la gentrificación, pues también vienen tipos con el último botón de la camisa estrangulándoles el cuello y sus chicas con botas Dr. Martens y actitud de feminismo alternativo.

Justo cuando la rockola empezó a prenderse con canciones de Madonna, tuve que separarme del grupo, pues había quedado con un bato en el Guilt de Polanco, el club que de algún modo retoma la famosa cadena de las discotecas bugas de los ochenta, para esa parte de la comunidad gay que ve en el consumismo frito la forma más eficaz de inclusión y pertenencia. Me despedí con la promesa de volver así fuera a las ocho de la mañana.

Emprendí la retirada. Cuando salí a la calle, ya había movimiento febril en El Oasis y más adelante, donde están el Marrakech y La Purísima, los clubes que lo mismo programan a Thalía que a los Pixies. Se podría decir que son la opción alternativa del parámetro gay chilango.

Guilt

En la esquina de Anatole France y Presidente Masaryk se encuentra un

pequeño mall con el mismo nombre del fundador de la República de Checoslovaquia, incluso hay un busto de él, en medio de las boutiques de corbatas y vestidos de novia y habanos de precios desorbitados, restaurantes gourmets y el par de antros escondidos al fondo. Uno de esos es el Guilt.

Mientras esperaba al bato vi un grupo de jóvenes, debían ser más de treinta y tener menos de treinta años, hombres la mayoría con zapatos beige, ellas en el mismo molde de minifalda minimalista y tacones negros, sólo cambiaban los colores y acaso los peinados y los tintes. Discutían. Por lo que escuché, por culpa de uno de ellos no lograron cruzar la cadena de un antro. Se sentían unos perdedores.

Cruzar la cadena es parte del ritual de la mayoría de la diversión nocturna de Polanco.

Si no fuera por el dueño y el gerente, que son buenos compas, simplemente no podría entrar con mi camiseta que llevaba aquella noche, con la portada impresa del His ’n’ Hers de Pulp y unos tenis que le hacen juego al saco del bajista Steve Mackey y al top de la tecladista Candida Doyle. Hasta donde sé, aquí sólo se puede cruzar la cadena custodiada por un tipo de cuerpo ancho y gafas de montura de aluminio en camisa y zapatos, más 250 pesos de cover; 200 si contactas al gerente que también es relaciones públicas, te anota en una lista de invitados y te ahorras 50 varos.

El bato llegó con la barba más crecida y no pude evitar tener erecciones y fantasías desmedidas. Los gays somos algo así como adolescentes perpetuos que creemos que una noche de antro será la más lujuriosa de nuestra vida. Irrepetible. Me apresuré a apantallarlo, demostrando que no sería cualquiera el que se la metería.

Las cosas como son: nunca espero más de quince minutos un sábado afuera del Guilt, el único día que opera, a pesar de la reseña que escribí para TimeOut México hace ya varios años y donde no salieron muy bien parados, por lo mamón de la entrada y los precios y la actitud de algunos de los clientes; que el dueño no se haya ofendido y haya aguantado vara sin caer en el plan de la víctima me pareció un acto de estoicismo valemadres. Nos hemos hecho buenos cuates desde entonces y como norteño que soy, la amistad pesa más que mis prejuicios. Soy un fan desquiciado de Black Flag y Minor Threat pero también un pinche cursi, como buen puto.

Como el Viena, tenía siglos gays de no venir. Hace mucho que decidí anteponer la buena música, o la que me gusta, que es por lo general buena, por encima de mi homosexualidad paria. La última vez que estuve aquí, Karen, una gran amiga y yo tuvimos que sobornar al DJ para que nos pusiera al menos una canción que no siguiera la rutina de ese pop desmedidamente ingenuo, inofensivo y sumiso que ha enajenado a hordas de homosexuales desde los noventa. Una pinche rola de los Sisters of Mercy nos costó 500 pesos. Al menos fue la versión extendida de Dominion.

Ahora abunda la madera y los grafitis aburguesados sobre barras de cedro, la consola del DJ se ha movido a uno de los extremos del salón, por lo que la pista de baile se amplió y la clientela convencida de que disfruta algo mucho más selecto que los mortales, compuesto por gays jóvenes, chicas bugas y señores homosexuales atravesando la crisis de los cuarenta, algo mamados y de lejos interesantes, pero ya que te acercas parecen la versión canosa de una mezcla entre un YouTuber ansioso de ser patrocinado por una marca de tenis y algún miembro de Acapulco Shore. Han instalado un cuarto con música un tanto más house de cepa e independiente.

Por lo demás todo sigue igual, el techado cubierto de un laberinto de luces robotizadas y caleidoscópicas. Ese sábado me pareció ver muchos mirreyes heterosexuales sintiéndose liberales por rodear la cintura de sus novias entre gays de camisas planchadas con la misma precisión que un primer día de escuela.

La música en el salón principal también sigue siendo más o menos igual que la última vez que estuve aquí, más o menos atrapada en 2007. Lady Gaga por ejemplo.

El bato y yo fuimos a la barra. En el Guilt los tragos cuestan el doble que en el Viena pero el gerente invita unos vodkas, lo cual nos viene de maravilla, así nos alcanza para comprar el doble de pastillas de éxtasis. Dos chicos próximos a unos portavasos, con barbita diluida, peinados y sacos, siguen mentando madres contra la marcha que defendió la geometría de la familia normal que al menos yo ya había olvidado. Conversaciones como éstas se han potenciado desde la legalización del matrimonio igualitario en la hoy Ciudad de México. Hablar de cosas políticamente correctas es parte del outfit.

Lo curioso es que

hablan de la solidaridad feminista con las chicas o del Frente Nacional por la Familia o del machismo de los comerciales de Tecate como hemorroides conservadoras a las que hay que extirpar, cuando en muchos sentidos el Guilt es más allegado a la idea de un sábado conservador que una promesa nocturna que se proponga transgredir la normalidad casi asexuada que habita en las mentes de los que apoyan a la familia normal —tal cosa sería en todo caso una orgía. Los dos chicos también hablan de la posibilidad de la próxima boda de un amigo suyo con un cabrón. Trato de fingir que el barman no me escucha para cachar algo más de su plática. Al parecer los futuros novios se conocieron aquí. Se respira algo de ansiedad por la búsqueda del marido ideal. Hablan de desayunos, cucharear y ver series como East Siders en Netflix como un cocainómano saborea el polvo blanco mientras espera al dealer. La conversación entre los chicos me detonó un déjà vu de las noches de disco sabatinas de Torreón, cuando mis primas se emocionaban porque un batillo que se decía ser gerente de una sucursal bancaria les invitaba tragos y todos sabíamos que ninguno de nosotros terminaría mamando verga, porque qué pensaría la sociedad lagunera. Recuerdo que también se paseaban los galanes de cinturón piteado con hebillas bañadas en litros de oro puro que aplastaban a los gerentes de banco como cucarachas, seguro eran protonarcos.

El ligue en el Guilt o su hermano

el Envy, que sólo abre los viernes y

que en teoría tiene su playlist volcada al pop en español cuando en principio aquí sólo pincharían música sajona, de algún modo cumple la fantasía de levantar al güerito de la novela de las nueve de la noche. Hasta donde tengo entendido, lugares como el Guilt te venden la idea de que probablemente no te acostarás con gente común, según la canción de Pulp. Es más, que ni siquiera te acostarás. Por eso muchos asiduos agradecen el filtro de la entrada y que varios se queden afuera, pues tal proceso de selección es garantía de que aquí sólo bailarás con gente bonita. Un antro para supuestamente conocer al marido que sería más del agrado de tu mamá que un amante que te rompa el cuello.

Soy de la rupestre idea que los antros gays se hicieron para conocer a un

cabrón que te destrozará el culo o para montar una pequeña orgía hasta que amanezca, pero parece fuera de lugar en estos tiempos de corrección política. Aunque en el fondo y ya entrada la madrugada todos pensemos en quién tendrá la verga más grande del mundo.

A ver, que no es el antro gay más caro y pretencioso. Nunca me la paso mal, en parte se debe a que no ponen en duda mis camisetas de Pulp o Black Flag o los Beastie Boys o Negú Gorriak ni los sombreritos que me cubren la calvicie, a veces prohibidos o eso entendí. Es sólo que me llama la atención la dinámica de lugares como éstos en una época donde supuestamente los homosexuales hemos conquistado derechos y visibilidad nunca antes imaginados.

Me hubiera quedado más tiempo y volvería a corromper al DJ pero es de mala educación hacer esperar al dealer, así que debo despedirme con la promesa de que no pasará un lustro antes de volver a pisar el Guilt.

Boy Bar, Nicho’s Bar

y la Zona rosa

Mi amigo y yo nos metimos la tacha desde el Paseo de la Reforma. Se nos ocurrió mezclarla con cafeína sólo para ver qué pasaba. Nos la vende un tipo obsesionado con los maratones. Vende tachas al interior de su Fiat amarillo canario para pagarse tenis de corredor de más 2 mil 500 pesos e inscripciones y boletos de avión a distintas ciudades del mundo. Nunca he sabido si es gay y aunque me dice que las pruebe en el asiento del copiloto mientras me acaricia la rodilla, prefiero probar su mercancía cuando su cabeza rapada no me confunda. No me quiero imaginar si la tacha me hace efecto y resulta que mi dealer no es gay. Él correrá por todas las calles de Boston pero yo boxeo en los Baños Lupita de Tacubaya así que...

Caminamos por el cuadro más agitado y gritón de la Zona Rosa. Nos metemos al Almacén de la calle de Florencia que se ha vuelto un bar improvisado e incómodo, estaba hasta la madre de lleno por lo que a cada rato me pisaban el dedo gordo del pie, lo cual es como si me lo mutilaran pues justo en la punta de mis tenis llevo escondidos los frasquitos de poppers, maniacos de potentes, que me traje del gabacho, uno por cada pie. Como no quería terminar cercenado bajamos a su legendario sótano, El Taller, que fue propiedad de Luis González de Alba, pero ya no es lo que era en los noventa, cuando lo conocí. Lo vi descuidado, como patio de un taller de refacciones. Nos fuimos al Nicho’s, la cueva para osos en la calle de Londres.

Se supone que los osos son ese sector del colectivo gay que apuesta por llevar el fetiche de masculinidad, panzas, pelos y barbas hasta el límite. Pero en el Nicho’s a veces parece más bien una congregación de hombres diabéticos concursando en un reality tipo La Voz que buscan a la doble de Amanda Miguel o Paquita la del Barrio. Ya sé que hoy está de moda renegar de los fetiches masculinos pues según muchos no es una excitación propia, sino una diabólica estrategia complotada desde las entrañas del heteropatriarcado, pero a mí me valen madres sus supersticiones queers.

Jotéenle lo que quieran y quédense sin saliva con chaquetas académicas, a mí no me excita. Punto. Pareciera que el discurso antimachista mediante la jotería es el nuevo catolicismo, y como la Virgen del Tepeyac, pobre de ti si se te ocurre cuestionarlo, o peor aún, negarlo.

Aun así el Nicho’s es un bar divertido y sobre todo relajado.

Escuchamos un par de canciones y seguimos caminado en lo que nos pega la tacha para luego irnos a explotarla como depravados.

En Amberes, la calle más colorida de la Zona Rosa, la que más bares gays aglutina y la responsable quizás de darle la identidad de barrio gay millenial, descubrimos una vitrina con vista a la calle, donde un go go dancer musculoso y rapado, de piel chocolate, hace un torcido número del otro lado del vidrio para entretener a los transeúntes, acaso convencerlos de entrar.

Se trata del bar antes llamado Lollipop, antes llamado Boy Bar y que tras una remodelación vuelve a llamarse como en sus orígenes, que recién tuvo una monumental fiesta de reinauguración. Caímos en la trampa de la vitrina que evoca la leyenda de Amsterdam y nos formamos en la hilera de los que muestran sus credenciales de elector a los hombres de seguridad para poder entrar. El cover es de 45 pesos y la verdad es que me sorprendió su nueva imagen. En la parte donde antes había un cabaret-karaoke ahora es un hot room sólo para hombres con un espectáculo de regaderas donde strippers se dedican a atizar las fantasías homoeróticas de los parroquianos con una selección de techno como emparentado a la tradición de Detroit del que casi no pulula en el resto de la Zona Rosa. También hay un cuarto oscuro más oscuro que cachondo, pero está bien para un rapidín sin necesidad de buscar motel.

En la planta alta el espíritu de la Zona Rosa volvió a la normalidad. Aunque a diferencia de cuando era el Lollipop, la decoración es más minimalista. A decir verdad, exceptuando los códigos de vestimenta y los costos, los antros de la Zona Rosa no son muy distintos al Guilt y el Envy, sobre todo en cuanto a la música, ciertas andanzas contenidas y el grupo de amigos que se solidarizan mediante las reglas de homogenización básica y de afeminamiento domesticado impuesto por series como Glee o Sense 8.

Sin embargo hay algo fresco en el Boy Bar. Algo próximo a lo único para el panorama de la calle de Amberes. Quizás que el dueño sea un heterosexual seguidor de Pearl Jam tenga que ver con eso. Se preocupa por ciertos detalles que para los gays serían insignificantes, como la ecualización del sistema de audio. En la mayoría de los antros gay lo importante es que el pretexto para jotear te reviente los oídos aunque la música suene percudida. Les encantan las Jeans, ese grupo que en los noventa era compuesto por niñas idiotas y huecas. Por alguna razón, su mentecatez les significó algo valioso para cientos de gays que las han elevado a nivel de iconos del imaginario gay nacional. Muchos de los gays que las siguieron en su reencuentro del año pasado, son homosexuales que se enorgullecen de solidarizarse con las consignas feministas, a pesar de que las Jeans, hoy convertidas en señoras, sólo cantan de enamorarse de cualquier baboso, llamar su atención y servirle.

Creo que la tacha empezó a explotar justo cuando nos fuimos a la terraza con vista a las banquetas de Amberes y donde la música es una secuencia de cínico pop en español. El bato y yo empezamos a besuquearnos con una lujuria inapropiada para estos tiempos en que lo gay en México se ha convertido en algo propenso a lo inocuo y la administración de calenturas. Quizás el internet, las páginas de contacto y el ligue de las apps ha dejado las porquerías para los mensajes de texto y en los antros hay que mantener las buenas formas y las selfies con poses como de esposas recargadas en brazos del marido en la mesa de una boda y las cejas en posición de duckface, o de éxtasis desnaturalizado, pero nunca escandalizar. El desmadre se ha partido en dos, la mitad transcurre en el antro y la otra en las pantallas de los celulares. Evidenciar soledad en redes sociales es la peste. Seguramente estoy amargado. En algún momento todos caemos en el autoengaño de conocer al hombre perfecto en lugares como estos. Por ejemplo, al barbón lo conocí en los pasillos de La Casita, quizás el primer sex club para homosexuales del entonces DF. Sólo que en estos días se ha vuelto más como una presión social.

