Inspira a Josef Albers la tierra prometida del arte

Inspira a Josef Albers la tierra prometida del arte
Por:
  • javier-chavez

Hace nueve años, cuando Lauren Hinkson comenzó a trabajar en el Museo Guggenheim de Nueva York, realizó un hallazgo que la sorprendió.

Se trataba de varias fotografías que el artista Josef Albers, mejor conocido como pintor y teórico de la escuela Bauhaus, tomó en México en los treinta.

Al tratarse de una faceta poco conocida del primer artista vivo en montar una obra en solitario en el Met, Hinkson se dio a la tarea de dar a conocer esta otra vertiente del pintor alemán.

El resultado es Josef Albers en México, que se exhibe en el Museo Guggenheim de la Quinta Avenida hasta el 28 de marzo de 2018.

En el invierno de 1935, Josef Albers y su esposa, Anni, llegaron a México. Cautivados por las pirámides, el arte popular y los colores de una nación que estaba en plena reconstrucción después de una revolución que duró una década, los Albers abrazaron al país como fuente de inspiración para su creación artística.

Fue tal la emoción que Anni y Josef le escribieron a Vasily Kadinsky, su colega del Bauhaus y afamado expresionista abstracto, para decirle que en México el arte se encontraba en todos los rincones.

“En realidad México es la tierra prometida del arte abstracto… pero aquí ya lleva miles de años”, escribió Josef Alber al artista ruso. Mientras que Anni, en una carta de 1936, destacó: “Es un país para el arte como ningún otro. En México el arte está por doquier”.

Esta relación y admiración queda manifiesta en la exhibición que el Guggenheim montó como parte de sus muestras de invierno.

La exposición, que se puede visitar en recinto de la Quinta Avenida, ofrece una cuidadosa selección de las primeras pinturas que realizó Albers, no tan conocidas, y también obras famosas como Homenaje al cuadrado o la serie Variante/Adobe.

En la muestra, el visitante puede observar, por ejemplo, la relación entre las simetrías de pirámides como la de Tenayuca, Mitla o Uxmal con las abstracciones geométricas del artista, así como los vínculos entre la forma y el diseño precolombinos reflejados en la obra de Albers.

Sin embargo también revela una faceta poco conocida de uno de los pilares del Bauhaus: la de fotógrafo.

Esta es la primera ocasión que una muestra reúne y exhibe una vasta colección de fotografías personales y collages que el artista elaboró, muchos de los cuales jamás habían sido expuestos y que fueron creados como una manera de registrar las visitas que el teórico del color y de la forma hizo a nuestro país hasta 1967.

En sus frecuentes visitas a México, los Albers viajaron a sitios arqueológicos como Teotihuacán, Uxmal, Monte Albán y Chichén Itzá, donde estudiaron las construcciones monumentales y coleccionaron cientos de esculturas, vasijas y piezas de arte popular.

Y es que para Albers el complejo vocabulario abstracto del arte y la arquitectura precolombina representaban los principios que él y su esposa buscaban en sus respectivas obras y en sus enseñanzas.

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El encuentro de Josef Albers con las ruinas arqueológicas de México profundiza su interés en la fotografía e inspira sus experimentos con el arte abstracto.

Por tal motivo tomó miles de fotografías para elaborar collages con composiciones cuadriculadas, y repetitivas, que arrojan luz sobre le impacto de México en la creación artística de Albers.

Para la curadora de la exhibición, Lauren Hinkson, la diferencia entre las fotografías de Josef Albers y otros fotógrafos como Edward Weston, Tina Modotti y Paul Strand, que visitaron México en la misma época, es que mientras ellos se concentraron en retratar el folklore, Albers lo hizo con la geometría de los grandes templos.

Antes de su visita a México, explicó, Albers no había elaborado pinturas, por lo que la curadora sostuvo que sus 14 viajes cambiaron su perspectiva del arte.

“La atracción de Albers por las imágenes precolombinas se puede considerar dentro de la compleja y a menudo tensa historia de los modernistas que miran hacia las culturas no occidentales como fuente de inspiración”, indicó el museo en un comunicado.

Nacido en Alemania en 1888, Albers, quien estuvo en la escuela del Bauhaus hasta que cerró definitivamente por las imposiciones del régimen nazi de Adolfo Hitler, destacó por su teoría del color y de la forma, al grado de que sus obras reflejan un minimalismo que influyó en artistas tales como Mark Rothko, Cy Twombly, Robert Rauschenberg y Kenneth Noland, entre otros.

“Mediante una cuidadosa selección de las obras, Lauren Hinkson, curadora asociada y de colecciones, ha organizado una exhibición consistente con el objetivo de Josef Albers de abrir los ojos. El cuidado con el que ha revaluado las fotografías de Albers merece ser encomiado”, dijo Richard Armstrong, director del museo y de la fundación Guggenheim.

La honestidad en el arte

Josef Albers (fragmento)

¿Cuáles son las razones o condiciones para tal riqueza o tal poder vital? La respuesta a esta pregunta nos puede enseñar dos direcciones. Intuitivamente debemos ser veraces a nuestra visión y a nuestra concepción; intelectualmente, nos debemos concentrar en la importancia. En otras palabras, permítannos ser no-consumidores de todo, no-lectores de todo, no-creyentes de todo, hay que ser selectivo en lugar de curioso.

No estoy de acuerdo con los historiadores que insisten en llamar primitivo a este tipo de arte. En mi opinión, este trabajo plástico muestra no solamente un desarrollado entendimiento psicológico de la naturaleza humana, sino que también muestra un fuerte poder visionario y una disciplina artística muy cultivada.

Las piezas mexicanas en su mayoría están elaboradas de barro y piedra. Pero el respeto que el escultor mexicano siempre tuvo por su materia nunca nos genera dudas sobre ésta. Las piezas mexicanas hechas de piedra no tienen partes que salgan de ellas, por lo que casi nunca están rotas. Rara vez encontraremos cabezas perdidas o miembros rotos como ocurre, por ejemplo, con la escultura griega. Eso es una prueba significativa de que el artista no se excedió y que el material no fue sobrecargado.

Mi tercer punto acerca de la plástica mexicana es su honestidad hacia el arte. Los artistas mexicanos han sido honestos hacia el arte. Creo que hicieron su trabajo principalmente por motivos artísticos, por la diversión que hay en el arte. Hicieron l’art pour l’art, que fue originalmente y realmente un sentido positivo.

El arte es creación. Puede basarse en, pero es independiente del conocimiento.

El arte es espíritu y tiene vida propia.