Exploran el simbolismo de la flor en la historia y el arte mexicanos
Un recorrido histórico entre los significados que ha tenido la figura de la flor en las expresiones culturales desde la época precolombina hasta el México de nuestros días es posible a través de la selección de distintas representaciones que se exhiben en el Museo Nacional de Antropología e Historia hasta el 17 de junio.
Se trata de 365 piezas de cerámica, grabado, pintura, escultura, indumentaria y arte popular mexicano, pertenecientes a diversos museos del INAH, del Museo Nacional de Arte y colecciones particulares.
Las piezas que componen la primera sección de la exposición La flor en la cultura mexicana, no sólo retroceden en el tiempo a los visitantes sino que brindan una visión de cómo los pobladores de las culturas antiguas de Mesoamérica veían a la flor como parte primordial de la existencia y como sinónimo de lo “precioso”.
El Dato: La nochebuena, la dalia y el maíz son algunas de las plantas simbólicas del país.
El brote daba nombre a dioses, hombres y lugares; formaba parte esencial del calendario ritual y de los ritos sagrados de invocación, fertilidad y sacrificio. Era un distintivo de la jerarquía social y un componente muy apreciado en las artes medicinales y ornamentales.
El arte prehispánico guarda su forma, color y significado en códices, pinturas murales, relieves en piedra, esculturas y objetos de cerámica, que dan cuenta de la suma importancia que le daban los antiguos pobladores a la figura de las flores.
En la actualidad muchos lugares conservan su nomenclatura respecto a xóchitl, palabra de origen náhuatl, que significa flor o flores.
En un letrero exhibido en la Sala de Exposiciones Temporales del recinto museístico, se lee: “A todos los pueblos más floridos del Anáhuac les impusieron nombres en cuya composición entraba la palabra “xóchitl”, como Xochiltepec, cerro florido; Xochicalco, lugar de flores; Xochitzinco, en el fin de las flores; Xochimilco, jardín de flores; Macuilxóchitl, cinco flores”.
Xochipilli, Xochiquetzal, Macuilxóchitl “y 5 flor” eran las deidades de la primavera, las flores, el amor, la música y la danza y a quienes los mexicas honraban en su festividad llamada xochilhuitl. Durante la fiesta los artesanos, a quienes correspondía realizar las ceremonias, se adornaban únicamente con flores y utilizaban especies como el nardo, el omixóchitl, el pericón, el yauhtli y el nardo americano (cempahualxóchitl) porque consideraban que su penetrante aroma servía como medio de comunicación con los seres sobrenaturales.
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La relevancia de la riqueza vegetal en México a la que se le daba un uso medicinal, alimenticio y ornamental está plasmada en una serie de brotes disecados en donde el visitante puede recordar las flores frescas que acompañan su cotidianidad y son parte del herbolario de uso familiar.
En esta exposición existe una frontera palpable sobre la apreciación de la flor en las expresiones artísticas de nuestro país: la Conquista de Mesoamérica; en donde el significado de las flores fueron reinterpretadas por los artistas de la época.
Durante el periodo del mestizaje cultural es claro el simbolismo que jugó la flor, ya que el arte posee un alto contenido religioso el cual reinó desde mediados del siglo XV hasta la época del movimiento de Independencia de México.
Durante el virreinato la flor simbólica combinó elementos del imaginario indígena con las formas y conceptos europeos.