A menudo leo que muchos se quejan de la Zona Rosa porque promueve la borrachera entre gays. Suelen ser los mismos que acusan a la Marcha del Orgullo de convertirse en un negocio que desplazó la protesta para corromper a las nuevas generaciones vendiéndoles alcohol hasta vomitar. Qué mojigatos resultaron varios, ¿desde cuándo tenemos que echar mano de la sobriedad y guardar las composturas como parte de nuestra identidad? Chingan con la igualdad pero en eso de la cirrosis democrática prefieren alienarse con la superioridad del cuerpo sano.

Fui por más cervezas con el único fin de ponerme pedo. En el camino me encontré a un tipo con el que había cogido en una orgía pero fingió la misma demencia de los hombres casados, con una mujer, cuando se tiran a un cabrón. Yo alcé las cejas como cuando saludo a un desconocido con una camiseta del Cruz Azul o del América afuera del estadio pero se hizo pendejo. Me bajonea un poco esa actitud, me recuerda a mi madre cuando se encontraba a mi padre o sus ex novios.

Bebemos unas cervezas más pero como nos pusimos como toros en celo, optamos por irnos a encerrar

en la nueva tendencia gay de la capital: los clubes de orgías.

El club

de la Álamos

Cerca de la estación Viaducto se encuentra uno de los tantos departamentos adaptados como centros de orgías para homosexuales, exclusivos para hombres, en los que tras desembolsar 150 pesos, te dan a cambio una bolsa negra de plástico, de las que se usan para tirar la basura, en la que depositas tu ropa y smartphones. Se dejan a huevo en la paquetería para no andar de morbosos tomando fotos y evitar que algún listillo se quiera pasar de verga chantajeando a los invitados. Con eso del matrimonio igualitario, hay varios esposos que vienen a darse una escapada, romper la rutina como dicen los bugas, a lugares como éstos. Quizás a eso se refieren con la igualdad: nos casamos y escondemos nuestra igualdad como los bugas, como nuestros padres.

Aquí se deambula en calzones, el desnudo es opcional. Adentro suele predominar la música que se conoce como circuit music, esa funesta combinación de progressive house y trance denigrante mezclado con remixes de éxitos del Billboard.

Atravesamos el corredor-vestidor y nos encontramos con una barra de refrescos, cervezas, tequila, ron y vodka. La dinámica consiste en caminar en busca de las nalgas perfectas para expulsar la homosexualidad contenida.

Lugares como el club de la colonia Álamos suelen atestarse ya entrada la madrugada, por ahí de las cuatro o cinco de la mañana, cuando los antros cierran sus puertas y sirven los últimos tragos y no se ha encontrado el amor de la vida. Su estatus legal coquetea con lo clandestino. Sigo sin entender por qué los clubes de sexo gay no poseen una regulación sanitaria como en otros países. Puede ser que la lucha por la legalización de este tipo de espacios tenga que ver con un reconocimiento de la promiscuidad susceptible al

linchamiento buga. Salimos del clóset pero en el fondo nos avergonzamos todavía de lo que nos da placer.

Hace poco un cuate me dijo que clubes de sexo como éste si bien eran

cachondos, también están invadidos por una carga de depresión suicida. Que las orgías son compras de pánico gays para no sentirte un perdedor si no ligaste “decentemente” en los antros. Que al final le parecen almas excitadas, como perdidas en una especie de limbo de la lujuria. Es curioso, porque asumen la excitación mediante fetiches hasta la madre de masculinidad —no por voluntad propia sino impuesta por el heteropatriarcado—, pero creen que la búsqueda del placer desde el empoderamiento de la soledad es depresivo. ¿No será que la necesidad de tener a huevo compañía, avergonzarse de nuestra propia soledad, también sea una imposición?

Jotas orgullosas de explorar su lado femenino, pero también incapaces de vivir su jotería a solas. O al menos eso me dan a entender.

Al menos aquí no hay pantallas de smartphones que nos roben la atención.

Hay un cuarto de videos con una pantalla de plasma que transmite videos porno y del otro lado un sling o columpio hecho de cuero y metal en el que te acomodas boca arriba y las plantas de tu pies quedan apuntando al techo.

Unas escaleras conducen a la planta alta, donde hay un cuarto entre penumbras de neón y otro completamente oscuro. Debía haber poco más de cuarenta cabrones caminando de aquí para allá con los ojos hinchados de deseo. La idea de estos lugares es tener sexo entre hombres a lo bruto y frente a quien se deje y se deje tocar. Aunque el respeto es una cosa básica e implícita. No todos nos tenemos que gustar a huevo. Metes mano y si te rechazan debes continuar tu camino sin armar panchos. Así de simple.

El bato y yo nos metemos al cuarto más o menos iluminado con luces de

neón y gigantesco colchón cubierto

de algo que debe ser imitación piel para aventarnos un show exhibicionista, sin más expectativas que la pornografía que pasa por nuestras cabezas.

Vaya que las cosas han cambiado desde que tomé mi primera cerveza en el Viena. Cierto que hoy somos más visibles, aunque no estoy muy seguro de que esta visibilidad sea un logro nuestro, o si más bien la especie gay sobrevive al hacer la apología de ciertos rituales bugas que no incomodan.

Por lo pronto yo trato de apurar mi misión, a lo que vine aquí. Mis amigos bugas me esperan.

Wenceslao

Bruciaga (Torreón, Coahuila, 1977) es escritor y periodista. Autor de Funerales de hombres raros (Jus) y de Un amigo para la orgía del fin del mundo (Discos Cuchillo). También es colaborador de Reforma, SinEmbargoMx, TimeOutMéxico, Forward Magazine, Noisey México.

Por Sergio Téllez-Pon

A Luis Zapata (Chilpancingo, Guerrero, 1951) le gusta jugar con la literatura, y al divertirse él escribiendo también divierte al lector; lo anterior porque Zapata se toma bastantes libertades en la escritura y con los géneros dándoles un giro muy particular. Al hablar de El vampiro de la colonia Roma (1979), José Joaquín Blanco escribió que desde sus primeras novelas Zapata fue dueño de un temperamento y un mundo narrativo personales. Tomándose esa libertad creó su propio estilo: deliberadamente frívolo, muy lúdico, sagaz, humorístico. Por esos rasgos creo que varias de sus novelas son muy cercanas a una estética camp. En este caso, me enfocaré en tres de ellas: una publicada hace casi treinta años que, me parece, sirve para unir su obra a otras dos más recientes.

En el caso de Melodrama (1983; Quimera, 2008) es una novela que está escrita de tal forma que parece el guión cinematográfico de una película de la Época de Oro del cine mexicano. El evidente homenaje paródico de Zapata a ese cine en esta novela le permite el tono artificioso, hiperbólico, dramático y melodramático, con su correspondiente soundtrack de canciones románticas de la época, principalmente boleros: “¿Por qué te hizo el destino pecadora / si no sabes vender el corazón?”. Además, hay otros guiños a las películas de los grandes años del cine nacional: el padre del protagonista se llama Arturo (¿de Córdoba?) y la madre Marga (¿López?), así como la esposa del otro protagonista gay se llama Estela (¿Pavón?). Zapata ha contado en varias ocasiones que luego de publicarla se propuso llevarla a la pantalla grande y aunque el proyecto no fructificó, de haberse hecho en su momento (a mediados de los años ochenta), habría coincidido con algunas de las mejores películas de Pedro Almodóvar (Entre tinieblas, ¿Qué he hecho yo para hacer esto?, La ley del deseo, Mujeres al borde de un ataque de nervios), en las cuales también

predomina la estética camp. O al menos yo encuentro, por ejemplo, una relación muy estrecha entre las dos mujeres de De pétalos perennes (1981) y las de Mujeres al borde de un ataque de nervios: en ambas hay una sensibilidad femenina, a ratos irónica y algo delirante.

El joven Álex Rocha tiene primero una melodramática relación con un amigo del que nunca se sabe su nombre para luego dar paso a un romance con el detective Áxel Romero, y se lee-ve que él es por momentos cursi, en otros explosivo y en muchos otros hilarante. Sin embargo, en Melodrama el humor se centra, me parece, particularmente en un personaje: en la madre de Álex, Marga. Sus azotes, su locuacidad, sus delirios, sus elucubraciones, sus conjeturas confesadas al psicoanalista, sus aprensiones de madre, sus exageraciones todas, sus arrebatos la hacen un poco neurótica y a la vez encantadora. Ella está convencida de que “ninguna preocupación está de más cuando se es madre”, es decir, el papel de madre le confiere todo el derecho para inmiscuirse en la vida del hijo que ella cree un descarriado. De hecho, lo que hace Zapata en esta novela es homenajear con bastante ironía todas esas películas dramáticas protagonizadas por Libertad Lamarque y Marga López, “esas dos ínclitas mujeres argentinas” con quienes hemos “sufrido, gozado, y lo que es más importante, vivido. Con ellas hemos aprendido el verdadero valor semántico de las palabras amor, ilusión, dolor, espera, súplica, piedad, corazón, desengaño, bendición, pasado, perdón, calvario. Hemos recibido una sólida educación sentimental que no habríamos tenido sin sus presencias”, dice el narrador de esta película-novela. Así, además de leer-ver el melodrama amoroso de Álex, el lector-espectador lee-ve la tragicomedia de la madre por el simple hecho de ser madre: en un momento en que conversan Marga y la comadre Estela, ambas se confiesan el melodrama que significa asumir ese papel, de los duros golpes que les da la vida cuando los hijos crecen y sólo entonces una y otra —quienes antes habían sido rivales— ahora encuentran un punto en común.

Tal vez al lector de esta época, con la vida gay normalizada, la aprobación de los matrimonios gays y cierta aceptación social, le podrían parecer un poco anticuados ciertos pasajes, como que toda la trama se desate luego de que la madre oye a Álex hablar por teléfono y llamarse en femenino: “Ay, es que estoy muy desvelada, manita” (en otro momento, durante una tertulia chispeante en la que Álex les contará a sus amigos sobre el prospecto anónimo que lo persigue, todos se hablarán también en femenino). Cuando la madre, Marga, finalmente encara a Álex y lo acusa de “puto” compara la homosexualidad con algo tan pecaminoso como la drogadicción; o como cuando los dos enamorados, Álex y Áxel, se dan un beso a escondidas, cuando hoy vemos a parejas gays tomadas de la mano por la calle o fajándose en el metro; o bien, en el caso del detective Áxel, se dice que ya nadie contratará sus servicios pues nadie confiará en un hombre que vive “al margen de la moral y las buenas costumbres”. La homosexualidad se vuelve un drama, incluso va más allá, un melodrama, pero Zapata le da un giro humorístico y lo despoja de todo sentimentalismo y azote o golpes de pecho. Si Adonis, el de El vampiro de la colonia Roma vivía con total plenitud su sexualidad, incluso hasta con cierto desparpajo y cinismo, en Melodrama Zapata quiere burlarse de esas épocas recatadas y mojigatas.

“La vida es un drama”, le dice el compadre Rebolledo a la comadre Estela Andueza de Romero. Y agrega: “Es un drama, cuando no una farsa, y así hay que entenderla: somos sus títeres, sus juguetes; la vida dispone de nosotros como si fuéramos marionetas sin voluntad”. Los dos amantes, Álex y Áxel, también son unos títeres de esa farsa y la vida ha dispuesto una serie de desgracias, han llegado a su fin las horas felices, los primeros momentos de éxtasis darán paso a las adversidades. En Melodrama todo es exceso y parodia, la exacerbación del drama y lo sobreactuado de los actores (si uno imagina las escenas en una pantalla) hacen que

todo el drama se vuelva así comedia, todo es al mismo tiempo camp y kitsch (particularmente en el decorado de la gran mansión familiar y en esas “escaleras cinematográficas” que se describen al principio). Pero como sucede en las películas que homenajea, al final los dos enamorados sortean todas las dificultades que se les presentaban y, en la tradicional cena de Navidad con toda la familia reunida, viven su final feliz en una época en la que los personajes gays eran burdos, tanto en cine como en literatura, y los mataban o, peor aún, se suicidaban.

Como continuación de la línea cinematográfica que a Zapata le gusta explorar, Autobiografía póstuma (Universidad Veracruzana, 2014) de inmediato recuerda a la película

Belleza americana (1999), en la que el personaje interpretado por Kevin Spacey está muerto y desde esa otra vida cuenta la historia de sus últimos días en la tierra. Pero a diferencia de Belleza americana, que termina en tragedia, Autobiografía póstuma es una parodia en la que Zapata le da voz a Zenobio Zamudio, un escritor gay quien rememora sus días terrenales desde el más allá y esa voz para esta posteridad se vuelve un tenebroso ajuste de cuentas. Para empezar, Zamudio cuenta sus primeros años de vida en el feo pueblo de San Mateo del Río, que no por ser la capital del estado de Allende deja de mantener un estilo de vida provinciano, y es a esa ciudad a la que dirige sus primeros odios. Finalmente, desde el otro mundo ya no tiene nada que perder: puede decir lo que le venga en gana y nadie podrá replicarle.

Las referencias cinematográficas, como en casi toda la obra de Zapata, no podían dejar de aparecer en Autobiografía póstuma porque el cine es lo único que saca a Zamudio de su monótona vida provinciana, en ese ambiente tan estéril sólo en la pantalla grande encuentra una fuente para su educación sentimental: con las escenas veladas pero candentes de rumberas y putas, aunque también, y sobre todo, de actores, esos sex symbols de la cinematografía mundial con quienes tiene sus primeras fantasías sexuales. Esas películas le hacen saber que es “diferentito desde chiquito”, como él mismo se describe.

Sin embargo, Zamudio guarda todo su ímpetu para arremeter contra el mundillo literario y, en particular, contra aquellos que no supieron sopesar su obra mientras vivió. En Autobiografía póstuma, el Zapata irreverente vuelve a sacar todo su arsenal de humor e ironía pero esta vez para burlarse de la vida literaria, esa hoguera de las vanidades tan llena de prácticas viciadas, de envidias, de regateos, del ninguneo como arma letal y mezquindades entre “colegas”, pero en la que también se crean falsas famas a base de obras insostenibles: “sólo los mediocres triunfan”, escribe en un momento el resentido Zamudio. Porque la república de las letras no es muy distinta de San Mateo el Feo: ambas mantienen una actitud provinciana de chismorreos, de mensajes de corrillo, de polémicas estériles. A Zamudio el reconocimiento le llega póstumamente porque Zapata juega con la idea de que todo “muerto fresco”, como Zamudio, se vuelve instantáneamente un santo: la gente ya no

ve sus defectos sino sus virtudes,

no su lado oscuro sino el “humano, demasiado humano” y todo se le perdona. Es cuando entra la burocracia cultural con su maquinaria y llegan los homenajes de las instituciones culturales, las estatuas, “esa gloria que cagan las palomas” (Fernando Vallejo dixit), las calles con su nombre, la edición de las obras completas.

Zamudio es víctima de ese regateo de su gremio, tanto así que él mismo tiene que asumir el papel de exégeta de su propia obra y hasta se da la licencia de autopublicar sus obras inéditas, todo en pos de su fama póstuma. En uno de sus aforismos asume su papel en la vida literaria, no sin un dejo de

altivez: “¿Soy lo que se conoce como un ‘has been’? En todo caso, más vale ser un ‘has been’ que un ‘never been’, como muchos que andan por allí”. Son el fracaso y el rencor los que lo hacen tan petulante. Entonces, no debe parecer extraño que en varios de sus aforismos Zamudio lance sus venenosos dardos contra los críticos literarios, esos primeros lectores que destruyen o consagran una obra y que para él son las criadas de la opulenta mansión que es la literatura, dice. Su resentimiento lo vuelve patético y gracias a esto último también risible.

Al principio de Autobiografía póstuma, Zamudio refiere algunas teorías psicológicas en las cuales se habla “del poder terapéutico de la escritura” y de paso cita a Cioran, quien decía: “Formular es sanar, aun cuando se escriban disparates”. Y eso es precisamente lo que hace Orlando Barreto, el personaje de Como sombras y sueños (Cal y Arena, 2014), otra reciente novela de Zapata en la que vuelve a escribir con experimentalismo formal (utiliza recursos del ensayo para narrar, en sintonía con una técnica posmoderna, alterna narradores en primera y tercera persona, entre otras características).

Zapata no pierde el sentido del humor ni cuando aparentemente toca un tema tan sinuoso como la depresión, la verdadera protagonista de Como sombras y sueños. Orlando Barreto es un escritor depresivo que cuenta las distintas etapas por las

que pasa antes, durante y después de una más de sus profundas depresiones. En uno de sus aforismos, Pessoa escribió: “Un hombre perfecto, si existiera, sería el ser más anormal que se podría encontrar”. Barreto es, pues, un hombre normal: con sus subidas y bajadas, con su vida fluctuando entre la vigilia y la vida onírica, justamente entre sombras y sueños, como bien se dice en el afortunado título tomado de Cervantes: “no sólo pasan como sombras y sueños los contentos de esta vida;

también los descontentos de esta

vida pasan como pasan las sombras y los sueños; todo se desagrega, se difumina, desaparece; todo tiene la consistencia de las sombras y de los sueños, y todo para con la misma velocidad”.

Como sombras y sueños es una intelectualización de esta enfermedad tan temida. Si Zapata ya había intelectualizado el desamor en En jirones (1985), ahora en esta nueva novela lo hace con la depresión en fragmentos narrativos pero también ensayísticos alternándose para que los demás, los que no son depresivos, entendamos, pues lo que se propone Barreto al contar sus cuitas es un afán de entender su propio padecimiento y en ese afán hacer que los demás entendamos, que tengamos empatía con quienes sí lo son. En ese sentido, pienso, Orlando Barreto escribe esta novela pues la enfermedad es un asunto íntimo, al que los tímidos (o “basuritas”, para usar un término angelicomariano muy caro a Zapata) tenemos miedo de nombrar, de pronunciar, cuanto más de escribir; he allí, además, el mayor mérito de esta novela.

Lo que muchos no logramos comprender es que el cerebro, en tanto órgano humano, también se enferma y que todos alguna vez hemos sufrido alguno de los distintos grados de depresión que existen. Al depresivo pocas cosas lo entusiasman, así, la actividad física disminuye, las fuerzas para acometer las empresas del día a día se ven menguadas y prefiere pasar el lento transcurso de las horas postrado en cama; es entonces cuando la vida onírica aumenta, todo sucede en ese otro mundo: “si alguna vida tiene Orlando Barreto es su vida onírica”, escribe el narrador. Y la depresión además conduce a la hipocondría: en el caso de Orlando Barreto, si escucha que la amiga de su hermana tiene cáncer, se sugestiona y piensa que todos los síntomas que ha sentido se deben a que él tiene cáncer, que en caso de verse en un asunto así, pediría tranquilizantes aunque volviera a ser adicto a las benzodiacepinas. Todo es una bola de nieve que crece conforme el depresivo Barreto, ladrón de enfermedades, se alimenta de los padecimientos de otros: como a Marga, la madre de Melodrama, toda su neurosis hace de Barreto un personaje entrañable. Zapata ha cumplido su misión: he hecho entender al lector sobre este padecimiento y tener empatía con su personaje.

Como si se tratara de la terapia basada en la risa, tan new age, Zapata sabe que las carcajadas son el mejor remedio para todos los achaques y dolencias. Así, con conocimiento de causa, Zapata pasea al lector por los laberintos de la mente y eso me parece que queda muy bien registrado en el lenguaje, la narrativa que también va y viene en episodios muy azotados pero también otros muy chuscos, escritos en una especie de escritura automática. Tal vez lo más interesante de Como sombras y sueños es justo ese vaivén, ese deambular por la mente

y por la escritura. Para no enloquecer del todo, Orlando Barreto escribe:

Tengo la impresión de que mientras escribo, no puedo enloquecer

La palabra escrita, la palabra escribiéndose, como un medio de fijar la cordura

Otros hablan, otros lloran, otros rezan, otros agreden

Yo, Orlando Barreto, nada más escribo, nada más escribe

En este caso, el humor no se halla tanto en episodios o anécdotas sino, más bien, se encuentra en el lenguaje, con el que Barreto desvaría, esos disparates tan sanadores de que hablaba Cioran: en juegos de palabras, en largos monólogos interiores, en hilarantes reflexiones totalmente alejadas del gag fácil, el lector se encontrará sonriendo o soltando involuntariamente la sonora carcajada.

Entre Melodrama y Como sombras y sueños y Autobiografía póstuma, Zapata ha publicado otras novelas también de corte humorístico como De pétalos perennes (que Jaime Humberto Hermosillo adaptó al cine como Confesiones), La hermana secreta de Angélica María (1989), ¿Por qué mejor no nos vamos? (1992), La historia de siempre (2007), entre otras. En la acartonada y no pocas veces solemne y poco arriesgada narrativa mexicana del siglo XX, el humor y las peripecias literarias de Zapata son toda una bocanada de aire regocijante.

Pasado y presente del movimiento gay

El reciente embate de los grupos más recalcitrantes de la sociedad mexicana (la jerarquía católica y grupos conservadores afines, incluidos los neonazis) contra los gays por los matrimonios del mismo sexo mostraron que los integrantes de la comunidad lésbica, gay, bisexual, transexual, trangénero, travesti e intersexual (LGBTTTI) somos uno de los grupos más vulnerables y al que se le siguen coartando sus derechos civiles. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, las comisiones de Derechos Humanos y los consejos para prevenir y eliminar la discriminación tanto nacional como de la Ciudad de México han dado su respaldo legal a estas uniones, pero lo cierto es que los gays seguimos encabezando esta lucha a pesar de que algunos activistas gays han preferido medir fuerzas con los conservadores en vez de recurrir a medios legales para detener los pronunciamientos de los jerarcas católicos quienes, constitucionalmente, tienen prohibido hacerlos.

Cuando escribo esto, además, han encontrado los cuerpos de cuatro mujeres trans que fueron asesinadas con violencia en menos de dos semanas: a Paola Ledezma, de 25 años, le dispararon dos balazos mientras ejercía el trabajo sexual a una cuadra de la casa de quien esto escribe y dos días después el juez dejó libre al agresor; Itzel Durán, de 19 años, fue apuñalada en la puerta de su casa en Comitán, Chiapas; una más en Chihuahua fue atacada en su casa por dos desconocidos y a Alessa Flores, de 28 años, la estrangularon en un céntrico hotel de la Ciudad de México. Esos son los nombres de quienes conocimos los casos gracias a las protestas de sus amigas o compañeras que trascendieron a los medios de comunicación, pero a lo largo del país hay muchos otros casos más que no llegan a los noticieros y quedan en el olvido de la gente y de la justicia. Todos esos casos ponen a México en el nada honroso segundo lugar de América Latina (sólo después de Brasil) en agresiones y asesinatos a personas de la comunidad LGBTTTI.

Todo lo anterior muestra que si bien en los casi cincuenta años de movimiento gay se han conseguido algunas libertades también hay grandes pendientes como la sensibilización de la sociedad hacia otras minorías sexuales para eliminar el estigma y la exclusión de la que son objeto por su sola condición sexual. En ese sentido, los activistas gays ponen todas sus fuerzas sólo en las uniones igualitarias, olvidándose de las demandas de otras minorías sexuales que no se ajustan al modelo gay.

En este contexto ha aparecido El clóset de cristal (Ediciones B), de Braulio Peralta, un libro que se presenta como una crónica “perfectamente documentada” y cuyo autor ha dicho en entrevistas recientes que es una investigación periodística, no de rumores o chismes sobre la intimidad de Carlos Monsiváis. Sin embargo, dicha investigación no es muy exhaustiva y lo hace caer en varias imprecisiones. En este libro no se ve al personaje público sino a la persona en su vida

íntima. La homosexualidad de Monsiváis fue develada públicamente cuando Horacio Franco puso la bandera del arcoiris en su ataúd, al lado de la bandera nacional y la de la UNAM: así lo sacó del clóset post mortem, aunque su estilo de vida era muy conocido (sus salidas nocturnas a bares gays no sólo por motivos antropológicos o a vapores a ligar). Monsiváis desde sus columnas defendió los derechos de indígenas, mujeres, trabajadores y hasta las mascotas (perros y gatos), pero de los derechos de los gays nunca habló en primera persona: se refería a ellos, “los gays”, no a “nosotros los gays”. Muchos activistas gays le pedían, casi le exigían, que saliera del clóset, pero su posición fue igual a la de Susan Sontag, lo que escribió sobre ella bien pudo haberlo dicho de sí mismo:

algunos activistas radicales optan por el outing, la delación que “vuelve inútil” la permanencia en el clóset, [Sontag] se niega y defiende su privacidad […] va a fondo en su desafío político, y el come-out, el salir del clóset, es decisión ajustada a situaciones y actitudes que varían de una persona a otra (en Debate feminista, núm. 31, abril de 2005, p. 158).

Así como no quería salir del clóset, Monsi tampoco quiso salir a la calle, hacer una protesta pública a favor de los derechos: por eso se opuso a que un pequeño contingente gay se uniera a la marcha

conmemorativa por el inicio de la Revolución Cubana el 26 de julio de 1978. Una noche antes les llamó para decirles que no lo hicieran (nunca asistió a una Marcha del Orgullo Gay). Esto me lo contó en Tijuana una de las personas que marcharon esa primera vez, Max Mejía, y es extraño que Juan Jacobo Hernández no se lo haya dicho a Peralta en la entrevista que le hace, o que sí lo haya hecho pero el autor no lo consigne en su libro. En todo caso, el testimonio se puede encontrar fácilmente en el

archivo de Colectivo Sol que resguarda

el Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (CAMENA) de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Peralta escribe que “nunca hubo pleito por la separación. La amistad siguió”, sin embargo, esa salida y esa llamada previa provocó la ruptura total entre Monsiváis y Juan Jacobo Hernández.

Monsiváis hizo suya la lucha contra el sida, los estigmas y los derechos de las personas que viven con VIH, una actitud loable sobre todo cuando, repito, la mayoría de los activistas gays sólo se concentran a favor del derecho al matrimonio y dejan para después programas de prevención de nueva generación. Hay otros aspectos que

Peralta no toca en su libro, por ejemplo,

que José Joaquín Blanco le dedicó su valiente crónica “Ojos que da pánico soñar” que publicó por primera vez en el suplemento Sábado, de unomásuno (y no en La Cultura en México, de Siempre!, que dirigía el

propio Monsiváis). O que Monsiváis fue de los primeros en leer teoría queer, ahora tan de moda en las universidades mexicanas.

En su presentación, Peralta habla en primera persona: “En estas páginas me ocupo de gente que hizo”, o bien: “Es una crónica de lo que vi”, pero luego, sin ninguna razón aparente, cambia a la segunda persona: “Cuéntalo, no le des más vueltas. Es tu visión. De nadie más […] Anda, no te angusties por las palabras. Ni dudes que habrá peores que tú a la hora de escribir. Tu relato será personal e intransferible. Nadie podría reseñarlo porque es parte de tu vida”, y así continúa a lo largo del libro. Pero ese recurso literario le da a todo el relato un tono cursi y plañidero, pues no tiene la maestría para usarlo como lo hace un Cernuda (en varios de sus poemas pero sobre todo en Ocnos y Variaciones sobre tema mexicano) o Carlos Fuentes (en Aura y La muerte de Artemio Cruz).

Sergio Téllez-Pon

Cuando entré al camerino El Muertho ya estaba maquillado. Se rumora que sólo unos cuantos le han visto el rostro. Cuando anda de civil se cubre la cara con su cabello de muñeca arrumbada y unos sunglasses baratos.

Sin aspavientos, sin divismos, mientras nos trasmitíamos la hepatitis pasándonos una caguama, El Muertho desapareció. Necesitaba estar a solas antes del show. Mentalizarse. Cualquier otro nos abría abierto a la chingada, pero El Muertho se salió a pasear, como una viejecita que sale por el pan.

Imaginen la escena. Gómez Palacio, una ciudad post-industrializada, devastada por la guerra vs. el narco, luchando por recuperar su vida nocturna, con un vejete con un brasier, pintarrajeado, con unas plataformas que hacen ver a Gene Simmons como un pendejo, deambulando por sus calles. O se trata de una aparición, una alucinación producida por el dengue, un güey fugado de con Nicho, un extra de The Walking Dead o de El Muertho de Tijuana, músico, performancero, fan de Kiss y abanderado del nuevo posmodernismo.

La muerte del modernismo engendró el posmodernimo, la muerte

del posmodernismo engendró el nuevo posmodernismo, y el nuevo posmodernismo engendró a El Muertho. A simple vista podría parecer, por el desparpajo que promueve su figura, que se toma las cosas con ligereza. Pero El Muertho es cosa seria. No tanto por la disciplina que exige su personaje, sino por ese momento a solas que reclama antes de cada actuación, un gesto cercano a la meditación. Si El Muertho fuera una señora seguro sería yogui. El cuerpo ya lo tiene. Exhibe una flacura correosa (es la envidia de Robert Smith de The Cure). El Muertho pertenece a esa generación para la cual Kiss lo es todo. De unos años a la fecha se puso de moda denostar a Kiss. Incluso un sector de metaleros se refieren a ellos como los Payasónicos. Pero su influencia es incalculable. Sin ellos El Muertho, Pellejos y los Melvins no existirían, por citar tres ejemplos.

“Zombie” de Cranberries inundó el ambiente. Era el preámbulo para “Sadness” de Enigma. Que es a su vez el preámbulo para que El Muertho vuelva de la tumba. El Ojo de Tigre estaba abarrotado. Unos ochenta fieles aguardaban por el show. El Muertho tuvo que abrirse paso entre la gente. La noche anterior había tocado en Saltillo para menos de veinte personas. Qué pensaban los promotores. Saltillo es un pueblo dentro de una iglesia. Pero Gómez le hizo justicia al arte de El Muertho. Sin más escenografía que la escueta decoración de halloween del lugar, y acompañado de su teclado, se posicionó del escenario. Se trepó sobre un banco y el público le propinó una ovación pletórica. Todos los congregados eran fans auténticos. Y se conocían el repertorio. La siguiente hora corearían, unos a grito pelado, las canciones.

“Chingue a su madre Peña Nieto” fue el buenas noches. “A la verga, los viejos”, profería. Luego comenzó el jelengue con “Viejo decrépito”. “Viva la juventud”, “ustedes son la promesa de este país”, “los viejos ya valimos verga”, salmodiaba. Y en este mensaje, que bien se puede interpretar con sorna, una crítica a su público, conformado en su mayoría por morros, se encierra en gran medida el arte de El Muertho. Su principal instrumento de trabajo es él mismo. El escarnio hacia su persona es su materia prima. Le fascina burlarse de sí mismo. Sería sencillo afirmar que El Muertho no se la cree. Pero es un error. Se la cree. Y un chingo. Pero entre tanta irreverencia asoma una declaración de principio implacable. Desde siempre, y no nos engañemos, la gente ha incursionado en la música persiguiendo la fama. El Muertho lo tiene claro: no se metió a la música para hacer dinero, tener coches y todas esas puñetas mentales que acompañan el rock.

“Chinguen a su madre los chilangos”, “Chinguen a su madre los regios”, “Chinguen a su madre los tapatíos”, “Chingue a su madre Tijuana”, “Arriba Gómez Palacio”, exclamaba. Pero no como el artista extranjero que viene a México y grita “arriba el EZLN”. Salpicado de iconoclastia, El Muertho establece un vínculo con el público como pocos artistas. Y es la prueba viviente de la gran salud de la que goza el underground mexicano. Y en medio de tanta mentada de madre soltó ese grito

de guerra que es “Satánica”. Que fue coreado por la asistencia. Y la audiencia rugió. El Muertho es más que un performance. Detrás del show, de las lamidas que le propina a la cruz que cuelga en su pecho, como si fuera un falo, está la música. Y con un solo teclado, al que le exprime samplers y secuencias, El Muertho ha conseguido unas canciones que destacan por su personalidad. E hilarantes hasta lo friki.

En un punto de su presentación se volvió a trepar al banco y con Alejandra Guzmán como fondo inició un streap tease. Se bajó los calzones, lo que arrancó los chiflidos y los aplausos de los congregados. El kitsch solo no alcanza a explicar un fenómeno como El Muertho de Tijuana. Y cuando volvió a sentarse al teclado se puso a brindar con la concurrencia con cuanta caguama le ofrecían. Y volvió a arremeter contra las principales ciudades del país y a echarle porras a Gómez. En un punto de la noche subió a un morro al escenario y le asestó un beso en la boca. Y en otro subió a un bailarín y simuló una cópula entre su boca y el miembro del extra. Acto que no escandaliza a nadie. En 1969 Jim Morrison hizo lo propio con su guitarrista. Y estuvo a punto de ir a prisión por exhibicionista. Sin embargo, el teatro de El Muertho está cargado de simbolismo.

En la actualidad, cuando la guerra en contra del machismo está en su punto más álgido, se nos olvida lo que el arte de El Muertho propone. Como ningún otro artista, socava el machismo de manera inmisericorde. Con un outfit que remite a cierto hair metal y al glam de Kiss, pero que también anuncia el machismo del heavy metalero, subvierte los roles. Evidencia los vicios del género. Muy malos, tatuados, rockeros: pero putos. El Muertho hace un señalamiento añejo, pero siempre pertinente. Crítica al machismo sin miramientos. Despoja de su máscara la hipocresía de la heteronormatividad. Todo musicalizado con su teclado que a ratos suena a Depeche Mode, (ochentas puros y duros), por momentos a bar de mala muerte, a teclado del bar de Sanborns y en ocasiones a vil rock Chavana.

El Muertho es un letrista hábil. Sus canciones no son chistes, aunque no puede uno dejar de pensar que si Polo Polo se hubiera dedicado a la música sería El Muertho. Si buscáramos referentes en el arte de El Muertho, además de lo evidente y lo citado, se antoja como el hijo, no, más bien el hermano, del movimiento rupestre. Pero en la estela de la parafernalia del rock entendido como espectáculo circense a la manera de Kiss. Y la maledicencia de El Viejo Paulino. Sonaron “Rock para Satán” y “Malandro”. Y el público demostró que no era de villamelones. Cantaron con El Muertho. Que ha amasado a sus fieles seguidores

con sus letras ingeniosas mezcla

de crítica social (sin panfleto en mano) y lenguaje popular. En cada una de sus composiciones se escucha la ciudad de Tijuana.

Una pausa devino para que El Muertho, que ya está ruco, agarrara aire. Con “Eye of the Tiger” de Survivor, tenía que rendir tributo al recinto, recorrió todo el lugar. La pipol se tomó fotos con él. Lo palmeó como si fuera el mismísimo Rocky. Y lo regresaron cargado al escenario. “Con esta rola me voy a despedir”, amenazó. “Cristo ha regresado”, el himno de esta generación, funcionó como una falsa salida. Porque apenas acabó atacó otra rola. Un amague de encore. Luego volvió a tocar “Viejo decrépito”. Porque El Muertho es un desmadre. Y en medio del desconcierto calculado que es también hay espacio para el caos. Y repetir una canción, más allá de una petición del público (que no fue el caso, El Muertho la tocó porque se le hincharon) es un gesto que sólo tiene el borracho de bar. Está tan pedo que no sabe ni lo que acaba de hacer. Como besar güeyes.

Y entonces El Muertho se despidió. Después de recetarnos una dosis de nuevo posmodernismo. “Viva Gómez Palacio”, gritó. “Me quiero quedar a vivir aquí”, confesó. Dios nos libre. Ojalá lo haya dicho por la calentura del momento. Y no lo esté considerando seriamente.

El Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, garantiza que para el primer trimestre de 2017 se tendrá en su administración local las unidades de igualdad sustantiva para garantizar la perspectiva de género.

Lo anterior, a pesar de la difícil situación económica que enfrentará la capital del país, pero que esto no mermará en su gobierno para que haya un recorte en el presupuesto para estas acciones y programas.

¿Qué función tendrán dichas unidades?

Las UIS son creadas para garantizar la transversalidad del género en la Administración Pública capitalina y tendrán como función impulsar acciones afirmativas para que mujeres y hombres alcancen la igualdad de oportunidades. En este sentido, dichas Unidades en coordinación con el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México (INMUJERES CDMX) darán seguimiento a la incorporación de la perspectiva de género en todo el ciclo de las políticas públicas: desde la planeación, programación, presupuestación, operación, seguimiento, evaluación y la rendición de cuentas.

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Estas Unidades deberán entrar en funcionamiento en el primer trimestre de 2017, de acuerdo con la estrategia elaborada por el INMUJERES CDMX y la Coordinación General de Modernización Administrativa, encargados de dar seguimiento y asesoría para el cumplimiento de las instrucciones del mandatario capitalino.

Para asegurar su cumplimiento, la Contraloría General de la Ciudad de México emitirá una circular para que todas las dependencias atiendan la instrucción del Jefe de Gobierno, quien aseguró que “con el recorte tan fuerte que se avecina para el próximo año en la metrópoli debemos optimizar estas tareas de manera muy planeada”, finalizó.

Dos músicos alemanes contrapuestos: Johannes Brahms (1833-1897), el más clásico de los compositores románticos. Ferviente seguidor de Mozart, Haydn y, sobre todo, de Beethoven, se opuso a las propuestas radicales de Franz Liszt (1811-1886) y mantuvo siempre una actitud conservadora en su alegato armonioso. Robert Schumann (1810-1856), fue, sin embargo, un compositor y crítico musical considerado como uno de los más representativos del romanticismo. Su obra se caracteriza por tintes pasionales y dramáticos de gran fervor e intensidad lírica. / Brahms y Clara Schumann —esposa del autor de la famosa pieza para piano solo, Carnaval— fraguaron una relación artística que adquirió tonos amorosos. Dos compositores confrontados en lo musical y, sigilosamente, por el amor de la gran pianista y compositora admirada en su época por Mendelssohn, Chopin, Liszt y Paganini.

Tres concertistas virtuosos (Joshua Bell, violín; Jeremy Denk, piano; Steven Isserlis, cello) se reúnen en For the Love of Brahms (Sony Music, 2016) para interpretar el Double Concerto in A Minor, Op. 102 for Violin, Cello and Orchestra (Allegro, Andante, Vivace non troppo), Piano Trio in B Major, Op. 8 —versión de 1854— (Allegro con moto – Tempo un poco Piú Moderato, Scherzo: Allegro Molto - Trio: Piú lento - Tempo primo, Adagio non troppo – Allegro - Tempo primo, Finale: Allegro molto agitato - Un poco Piú lento - Tempo primo, Adagio non troppo - Allegro- Tempo primo, Finale: Allegro molto agitato – Un poco Piú lento – Tempo primo) de Brahms, y Violin Concerto in D Minor, Woo 23: II Langsam (coda de Benjamin Britten), de Schumann. Participación de Academy of St Martin in the Fields (Joshua Bell, director musical).

Allegro del Double Concerto, de Brahms, en que el cello de Isserlis se compenetra con la prosodia de la orquesta y logra atenuar la afectación (falsedad armónica) de un concierto que fue muy cuestionado en su estreno, incluso por la misma Clara Schumann, por falta de “brillantez instrumental”. Andante y vivace non tropo que Academy of St Martin glosa con colorido de cautelosa pronunciación melódica-armónica. Piano Trio de Brahms en la versión de 1854. Jeremy Denk lo acota con incitante brillo desde resueltos clústeres. Dicen que Clara Schumann llegó a ejecutarlo magistralmente. Complicidad de los instrumentistas en el Adagio y el Finale. Glosa de las variaciones y los compases rápidos del Scherzo en escarceos que violín y cello superponen a las acentuaciones del piano.

Violin Concerto, de Schumann, que

Joshua Bell ilustra con entrega. El único concierto para violín del compositor alemán, quizás un poco desconocido. Schumann opta por la distribución tradicional: “rápido-lento-rápido” que se aleja del colorido lírico y apasionado de sus obras maestras. El segundo movimiento está dibujado en un intermezzo de redundada intensidad, que Bell asume con soltura técnica jugueteando con el rondo y el remate rítmico de polonesa del tercer movimiento. Álbum de arreboles: tres instrumentistas en los asideros del amor de Brahms.

El escorpión se había prometido dejar de lado el enredado y burocrático tema de la iniciativa de Ley de Cultura, así como no insistir más en las difusas perspectivas de la trastabillante Secretaría de Cultura, temas usuales de su sino semanal. Por ello pospuso la destilación de su narcótico para después del puente y se dejó llevar al desfile de Día de Muertos, una las más arraigadas tradiciones mexicanas, la cual esta vez fue bien representada por la franquicia inglesa de una película de James Bond. ¡Viva Mexicou! Por cierto, durante la tumultuosa caminata, el arácnido pudo advertir al jefe de Gobierno encabezando la fila de los muertos-vivientes.

En esos infiernitos gastaba el arácnido su veneno cuando el malhadado tema volvió a aparecer ante su aguijón. El rastrero ha tratado aquí el penoso asunto del uso dado por los gobernadores a los consejos estatales de cultura. Ya se sabe, la idea del ornato, de las “bellas artes”, “la república de las letras”, “el mexicanismo plástico” y demás conceptos huecos y cursis, han llenado la boca de los mandatarios estatales cuando de quedar bien se trata.

Acaso por ello, el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, buscó otro buen uso para el Consejo Estatal de la Cultura y las Artes de su patria chica.

Según informa el reportero Enrique Aroche Aguilar, al gober se le hizo fácil usar esa institución como caja chica y tener ahí unos milloncitos destinados a promover su imagen en cuarenta y un medios de comunicación (diarios regionales, radios, televisoras, noticieros y más). De esa elegante manera, el ejecutivo poblano presumió en la cuenta pública haber bajado el presupuesto destinado a los medios de comunicación, cuando en realidad mantenía su cochinito al amparo del Consejo Estatal de Cultura presidido por Jorge Alberto Lozoya Legorreta, quien aún no justifica ese manejo anormal de unos 115 millones de pesos entre 2014 y 2015.

Mientras tanto en Ciudad Gótica, el alacrán junto con muchos se pregunta si acaso la Secretaría de Cultura podrá de verdad llevar a cabo una reforma cultural, siendo tan sólo un Conaculta grandote, con una estructura más vertical, centralizada, multiplicadora de la burocracia y con un presupuesto menor. Y si además estará a la altura de los cambios requeridos un viejo-nuevo secretario, quien pronto alcanzará una docena de años priistas al frente de las agencias culturales del Estado. ¿Pidió ya explicaciones a Moreno Valle?

Pedro Almodóvar seguramente pasará a la historia como un cineasta que dedicó su carrera a retratar personajes femeninos y que en su trayectoria pasó de la caricatura histérica de Pepi, Luci y Bom y otras chicas del montón (1980) a los excesos melodramáticos de La flor de mi secreto (1995) y de su más reciente filme, Julieta (2016). De los años del delirio del Destape, el autor de Mujeres al borde de un ataque de nervios fue deslizándose por territorios de angustia, melancolía y tensión a lo largo de casi una docena de filmes serios, a los que ha contrapunteado con trabajos diversos y comedias ligeras como la inefable Los amantes pasajeros (2013). En su búsqueda por alcanzar la atronadora elocuencia sentimental de un cineasta como Douglas Sirk, Almodóvar ha disecado la tragedia personal, la soledad y el desamor a machetazos. Julieta, incluida en el pasado Festival de Cine de Nueva York, es un collage de tres cuentos de la escritora canadiense Nobel caracterizada por su prosa y sensibilidad temperadas, Alice Munro. Esta es una curiosa elección de un director que opta siempre por la exuberancia.

Julieta (Ema Suárez) está a punto de mudarse a Portugal con su pareja, Lorenzo (Darío Grandinetti), sin embargo poco antes del viaje se encuentra con Beatriz (Michelle Jenner), quien fuera la mejor amiga de su hija, Antía. Entonces descubrimos que la angustia de Julieta se debe a haber sido rechazada y abandonada por su única hija. La revelación de que Antía vive en Suiza, tiene tres hijos y sabe que su madre vive en Madrid la hace abandonar sus planes y separarse de Lorenzo. Julieta se muda al edificio donde vivió con su hija antes de perderla y comienza a escribir un largo recuento para narrarle todo lo que nunca le dijo de su vida y que comienza en el tren donde conoció y se enamoró de Xoan (Daniel Grao), un pescador cuya esposa estaba en coma. Esta confesión da forma a la narrativa del filme.

Arranca ahí un flashback en el que, treinta años antes, Julieta es interpretada con toda gloria ochentera por Adriana Ugarte. Julieta es profesora de literatura clásica y la última clase que da antes de perder su empleo trata sobre Ulises y su viaje al Ponto, el mar de acuerdo con Homero, una historia que da la clave a la tragedia personal de Julieta, quien busca a Xoan, y lo encuentra oportunamente poco después del entierro de su mujer. Julieta y Xoan comienzan a vivir juntos, tienen a Antía y la vida parece sonreír hasta que ella descubre que su marido “folla ocasionalmente” con su amiga de la adolescencia, la artista Ava (Inma Cuesta). Adolorida, Julieta sale de la casa negándose a discutir con Xoan, mientras éste decide ir a pescar pese a que se avecina una tormenta en la que pierde la vida.

Julieta se convierte a partir de entonces en una especie de zombi permanentemente deprimida. Su hija y su inseparable amiga, Beatriz, se ocupan de ella en una curiosa inversión de roles. Almodóvar lanza una evocación buñueliana al reemplazar a la Julieta joven por la Julieta mayor, mientras las chicas le secan el pelo con una toalla. El cambio súbito de protagonistas implica el envejecimiento que trae el dolor pero parece un recurso un tanto mañoso y fácil. La amistad-pasión entre Antía y Bea termina el verano antes de entrar a la universidad, cuando la primera decide pasar tres meses en un retiro espiritual y la segunda viaja a Nueva York a estudiar. En vez de regresar con su madre, Antía desaparece, pues “ha elegido su propio camino y su madre no tiene lugar en él”. Aparentemente Antía se convierte en una fanática que se avergüenza de haber tenido una relación lésbica con Beatriz y que culpa a su madre, a Ava y a sí misma de la muerte de su padre. La culpa pasa a la siguiente generación como fuente de desprecio.

La obsesión central del relato no es tanto la maternidad, como lo fue en Todo sobre mi madre (1999), sino la culpa femenina ante las oportunidades desperdiciadas. Julieta tiene culpa por haber abandonado a su madre que se deterioraba mientras su padre comenzaba una nueva vida al lado de una mujer marroquí, siente culpa de haber empujado al suicidio a un desconocido en un tren y más tarde a su marido, se cree culpable de haber sido una madre ausente (o por lo menos irrelevante) para su hija y por haber maltratado a Lorenzo.

En este mundo los hombres aparecen como figuras simbólicas, pretextos para dar vuelo a las culpas y la tristeza. El cineasta no muestra a los hombres como unos desgraciados, simplemente aparecen como seres pragmáticos que pueden parecer egoístas, pero son sólo relevantes en la medida en que provocan emociones en las mujeres. No por nada las esculturas de Ava, realizadas en bronce pero con apariencia de terracota, son de hombres incompletos. De manera muy deliberada Almodóvar establece paralelos entre Julieta y la amante marroquí de su padre, con lo que intenta desestigmatizar a los hombres del relato. De hecho lo más parecido a una villana es Mariam (Rossy de Palma) quien revela a Julieta que su marido sigue acostándose de cuando en cuando con Ava. Las referencias mitológicas que Almodóvar parece obligado a introducir son evocaciones vacuas y evidentes que pretenden añadir solemnidad a un melodrama impregnado de origen por elementos deliberadamente cursis en la tradición camp que Almodóvar no parece poder evadir. Cuando su hija desaparece, Julieta la busca desesperada, tan sólo para descubrir lo poco que la conoce. Julieta argumenta que toda la vida trató de evitar que su hija heredara ese sentimiento de culpa que la atormenta, sin embargo la culpa hará que eventualmente su hija vuelva a buscar a su madre más de doce años después de desaparecer. Con lo cual hay una extraña reivindicación de ese sentimiento.

En esta ocasión Almodóvar parece intentar un pastiche hitchcockiano, con un misterio sin crimen al que ha decorado con su tradicional paleta de electrizantes colores primarios, cabelleras rubias y la música de Alberto Iglesias en clara evocación del trabajo del compositor Bernard Herrmann. Por desgracia la intriga no es ni de lejos tan apasionante como la de cualquier filme de ese maestro del suspenso. Lo más evidente es la incapacidad de Almodóvar de manejar las sutilezas y los silencios que deberían proyectar el abatimiento y pesar de Julieta y su hija. A final de cuentas el cineasta emplea confesiones y revelaciones, a falta de escenas impactantes, para iluminar el comportamiento a veces irracional de sus personajes. El autor de Matador (1986) no ha aprendido a dominar el arte de la introspección ni puede construir un drama a partir de un mínimo de gestos y señales. No todo mundo puede hacer ese tipo de cine y definitivamente no es lo que se le da mejor a un cineasta que es incapaz de controlar su obsesión por las imágenes shock, los decorados incandescentes y Chavela Vargas.

La economía mexicana cuenta con fundamentos macroeconómicos sólidos y está preparada para enfrentar cualquier eventualidad a nivel internacional, aseguró el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña.

Al inaugurar el XXI Congreso Nacional de Economistas “Recuperemos la confianza”, afirmó que a pesar de que México enfrenta importantes retos, tanto internos como externos, la economía mexicana crece y genera confianza para detonar las reformas estructurales, la inversión y los empleos.

Comentó que México se desarrolla con confianza porque tiene un mejor marco de reformas, finanzas públicas estructuralmente más sanas, una empresa petrolera que se reinventa en un contexto complicado y manda señales de certeza hacia delante.

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“La Secretaría de Hacienda trabaja todos los días en fortalecer el marco de la economía mexicana para enfrentar los riesgos de afuera. Contamos con un paquete económico responsable que nos permite dejar de pedir prestado para pagar intereses”, dijo el funcionario.

De acuerdo con un comunicado, explicó que esto es importante porque siempre habrá acontecimientos externos que puedan impactar a la economía mexicana, como la salida del Reino Unido de la Unión Europea o, ahora, el proceso electoral en Estados Unidos, así como posibles ajustes en su política monetaria.

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Insistió en que el país está haciendo lo que corresponde para acreditar certeza, en relación con el paquete económico: “La parte de ingresos fue aprobada y eso genera certidumbre y manda buenas señales a la economía, no solamente de México, sino del mundo”, afirmó.

Acompañado por el premio nobel de Economía, Angus Deaton, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) manifestó que se avanza hacia el México que se quiere.

Muestra de lo anterior, dijo, es que los logros le llegan a más gente, a las familias y a las empresas, ante lo cual exhortó al gremio de economistas a recuperar y profundizar la confianza que puede llevar al país al lugar que le corresponde.

Con frecuencia se dice que en China se ha consolidado una economía de mercado bajo un régimen comunista. La idea que reproduce la mayoría de los medios occidentales es que ese comunismo capitalista es una mezcla perfecta entre los dos sistemas enfrentados en la Guerra Fría. El régimen chino, sin embargo, es todavía más complejo que eso: no es una economía de mercado como cualquier otra de Occidente y tampoco es un régimen de partido comunista único como el que existió en la URSS o Europa del Este.

La reforma económica china comenzó, en tiempos de Deng Xiaoping, entre los años 70 y 80, por medio de la desregulación y la descentralización de la agricultura y la industria y la apertura al comercio occidental que reforzó el modelo manufacturero. Pero entre los años 90 y 2000, bajo el liderazgo de Jiang Zemin, se produjo una privatización acelerada, por la cual miles de jerarcas del partido se convirtieron en empresarios que controlaban los sectores estratégicos de la economía. Aquella burocracia capitalista se abrió a la inversión extranjera y liberalizó las finanzas, al punto de producir el país más integrado a la globalización del siglo XXI, después de Estados Unidos.

El sistema político chino no es un unipartidismo como el de los socialismos reales de la Guerra Fría, que se desplomaron en 1989. Debajo de la hegemonía del masivo Partido Comunista de China (PCCh), con 90 millones de militantes, subsisten ocho partidos minoritarios y regionales, además de múltiples asociaciones sociales, subordinadas al Estado. Pero las dimensiones territoriales y demográficas de China producen una diversidad de intereses que encuentran en la cúpula empresarial y política del Partido Comunista su espacio de negociación y conflicto.

Esas tensiones cíclicas en la cúpula se han confirmado, en los últimos días, con el más reciente pleno de los comunistas chinos, que prepara la celebración del congreso de la institución el año próximo, donde se decidirá si el actual líder, Xi Jinping, es reelegido por otro periodo de cinco años. Desde los años 90, la sucesión de la jefatura política china se ha acomodado a dos periodos de cinco años por mandato. Con ese fin, 400 dirigentes, que concentran todo el poder económico y político del enorme país, se reunieron a puertas cerradas en Pekín y trazaron la hoja de ruta para la élite china en los próximos años.

En esa reunión Xi Jinping fue declarado hexin o núcleo de la dirigencia china, un título informal que en el pasado sólo se reservó a Mao y a Deng. Algunas facciones dentro del partido, con sus representantes en el cónclave, como el Grupo de Shangai y la Liga de Jóvenes Comunistas, presionaron, sin embargo, en favor de una mayor distribución del poder. Tal y como esperaban algunos analistas, el reforzamiento del poder de Xi ha derivado en denuncias de complots y conspiraciones en su contra, que involucran a sectores de la dirigencia con la deslealtad y el nepotismo.

En las últimas horas, la agencia china Xinhua reprodujo declaraciones del líder que acusaban a antiguos jefes de facciones, como los exministros Zhou Yongkang y Bo Xilai y los generales Guo Boxiong y Xu Caihou, procesados por delitos económicos y políticos, de ser los artífices de un plan para desplazarlo del poder dentro del Comité Central. Los medios de comunicación oficiales relacionan a esos jerarcas, que formaron parte del gobierno del predecesor de Xi Jinping, Hu Jintao, con una trama de corrupción que, en China, como en otros regímenes comunistas del pasado, casi siempre encubre una encarnizada lucha por el mando.

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La ideología machista se transmite de generación en generación por medio de enseñanzas crueles y violentas. Que hable la memoria: cuando tenía siete u ocho años unos conocidos de mis padres nos invitaron a la fiesta de cumpleaños de su hijo más pequeño. Yo fui a regañadientes porque no conocía a nadie. Me senté en un rincón del patio para pasar inadvertido y observar a mi alrededor.

Las hermanas mayores organizaron rondas infantiles, luego partimos piñatas de barro rellenas de tejocotes y cañas. Entonces, el niño del cumpleaños, que tendría más o menos mi edad, comenzó a llorar. Su madre y sus tías acudieron para consolarlo. Me enteré de lo que había pasado. Un niño mayor, de unos diez u once años, hermano de uno de los invitados, le había pegado al festejado. Entonces apareció el padre del niño del cumpleaños: un hombre recio, de unos cuarenta años, con gruesos bigotes negros. Preguntó qué había sucedido. Le explicaron y para sorpresa de todos montó en cólera. ¿Por qué su hijo no había sido capaz de defenderse en su propia casa? ¿Así lo educaban las mujeres? ¿Para que fuera un mariquita? El padre llamó a su hijo, que para entonces ya estaba aterrorizado, y le dijo que tenía que aprender a pelear como un hombre. Luego mandó a buscar al agresor y le ordenó que se diese de golpes con su propio hijo para que arreglaran las cosas como machitos. Yo no podía creer lo que estaba viendo. El niño grande le sacaba por lo menos una cabeza al del cumpleaños. Era evidente que aquél era un chamaco curtido en todo tipo de travesuras y abusos. La mamá y las tías apenas podían contener el llanto.

El padre colocó a los dos niños en el centro del patio. Los invitados nos acercamos para presenciar el insólito espectáculo. El festejado dio un paso hacia delante y cerrando los ojos trató de golpear a su verdugo. Fue inútil. El niño mayor esquivó con agilidad la tímida ofensiva y de inmediato respondió con un puñetazo seco en el rostro del pequeño. Lo que sucedió después, por uno o dos minutos que me parecieron eternos, fue espantoso. Sin piedad alguna, el niño grande le dio una golpiza al de la fiesta. La sangre comenzó a brotar de la nariz y de la boca del pequeño, pero nadie se atrevía a detener la gresca porque el padre observaba impávido, como si todavía creyera que su hijo podría vencer en tan desigual pelea. Por fin, alguien paró esa salvajada. El padre, furioso, sin decir palabra, dio la media vuelta y entró a la casa.

El pequeño delincuente se fue a jugar con otros rapaces como si se sintiese orgulloso de lo que había hecho: nadie le reclamó nada. La fiesta no se detuvo. La madre y las tías confortaron al derrotado, le lavaron la cara, le pusieron un tapón de algodón en la nariz, le cambiaron la camisa y le dijeron que siguiera jugando con sus amiguitos. El pobre niño se tragó la humillación y los demás hicieron como si nada hubiera pasado. La única manera de intentar recobrar la normalidad era que siguiera la fiesta, aunque todos tuviéramos la sensación de que éramos cómplices de una injusticia.

Mis padres por fin pensaron que era momento de retirarnos. Nos fuimos a despedir de la madre del niño del cumpleaños. Mi padre preguntó por el dueño de la casa. Su mujer lo miró con ojos muy grandes y le dijo que el hombre estaba muy enojado por la derrota de su pequeño hijo y que se había retirado a su estudio. Mis padres le pidieron a la señora que los despidiera del anfitrión y nos fuimos de allí. El viaje de regreso lo hicimos en silencio. Yo iba pensando en lo que le había sucedido a ese pobre niño. Sabía con certeza que mi padre jamás se hubiera comportado como el dueño de esa casa, pero tenía miedo de que en alguna ocasión tuviera que pelear con un niño más fuerte que yo para defender mi honor. Supuse que mi destino como varón mexicano era muy simple: ser un macho o un marica. No había punto medio, no había manera de rechazar el dilema. Cerré los ojos y me quedé dormido en el asiento trasero del automóvil.

guillermo.hurtado@3.80.3.65

Twitter: @Hurtado2710

El cantautor Armando Manzanero apareció en galeras del Senado de la República, casi al final de la sesión de este día y armó una fiesta en pleno recinto.

Tras el debate de las reformas a la Ley de Víctimas, los senadores asistentes, uno 70, al parecer se acordaron que era viernes, aplaudieron de pie y ovacionaron al artista yucateco, que es uno de los aspirantes a recibir la Medalla Belisario Domínguez.

El presidente del Senado, Pablo Escudero Morales, invitó al compositor mexicano a bajar al Salón de Sesiones, por lo que el autor de clásicos como “Somos novios” y “Está tarde vi llover”, entró y saludó de beso y de mano a las y los legisladores que se congregaron en el lugar designado a los integrantes de la Mesa Directiva.

Manzanero posó para las fotos y las cámaras de televisión y enseguida armó la bohemia cuando a capela y acompañado por los panistas Mariana Gómez del Campo, Javier Lozano y los perredistas Luis Sánchez Jiménez y Lorena Cuéllar Cisneros, entonó "Contigo aprendí".

Antes, la senadora perredista, Dolores Padierna, se enfundó una sudadera azul marino con la leyenda "Hillary for President" y así participó en el debate en tribuna, con lo que de manera metafórica hizo presente a la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos.

Mientras que en el Patio Central del Senado de la República se exhibió una exposición de caricaturas alusivas al candidato republicano Donald Trump, "Un Muro a la Trompa de Trump".

El Jefe de Gobierno de la Ciudad de México (GCDMX), Miguel Ángel Mancera Espinosa, anunció la implementación, a partir del primer trimestre del próximo año, de las Unidades de Igualdad Sustantiva (UIS), las cuales tienen por objetivo garantizar la transversalidad del género en la administración pública capitalina.

Así lo anunció durante la sesión de trabajo del Sistema para la Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres, en el que estuvieron presentes los integrantes de su gabinete legal, donde enfatizó puntualizó que una de las prioridades de su administración tiene es alcanzar la igualdad de género en las políticas públicas.

Detalló que las UIS tendrán como objetivo impulsar acciones afirmativas para que mujeres y hombres alcancen la igualdad de oportunidades, por lo que dichas Unidades, de manera coordinada con el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México (Inmujeres CDMX) darán seguimiento a la incorporación de la perspectiva de género en todo el ciclo de las políticas públicas.

Esto es, desde la planeación, programación, presupuestación, operación, seguimiento, evaluación así como la rendición de cuentas, informó Mancera Espinosa a través de un comunicado.

Señaló que la entrada en funcionamiento de las UIS, será acorde a la estrategia desarrollada por Inmujeres y la Coordinación General de Modernización Administrativa, encargados del seguimiento y asesoría para el cumplimiento de las instrucciones del Jefe de Gobierno capitalino.

Adicionalmente, la Contraloría General emitirá una circular para así asegurar su cumplimiento y que todas las dependencias atiendan la instrucción del mandatario local.

Mancera Espinosa subrayó que a pesar de la difícil situación económica que enfrentará la capital del país, en su gobierno no habrá recorte en el presupuesto para estas acciones y programas.

“Con el recorte tan fuerte que se avecina para el próximo año en la metrópoli debemos optimizar estas tareas de manera muy planeada”, señaló.

En la sesión del Sistema para la Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres de la Ciudad de México estuvieron presentes los secretarios de Gobierno, Patricia Mercado; Finanzas, Édgar Amador, y Desarrollo Social, José Ramón Amieva, así como la secretaria técnica del Inmujeres, Teresa Incháustegui.

Quiero compartir algunas inquietudes sobre los jesuitas, ahora que llevan a cabo su Congregación General 36, en la cual ya eligieron como Superior General al venezolano P. Arturo Sosa.

Mis reflexiones nacen del inmenso cariño que les profeso, como simple católico de a pie. No fui alumno en sus colegios, aunque sí he dado clases en la Ibero en distintas ocasiones. Participé en sus comunidades de universitarios, donde gocé de los ejercicios espirituales en varias ocasiones, pilar de mi formación espiritual.

Así comprendí que los ejercicios son el factor decisivo de su identidad. Al jesuita no se le conoce por su posición política, contra lo que piensa la conseja opinocrática, sino por su espiritualidad, por su capacidad de discernimiento y entrega amorosa al servicio de la gente y de la Iglesia. Ante la elección de un General latinoamericano y el curso de la Congregación, me vuelve a inquietar la contradicción que ha caracterizado a los jesuitas de la Patria Grande durante las últimas décadas.

Por un lado, me sorprende la falta de identidad católica de algunos de sus miembros, de la cual incluso parecen avergonzarse. Suele expresarse como una tendencia al intelectualismo, falta de comunión con la Doctrina Social de la Iglesia y asimilación acrítica de la agenda política de “las izquierdas”, sobre todo en materia de vida, familia y matrimonio. También se manifiesta en un criticismo contra los obispos y un rechazo visceral al magisterio de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Me cuesta trabajo entenderlo pues esto no habla de una inteligencia viva, tan propia de los jesuitas, sino de un prejuicio militante que provoca el aplauso fácil e interesado de los sectores anticatólicos, así como ausencia de comunión con los laicos del común. Es característico que, cuando los jesuitas asumen esta posición, se tornan solemnes y aburridos.

Por otro lado, contrasta con la profunda experiencia humana y de comunión eclesial que se vive al charlar con sus misioneros, con quienes se dedican a la obra social, a la dirección espiritual o viven su compromiso educativo con sobrada dedicación. Entonces emerge su fino sentido del humor, el tiempo se relaja y la inteligencia fluye sin considerar tiempo, ni espacio. Ellos son capaces de invertir más de treinta años en traducir la Biblia al tzeltal de Bachajón, formar parte del equipo de traductores de la magna obra de Derecho Canónico indiano de Pedro Murillo Velarde, gran jurista del siglo XVIII, o simplemente perder el tiempo charlando con la gente.

Me cuesta trabajo entender esta contradicción. Tal vez se deba a que, en la historia de la Iglesia, la inteligencia nunca ha nacido de consignas ideológicas, sino del cotidiano trabajo pastoral. No existe santo, ni doctor de la Iglesia, que no haya sido también un pastor generoso y apasionado, empezando por san Ignacio. En la historia de los jesuitas, esta inteligencia ha brotado del paciente trabajo de discernimiento espiritual el cual, poco a poco, se transforma en acción contemplativa, hasta derramarse en su fino sentido del humor. Pongo de ejemplo al beato Miguel Agustín Pro.

Esta contradicción ha lastimado a no pocos jesuitas en las últimas décadas. El mejor ejemplo lo encontramos en Jorge Mario Bergoglio, el jesuita que los jesuitas no quisieron. Bergoglio, como director espiritual, párroco, rector del Colegio Máximo y provincial en su natal argentina prefirió la inteligencia que nace del trabajo pastoral, al intelectualismo politizado. Por esta razón fue atacado y condenado al ostracismo. Nunca esperaron verlo convertido en obispo, arzobispo, cardenal y, mucho menos, en Papa.

Los caminos de Dios son insondables. La piedra que los arquitectos desecharon desde sus cubículos, ahora es la piedra angular de la Iglesia, el sucesor de san Pedro. Un Papa profundamente jesuita que está consolidando el rumbo de la catolicidad marcado así por el Concilio Vaticano II, como por sus predecesores en el ministerio petrino. Al parecer, según diversos testimonios publicados, el nuevo General comparte con Francisco el mismo formador, cuyo nombre es Ignacio de Loyola.

En un hecho insólito, Francisco se encontró con los jesuitas justo después de la elección del P. Arturo Sosa y antes de empezar sus trabajos de deliberación que darán rumbo a sus esfuerzos en los años por venir. Su mensaje fue profundo y muy sencillo. Como hijo de Loyola y sucesor de san Pedro, tan sólo les pidió ser auténticamente jesuitas, en comunión con la Iglesia y con el Papa.

jtraslos@unam.mx

Twitter: @jtraslos

En la Ciudad de México ningún sitio que congrega a multitudes se salva de la invasión del comercio informal en alguna de sus modalidades; eso sí, la mercancía es acorde al lugar de que se trata. Los vendedores se adueñan de banquetas y espacios donde instalan sus tenderetes que obstaculizan la circulación de la gente. Invaden los accesos de estadios, metro, zonas de oficinas, centros de espectáculo, hospitales y hasta iglesias, como lo muestra la fotografía en turno. La vista es hacia la puerta exterior del templo de san Hipólito, ése donde se venera al milagroso san Juditas, uno de los santos preferidos de los chilangos para que interceda en las causas difíciles, desesperadas y hasta imposibles. Por esta razón, en los alrededores hay puestos de lotería, imágenes religiosas, veladoras de todos los colores y amuletos de energías diversas para alejar las malas vibras, que en esta ciudad son muchas.

Fotografía: Para quienes visitan a san Judas Tadeo para pedirle, entre otros favores, que los haga millonarios, al salir del templo están a su disposición tentadores números de la suerte.

urbimex@yahoo.com.mx

Twiiter: @jorgemme

La Torre Eiffel y el Arco del Triunfo en París han sido decorados temporalmente con luz verde para recordar al mundo que empiece a cumplir con el Acuerdo de París sobre cambio climático.

El colorido aviso que fue puesto este viernes por la noche en los monumentos más reconocidos de París fue una iniciativa conjunta de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y la ministra francesa de Medio Ambiente, Segolene Royal.

Acerca del tema:

China ratifica acuerdo climático de París

El acuerdo entró el vigor el viernes, más rápido de lo que cualquiera hubiera previsto, luego de un exitoso año de esfuerzo internacional para reducir las emisiones de dióxido de carbono generadas por el hombre, así como de otros gases que causan el calentamiento mundial.

Pero lograr el acuerdo sobre estas metas fue la parte fácil. Cumplirlas requerirá cambios en los sistemas de generación de energía del mundo, que pese a grandes aumentos de fuentes de energía renovable, como energía solar y eólica, todavía dependen de combustibles fósiles.

Alejandra Barrales supo de responsabilidades a temprana edad. Ayudar a sus padres en el cuidado de sus hermanos menores, le dio una distinta perspectiva de la vida. Hoy, además de ser una mujer comprometida con su país, se interesa por la gente que la rodea. Su camino en la política comenzó como un chispazo en su época como sobrecargo, cuando encontró el amor por las leyes dentro de la defensa de sus derechos y los de sus compañeros que, finalmente, la llevaron a ser secretaria general de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación.

Ante la posibilidad de perfilarse a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, la presidenta nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) afirma que no le teme a los cambios pero lejos de preocuparse por las posibilidades de encontrar un nuevo cargo, su objetivo es concentrarse en las cosas que sí puede cambiar con el trabajo del día a día.

Bibiana Belsasso: ¿Cómo fue tu infancia en Michoacán? Cómo era tu relación con tus papás…

Alejandra Barrales: Bueno, yo nací en la Ciudad de México, en una colonia del Centro.

Belsasso: ¿Quiénes son de Michoacán, tus papás?

Barrales: Mi mamá. De pequeña viví en Michoacán, nací aquí pero prácticamente a las dos o tres semanas de nacida nos fuimos a Michoacán por una cuestión de trabajo de mi papá. Entonces yo digo que tengo doble

nacionalidad, porque he pasado largas temporadas en Michoacán y en la Ciudad de México.

Belsasso: ¿En qué trabajaba tu papá?

Barrales: Mi papá era conductor de un autobús y se esforzaba por sacarnos adelante, la verdad es que siempre fue muy trabajador. Logró hacerse dueño de un autobús, después se hizo dueño de dos, se asoció con el que era en ese entonces su jefe y esa fue la forma en la que nos sacó adelante.

Belsasso: Tu madre tuvo que trabajar siempre…

Barrales: Sí, también, siempre, desde muy chica yo me hacía cargo de mis dos hermanos —yo soy la mayor— porque mi mamá precisamente salía a trabajar. Trabajaban mi papá y mi mamá.

Belsasso: ¿Y tus abuelos no estaban al pendiente?

Barrales: No, nunca tuve. Fallecieron y no hubo contacto con ellos, no son una figura con la que yo haya convivido, realmente la familia la hacíamos mis hermanos y mis papás.

Belsasso: Empezaste a trabajar muy chiquita…

Barrales: A los 15 años empecé a trabajar, siempre pensé en ser sobrecargo, en aquel entonces decía aeromoza, quería ser diputada y quería dar noticias en la tele. Busqué alternativas y a esa edad inicié mi trabajo como asistente de la secretaria particular del director de Recursos Humanos de Aeroméxico, con la idea de luego ingresar como sobrecargo.

Belsasso: ¿Y cómo contratan a un menor de edad?

Barrales: Pues no supe cómo pero sé que fui a buscar la oportunidad, a tocar la puerta. Recuerdo que primero la secretaria, una señora llamada Coco Prado, me dijo que no, y la convencí. Tenía una personalidad fuerte pero insistí y de repente me decía “bueno, ahorita platicamos, ayúdame, haz esto y ahorita platicamos”. Ya no dejé que me dijera que no.

Belsasso: ¿Te volviste de pronto indispensable?

Barrales: Pues ahí me quedé y la convencí, ese fue mi primer trabajo.

Belsasso: ¿Y cómo empiezas ya de aeromoza?

Barrales: A partir de tener ese contacto estuve poco más de dos años y apenas cumplí los 18 años ya tenía la preparatoria, que era lo que se requería para poder ingresar como sobrecargo; el inglés lo hice en simultáneo mientras trabajaba y una vez que concluí, prácticamente, al día siguiente ya estaba volando con Aeroméxico.

Belsasso: Pero es un trabajo pesado, ¿no? Tantos vuelos, la presión…

Barrales: Muy, muy pesado. Es un trabajo que tiene un desgaste físico y lejos de lo que se piensa, que únicamente es glamur, hay un esfuerzo importante.

El estrés es fuerte cuando haces un viaje: llegar a tiempo, la maleta, todo lo que implica, ahora imagínate cuando lo haces todos los días por muchos años; es un estrés importante, pero también una experiencia maravillosa.

Belsasso: ¿Cuántos años estuviste de aeromoza antes de entrar al sindicato y a toda tu otra labor?

Barrales: Pues estuve como tres años y vino la quiebra de lo que era entonces Aeronaves México; cuando eso pasó, no recuerdo cuál fue el momento exacto, empezamos a ayudar a compañeros a defenderse del propio sindicato que no nos ayudaba, nos dejó sin apoyo y así empezó mi interés por las leyes y por conocer mis derechos. Varios compañeros me dieron impulso y de repente ya encabezaba un grupo de oposición al interior del sindicato.

Belsasso: Yo me acuerdo desde hace unos 20 años que comencé mi labor periodística hablé contigo varias veces, eras rudísima….

Barrales: Sí, hace varios ayeres. En

parte era por lo que la gente estaba exigiendo, nuestras demandas no eran necesariamente económicas, lo que pedíamos era, sobre todo, respeto a las mujeres. Es un gremio mayoritariamente de mujeres y no teníamos derecho a embarazarnos, no teníamos derecho a usar pantalones cuando íbamos a lugares bajo cero o con nieve…

Belsasso: Aunque ahora las sobrecargos tienen muy buenas prestaciones, ¿no?

Barrales: Dimos una buena batalla en favor de los trabajadores y logramos buenas prestaciones…

Belsasso: Y te acabas casando con un piloto…

Barrales: Pues primero era sobrecargo, después se hizo piloto y efectivamente, duré 17 años casada.

Belsasso: ¿Entre viaje y viaje, cómo le hacían para verse?

Barrales: Sí ayuda que sea alguien del mismo medio laboral, porque debe entender un poco esas dinámicas: casi nunca estás en el mismo lugar o casi nunca en casa. Cuando ya estás en ese ambiente lo más sencillo es agarrar un avión e irte a alcanzar a tu esposo a Guadalajara, a Nueva York, o a donde esté.

Belsasso: ¿Y simultáneamente te dio tiempo de hacer otra carrera?

Barrales: Sí, me dí el espacio para continuar con mis estudios, entré a Aeroméxico y los dejé temporalmente, luego me interesó convertirme en abogada por temas como mi contrato colectivo, la Ley Federal del Trabajo, el sindicato; y finalmente concluí mi carrera como abogada y posteriormente mi maestría en Administración Pública.

Belsasso: ¿Cuándo te afilias al PRD?

Barrales: Cuando estaba en el sindicato tuve la oportunidad de convivir con muchos líderes a partir de defender a los trabajadores, porque tienes contacto con prácticamente todos los partidos. Yo recibí la invitación del PRI, del PAN, del PRD para ingresar en una elección a la Legislatura 58 y hacerme diputada federal.

No me veía con ningún partido pero fue con el PRD con el que encontré más coincidencias y me convencieron al darme la alternativa de ser externa; es una figura que tiene nuestro estatuto y permite que tú puedas participar sin ser militante, entonces entré con el PRD y era secretaria general, volaba como sobrecargo, como dirigente sindical y como diputada.

Belsasso: Y te encantó la carrera legislativa, ¿no?

Barrales: Pues es otra faceta…

Belssaso: Porque has seguido…

Barrales: Te encuentras herramientas importantes en el ámbito legislativo, a mí me ayudó mucho para apoyar al sindicato. Cuando yo estaba como diputada varias veces intentaron dividirnos, estando en la Cámara de Diputados logramos posponer la quiebra de Mexicana de Aviación, que se venía anunciando desde muchos años atrás. Por lo menos, cuando yo estuve como diputada, ayudamos a nuestras aerolíneas.

Belsasso: Has legislado sobre asuntos que podrían llamar muy liberales, muy avanzadas; por ejemplo, el tema de la maternidad subrogada, que puedas tener un bebé en el vientre de otra mujer….

Barrales: Son temas en los que creo de origen, lo que tiene que ver con los derechos de las mujeres, con la posibilidad de decidir sobre nuestros cuerpos, con las pensiones de los hijos; aún cuando no era mamá, me interesaban mucho.

Belsasso: Lo de las pensiones es un tema importantísimo porque además de todo, un juez puede estipular una pensión pero si el exmarido no la quiere pagar, ni modo que lo demandes todos los meses, es complicadísimo.

Barrales: Precisamente, conociendo esas complicaciones y que por desgracia sea un tema recurrente en nuestro país, ideamos un listado de morosos que obliga al Registro Civil, en este caso, en la Ciudad de México, a que si tú tienes una pensión como papá o como mamá y no la estás pagando apareces con una deuda. Cuando te vas a casar tiene que ser parte de tus requisitos, es decir, tu pareja tendría que demostrar que no está en dicha lista y te enteras si tiene otros hijos, si paga o no la pensión; por lo menos ya no hay ese desconocimiento.

Belsasso: ¿En el tema de maternidad subrogada no pensaron mantenerla así para parejas monoparentales?

Barrales: En principio. Mucho de lo que he trabajado tiene que ver con entender la realidad que vive la gente y en ese entonces a mí me llamaron muchas mujeres que buscaban la posibilidad de ser mamás, algunas mujeres mayores o mujeres que físicamente no tenían la posibilidad de embarazarse, pero que tenían todo el interés, tenían pareja, y contaban con casi todas las condiciones para poder formar una familia pero no la posibilidad. Buscamos información, platicamos con muchos médicos e instituciones, y nos dieron la certeza de que podíamos seguir con este plan para las mujeres y las familias. Logramos hacer esas reformas pero no estábamos pensando, al menos en ese momento, en el tema.

Belsasso: Ale, tú te tardas mucho tiempo en ser mamá pero desde muy joven eres madre adoptiva para tu sobrina, platícame esta historia…

Barrales: Efectivamente, era un tema que yo creía tener resuelto, yo ya había tomado la decisión, estuve 17 años casada y decidí no ser mamá…

Belsasso: ¿Por qué no tuvieron hijos?

Barrales: Decidí no embarazarme, seguramente en principio, por consecuencia de ser mamá obligada desde muy pequeña; me hacía cargo de mis hermanos a los 10 u 11 años, tenía que hacer de comer, llevarlos a la escuela y una serie de cosas que no me dejaban con muchos deseos de ser mamá. Era un tema resuelto hasta que mi hermano se convirtió en papá soltero y una de sus hijas me adoptó como su mamá, ya no quiso separarse…

Belsasso: ¿Vive contigo de siempre?

Barrales: Desde que tenía 10 años llegó con nosotros, se quedó conmigo….

Belsasso: ¿Tú, con quién vives ahora?

Barrales: Ahora con mi hija y con ella, semivivo porque regresó con su papá, ya va a la universidad, la casa de mi hermano le queda más cerca de la escuela.

Belsasso: ¿Y cómo le hacías con la sobrina, trabajando, siempre movidísima?

Barrales: Era como mi hija, veía cómo ingeniármelas para que estuviera conmigo, para no faltar a la casa, para que hubiera alguien cuidándola y bueno, ahí entiendes el esfuerzo de muchas madres, de muchas mujeres que tienen que hacerla de papá, mamá, vigilante, chofer, de todo para tratar de acompañarlas.

Belsasso: Después de tantos años de haber dicho "yo creo que no quiero tener hijos", ¿cómo llegas a decir "sí quiero" a los 40?

Barrales: Creo que parte de lo que sucede en la vida te lleva a ciertos escenarios que no tienes contemplados; una vez que llegué al Senado, una etapa donde la vida me obligó a caminar con más lentitud, con una dinámica más tranquila, de repente se presentó una relación que me inspiró esa posibilidad…

Belsasso: ¿Fue una relación larga? ¿Cómo fue esa relación?

Barrales: No fue una relación tan larga, duró un par de años. De repente un día desperté con el deseo de ser mamá y fue muy importante averiguar si físicamente tenía esa posibilidad, lo mejor es que sí se pudo.

Belsasso: ¿El tema fue que nació el deseo de ser mamá o de pensar "tengo un bebé ahora o ya no lo voy a tener"?

Barrales: No, en realidad fue un deseo, ahí aprendí lo que era un deseo; yo pensé que siempre había tenido muchos deseos: deseaba ser sobrecargo, ser diputada, tener un coche, deseaba muchas cosas, pero hasta que quise ser madre entendí que ese deseo estaba en el corazón y siempre buscaba cosas con la cabeza. Ahí lo sentí de manera inexplicable, exploré la posibilidad de hacerlo realidad, vi que sí se podía y me convertí en mamá.

Belsasso: Alejandra, eres una mujer muy inteligente, yo siempre digo que la inteligencia no solamente está en lo laboral, sino la manera en que manejas tu vida y tus cosas. Siempre has terminado muy bien con tus parejas, ¿cómo le haces? Porque hay mujeres con tantos problemas que terminan por no lograr nada...

Barrales: Yo creo que tiene que ver con tu convicción, con tu forma de ser; yo creo que la vida es una oportunidad para disfrutarla y relacionarte. Cuando ves que algo no va bien o que no te hace sentir bien, no le veo mucho sentido continuar, creo que lo más importante es que difícilmente me tomo algo a personal, la vida no es una consigna es una oportunidad, y creo que eso ayuda.

Belsasso: Por ejemplo, me llama mucho la atención tuviste una relación muy pasional con el actual Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, antes de que se definiera quién iba a ser el candidato al Gobierno de la Ciudad de México, y no solamente fue tu expareja sino también tu contrincante político, y hoy con toda la confianza del mundo te hace, primero, secretaria de educación de la Ciudad de México, y ahora estás al frente del PRD. Te lo digo, definitivamente es algo que tenemos que aprender de ti, ¿cómo le haces?

Barrales: Bueno pues, yo creo que tratando de ser congruente, seguir realmente lo que sientes y sí, efectivamente, es una relación que terminó bien; siempre fuimos respetuosos y aún con eso no esperas que las circunstancias te coloquen en el escenario de una competencia política, ¿no? Por fortuna ya era un tema resuelto para los dos y eso nos permitió competir sin problemas...

Belssaso: ¿Vas a ser la candidata del PRD al gobierno de la ciudad?

Barrales: Vamos a ver qué sucede, para que eso proceda necesito entregar buenas cuentas en las tareas que tengo hoy en día, y estoy al frente del partido, así que vamos a seguir trabajando en eso y luego a ver qué pasa...

Belsasso: ¿Te sientes más segura en este momento para buscar la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México?, ya tienes a tu hija, tienes tu vida personal completamente resuelta. ¿Te sientes diferente, en algún sentido, a como te sentías hace seis años?

Barrales: Sin duda te cambia la vida, muchas cosas, no solamente la maternidad, ese es un cambio. Las mujeres renacemos cuando nos convertimos en mamás, pero, también lo que he vivido, las experiencias que me ha dado la vida, te colocan en una condición donde no tienes duda que lo más importante es ser parte de los cambios, ser parte de lo que pueda mejorar a este país, más allá de pensar en los encargos, más allá de pensar en los espacios.

Belsasso: Me estabas platicando que tu chiquita te acompaña a todos lados donde la puedes llevar…

Barrales: Sí, así es. Tiene 1 año 5 meses y la traigo conmigo, es la única forma que encuentro para hacer mi doble labor: trabajar y estar con ella como mamá. La traigo a la oficina y tenemos que salir muy temprano de casa, por fortuna se despierta temprano y bueno, yo creo que ella también se acostumbró a algunas dinámicas porque aguanta sin problemas estar con la gente. ¿Qué te digo?, para mí es un motor.

Belsasso: Además de tu hija, además del tema político, ¿qué te gusta hacer para divertirte? Mucho ejercicio…

Barrales: Pues sí, me gusta mucho correr, esa es otra de mis pasiones, que trato de no descuidar.

Belsasso: ¿Diario corres?

Barrales: Procuro hacerlo, en ocasiones depende más de la agenda, a veces empiezas muy temprano y no te da tiempo, aunque últimamente prefiero estar un ratito más con mi pequeña. Si tengo que decidir entre salir correr o quedarme con ella, sin duda, me quedo un ratito más con ella.

Belsasso: Por las rodillas, ¿puedes correr todos los días o tienes que hacer otras cosas?

Barrales: Pues ya he corrido varios maratones y sí estoy un poco lastimada de las rodillas, así que corro con menos frecuencia, pero no dejo de hacerlo.

Belsasso: Alejandra, ¿cuál es el día más feliz de tu vida?

Barrales: Sin duda alguna, el día en que nació mi hija, recibirla en mis brazos me dio el día más feliz de mi vida.

Belsasso: ¿El más triste?

Barrales: ¿El más triste? el día que murió mi papá.

Belsasso: Complétame esta frase, Alejandra Barrales es…

Barrales: Parte del cambio en este país.

El Departamento de Seguridad Interna (DHS) de Estados Unidos podría ampliar su programa “Preclearance” (pre-chequeo) a 11 aeropuertos internacionales, incluido el de México.

Lo anterior, como parte de la ampliación de su programa “Preclearance” (pre-chequeo), el cual busca detectar cualquier amenaza antes de que llegue a la nación estadounidense.

Al anunciar este viernes la medida, el titular del DHS, Jeh Johnson, calificó la expansión de este programa como una de las prioridades de su gestión, argumentando que ofrece beneficios tanto para los viajeros como para el país, en términos de la seguridad nacional.

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“‘Preclearance’ permite al DHS examinar a los individuos antes de abordar un vuelo, lo que significa que somos capaces de identificar las amenazas mucho antes de que lleguen a Estados Unidos”, indicó el funcionario.

Los datos

El programa fue iniciado en 2015 en 10 aeropuertos de 10 países del mundo, como resultado de su aplicación, unos 18 millones de viajeros fueron sometidos al proceso de revisión en sus países antes de volar a Estados Unidos.

Las 11 terminales donde se aplicará el programa son el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini en Buenos Aires, Argentina; el Aeropuerto de Edimburgo en Edimburgo, Reino Unido.

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El Aeropuerto Internacional de Keflavík, en Islandia, , el Aeropuerto Internacional Princess Juliana, en la isla caribeña de Saint Martin y el Aeropuerto Internacional El Dorado, en Bogotá, Colombia.

Así como las terminales Milán-Malpensa en Milán, Italia; Kansai en Osaka, Japón; Río de Janeiro-Galeão en Río de Janeiro, Brasil; Leonardo da Vinci-Fiumicino en Roma, Italia; y São Paulo-Guarulhos en Sao Paulo, Brasil.

Con la propuesta de redefinir la televisión al combinar segmentos en un formato de serie con secuencias documentales, National Geographic Channel presenta Mars, una nueva producción en la cual se muestran las investigaciones reales realizadas por expertos en cuanto a la colonización de Marte, así como la historia ficticia del primer grupo de astronautas enlistado para viajar al planeta rojo.

El reconocido director mexicano Everardo Gout se encuentra a cargo de la miniserie a estrenarse el 13 de noviembre próximo, que se respalda por un destacado equipo de productores: Brian Grazer, Ron Howard, Michael Rosenberg, Justin Wikes y Dave O’Connor, galardonados con el Oscar, el Globo de Oro y el Emmy en diversas ocasiones.

Gout, quien debutó con el aclamado filme Días de gracia y el premio Ariel a la Mejor Ópera Prima, gestó seis episodios en calidad cinematográfica con los que se emprende un viaje entre el presente y el futuro. Budapest y Marruecos se eligieron como escenarios para explorar tierras fuera de este mundo en un futuro año 2033, cuando la tripulación a bordo de la estación espacial Daedalus llega a Marte con la esperanza de establecer una base de operaciones desde la cual podrá comenzar con la fase de colonización que salvaría a un planeta Tierra en problemas.

“Las escenas presentadas hasta el 2016 son reales, las que siguen hasta el 2033 son posibles escenarios que se pueden dar bajo ciertas condiciones…

Tenemos una serie que es atractiva, que es explosiva y al mismo tiempo tenemos la parte del documental que te abre la mente”, declaró el director durante la presentación del programa, en compañía del actor Olivier Martinez, quien forma parte del elenco, y el productor ejecutivo Justin Wilkes.

Gout explicó que desde pequeño una de sus ventanas para conocer el mundo fue la revista National Geographic, por lo que tener a su cargo una producción de este tipo significó un reto importante de manera personal y profesional.

“El primer reto fue encontrar el balance correcto entre la ficción y el documental, porque no sabíamos cuál sería exactamente la receta. El otro gran desafío era el tiempo; generalmente cuando haces una película no ves el resultado hasta dos o más años después, hasta el momento en que se estrena, y aquí teníamos una fecha de estreno inamovible: entonces el tiempo se vuelve una gran presión para un proyecto con un mapeo de producción que está repartido por todo el mundo”, comentó el director a La Razón.

Por su parte, Wilkes platicó cómo fue que se seleccionó al director mexicano para liderar la historia: “Mi compañero productor y yo vimos Días de gracia y nos hicimos aficionados… su manera de contar las historias desde diferentes ángulos, usando múltiples formatos, nos pareció maravilloso y la decisión más acertada para lo que queríamos hacer con este proyecto”.

En cuanto al documental, se muestra el desarrollo de diversas naves reutilizables que suponen viable el viaje en un futuro, así como los avances en investifación acerca de Marte.

Aún después de su muerte, Michael Jackson sigue dando motivos de qué hablar. En esta ocasión el famoso cantante se encuentra en el centro de atención tras salir a la luz una serie de cartas, supuestamente escritas por él, en donde le declara su amor a una menor de edad.

Los documentos fueron revelados hace unos días por la mujer a la que los dirigió durante su adolescencia, entre los años de 1986 y 1989, cuando tenía apenas 12 años. La afectada decidió no dar a conocer su identidad y externó que considera la posibildad de presentar las misivas ante la Corte de Los Ángeles, aunque Jackson no cometió ningun delito.

Las cartas contienen inapropiados mensajes de amor hacia la entonces niña, redactadas a puño y letra del también bailarín; “Realmente me gusta hablar contigo y eres tan linda. Pero no puedes jugar Monopoly, igual te amo y te extraño mucho. Con todo mi amor, Michael”, se puede leer en los folios.

En uno de los mensajes el Rey del Pop invita a la menor a visitarlo en su hogar, agregando que su padre y su madre son agradables. Mientras que en otra misiva habla de una fotografía de San Valentín que describre como original y dulce. “Te amo tanto, me haces amarte aún más y más cada vez que hablo contigo. Estoy loco por ti. Con todo mi amor, Michael”, agrega.

Las revelaciones se suman a una larga lista de acusaciones contra el exintegrante de los Jackson Five por el delito de pedofilia, los cuales iniciaron en 1993 y lo enfrentaron a severos problemas legales en varias ocasiones.

En septiembre pasado el bailarín y coreógrafo Wade Robson aseguró haber sufrido de abuso sexual durante su infancia a manos de Jackson, afirmando que éste se dedicaba a dirigir “la más sofisticada red de prostitución infantil del mundo”.

El subdirector de Reglamentos del Ayuntamiento de Ajuchitlán, Esteban Peñaloza, y el chofer de la ambulancia del DIF, Hipólito Chamú, fueron asesinados a balazos ésta mañana en la comunidad de Santa Rosa de Lima, en Ajuchitán, Guerrero.

Los hechos ocurrieron la mañana de este viernes cuando los dos hombres se dirigían a sus trabajos en el Ayuntamiento.

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Fuentes de seguridad pública informaron que el doble homicidio ocurrió a las 8:30 de la mañana.

Con información de: El Sur de Acapulco

El ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, lanzó un nuevo video, ahora un spot contra el candidato republicano Donald Trump.

A través de un video de poco más de un minuto, afirma que México enfrenta un grave riesgo con la elección presidencial , y más si resulta ganador el magnate, porque la comunidad inmigrante está en riesgo.

“Tenemos que participar, querámoslo o no. El señor Trump nos ha colocado como centro de la disputa electoral”.

Comparto reflexión sobre la elección en E.U.A. el próximo 8 de noviembre pic.twitter.com/k9ZfnvpIob

— Marcelo Ebrard C. (@m_ebrard) 4 de noviembre de 2016

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“Estamos en el centro del proceso electoral, de una manera que no habíamos estado, que yo recuerde pues nunca”, se le escucha decir al ex integrante del partido de la Revolución Democrática (PRD).

Esta vez no se le observa en el promocional al ex dirigente, sino que el video se integró con momentos de las distintas actividades del magante.

Por último, llama a votar por la candidata demócrata Hillary Clinton.

Ante el crecimiento de las enfermedades crónicas y la afectación en la economía de las familias crece la demanda por medicamentos genéricos.

En respuesta, las empresas del sector están aumentando su producción.

Destaca el caso de Laboratorios Collins, que preside Telésforo Baltazar Tirado y dirige Felipe Espinosa de los Monteros, que acaba de anunciar una inversión para el cierre de año por 120 millones de pesos para ampliar la capacidad de sus plantas, debido al crecimiento de la demanda en el mercado de genéricos durante 2016.

Laboratorios Collins planeaba desplazar este año 70 millones de unidades, pero a 60 días de concluirlo ya ha rebasado los 80 millones, gracias a una estrategia que lleva en ejecución los últimos tres años y que ha dado crecimientos anuales de dos dígitos.

Tan sólo en 2016, la farmacéutica registró un crecimiento histórico del 40 por ciento.

Mal sin control. Fundación Mídete, que dirige Luis Encarnación, enviará a autoridades del sector salud tanto a nivel local como federal, así como a legisladores y organizaciones de la sociedad civil, el documento “Asumiendo el Control de la Diabetes”.

Se trata de evitar que la enfermedad quiebre al sistema de salud del país y a la economía de las familias.

México es uno de los países en donde la mortalidad por diabetes crece a tasas sostenidas por encima del resto de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Las estadísticas indican que la mortalidad por cada 100 mil habitantes representa más del doble que en Brasil, más del triple que en Chile, y más de 14 veces que Reino Unido.

Impulso para el país. En el marco del Foro Impulsando a México, el presidente Enrique Peña Nieto, subrayó que el financiamiento a la vivienda se incrementó en 40 por ciento, con el que se benefició a tres millones de familias mexicanas.

Durante el panel Ahorro como Motor para Impulsar el Crecimiento de México destacó la participación de Tonatiuh Rodríguez, director general de Afore XXI Banorte, quien mencionó que en la vida de las personas hay dos grandes retos financieros patrimoniales: el ahorro para la vivienda y el ahorro para vivir un mejor retiro.

Entendimiento lejano. La Entidad Mexicana de Acreditación (EMA), vía su directora general, María Isabel López, concretó esta semana en la ciudad de Nueva Delhi, India, la firma un acuerdo de entendimiento con el Centro de Acreditación para el Consejo de Cooperación de los Estados Árabes del Golfo, el cual permitirá a México el acceso a los mercados de países musulmanes de productos certificados Halal, mismo que asciende a nivel global a dos mil millones de dólares anualmente en sectores como alimentos, bebidas, carnes y cosméticos.

cesar_castruita@yahoo.com.mx

todocultura@prodigy.net.mx

www.laorgiadelossabores.mx

Escándalos, trallazos periodísticos como escribió Raymundo Sánchez, son el incentivo necesario, indispensable para que nuestra oligarca clase gobernante, negada a transparentar lo que tiene, explique sin rodeos su prosperidad.

Tan simple conducirse con verdad, sin simulaciones, como todos lo exigen vehementemente a sus adversarios políticos. El líder del PRI, Enrique Ochoa dice que el del PAN, Ricardo Anaya es igualito a López Obrador, el de Morena, mienten sobre sus formas de vida, el de Tabasco dice que toda la lucha anticorrupción es pura faramalla.

La casa blanca de Las Lomas de Chapultepec es botón de muestra, residencias en Malinalco, Ixtapan de la Sal, o ranchitos en Valle de Bravo, en Fortín de las Flores o departamentos en Copilco o en Miami, edificios en Nueva York, lanchas, yates y helicópteros que atracan en arrecifes, autos, locales comerciales, taxis, relojes, colegiaturas en buenas escuelas de Estados Unidos para que haya buena educación, vacaciones por el mundo, sin penurias pues.

Realidades que crispan humores sociales, revelaciones fruto de la investigación o la delación, fuego amigo o no, que lleva a la luz pública información, pruebas fehacientes de la otra realidad económica, diferente a la del 99 por ciento de la población, en que viven nuestros servidores públicos.

Es necesario entender que México es gobernado por personas ricas, sin que esa condición implique irremediablemente corrupción, pero la bonanza aun legítima, se esconde, es vergonzante, inconveniente. Aunque disfrutable.

Casas de 20, 50, 80 millones de pesos. Ingresos mensuales por 1 o 2 o 4 millones de pesos no son raros, aunque se ocultan para no ofender a millones de pobres, destinatarios de sus empeños y discursos.

Obvio, no todos son tan prósperos, hay más de 2 mil 500 presidentes municipales en el país, son el primer nivel del poder Ejecutivo y muchos de ellos viven en los últimos deciles de la economía, pero luego hay 32 gobernantes estatales donde sus patrimonios, ya son de otro nivel.

Después viene la administración federal, del Presidente a Directores de empresas del Estado, otro universo. Sumarle la Nomenklatura de los Poderes Legislativo y Judicial, más los Institutos nacionales de todo, desde electoral hasta de telecomunicaciones.

México lucha contra la corrupción. México debe combatir ferozmente la simulación, atacar las mentiras que los políticos no abandonan hasta que alguien los exhibe.

Los esfuerzos normativos, legales, como la Ley 3de3 no van a ningún lado si Javier Duarte la presenta llena de mentiras, si la versión “Plus” de la misma entregada por Ricardo Anaya, no detalla lo que luego sus malquerientes le exhiben.

La exigencia del líder del PRI debería venir acompañada de la historia de su flotilla de taxis, de su colección de arte. Todos nos ahorraríamos malos ratos si los gentiles gobernantes detallarán y fueran acuciosos en el tema, antes que los cachen.

urdiales@prodigy.net.mx

Twitter: @CarlosUrdiales

Esta semana en medio de la polémica que generó la protesta de los presidentes de las comisiones de Radio y Televisión del Senado de la República y de la Cámara de Diputados en torno a la transmisión de las narcoseries, quedó revolcada en la ola la serie Rosario Tijeras que se estrenó en Azteca Trece el lunes pasado en horario estelar.

Aunque no se trata de una narcoserie, porque el narcotráfico no es su tema central ni se utiliza la ficción para mostrar únicamente la faceta glamurosa de los narcotraficantes, ciertamente cuenta la historia de una joven que crece en un barrio bravo y se vuelve víctima de su circunstancia en un entorno muy violento que terminará por fracturar su vida.

Exactamente como le ocurre a miles de jóvenes en México en la vida real.

Las distintas formas de ganar dinero enlistándose en las filas del crimen organizado son las oportunidades que muchos jóvenes mexicanos encuentran en sus calles, a veces con más facilidad que empleos decentes y

bien remunerados.

Quizá sea la nitidez de la fotografía lo que tanto dolió a los legisladores que de inmediato salieron a darse inverosímiles golpes de pecho.

¿Qué es lo que no quieren? ¿que el reflejo de nuestra realidad se exhiba en otros países y en todas las plataformas habidas y por haber? ¿Creen que cambiando el horario de una serie de televisión nuestra realidad va

a cambiar?

Porque el verdadero drama de esta ficción es lo que retrata de nuestra sociedad, la ingobernabilidad en la que ya por años han estado sumidas muchas zonas de nuestro país y la corrupción de autoridades y servidores públicos que han sido cómplices indolentes.

Así que si alguien ha hecho mal su trabajo no son los escritores, productores o programadores de televisión, sino aquellos que por décadas han permitido que esto se vaya descomponiendo hasta verse como se ve en la realidad y en la ficción.

¡Ay, no vaya a ser que los chavitos vean violencia! ¡Por favor! ¿Qué mas violencia que la que enfrentan todos los días en un país donde los criminales gobiernan por zonas al amparo de las autoridades?

¿Que mas violencia puede haber ante los ojos de un niño que las imágenes de un manglar exterminado para construir un complejo hotelero o habitacional, en un acto completamente irresponsable frente al cuidado del medio ambiente?

¿Que mas violencia puede haber para un joven que ver todos los días en los noticieros que en este país los que deberían de aplicar la ley son los que la quebrantan con franca impunidad sin recibir castigo? ¿O entonces qué? ¿También van a censurar

los noticieros?

¿Que puede haber más violento que todas las adolescentes reportadas como desaparecidas en la Alerta Amber, que en muchos casos sabemos que fueron secuestradas para el negocio de trata de personas y prostitución, y cuyos cadáveres aparecen luego con señales de tortura en algún paraje lejos de donde desaparecieron? Y eso

no es ficción.

Es más, ¿qué más violencia puede haber que las imágenes e información a la que los jóvenes tienen acceso en internet? Y al internet sí que no hay cómo pararlo.

Los legisladores no deberían de confundir las prioridades y mejor ocupar su tiempo en la tribuna en encontrar fórmulas para un real combate a la desigualdad social, porque esa es la que en realidad esta llevando a tantos jóvenes a las filas de la

delincuencia organizada.

Bien declaró hace unos días el productor de televisión Epigmenio Ibarra en una entrevista publicada en el Diario Milenio, “que quiten a los narcogobernantes y a los narcolegisladores y ya no habrá historias que contar sobre el narco”. ¡Y tiene razón !

Antes la historia de la pobre que se casaba con el rico era tan aspiracional como hoy la historia del joven pobre que se compra un Mercedes Benz con lo que ganó trabajando para una célula delincuencial. Y no es que esté bien. ¡Está muy mal! Pero es lo que hay.

Desafortunadamente las telenovelas rosas tanto como las narcoseries son el reflejo de la sociedad en la que vivimos y eso no lo va a cambiar una clasificación ni un horario.

Así que señores legisladores, ¿quieren un país que se vea diferente en la tele? Pues trabajen para cambiarlo.

monica.garza@razon.mx

Twitter: @monicagarzag

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