Lo que no se puede hablar, hay que narrar: Rosa Montero

Lo que no se puede hablar, hay que narrar: Rosa Montero
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Santillana del Mar. - La escritora española Rosa Montero afirmó que de lo que no se puede hablar, hay que narrar, pues sólo a través de los cuentos podemos nombrar tangencialmente la oscuridad.

Montero participó como protagonista, junto con el mexicano Héctor Aguilar Camín y el español Manuel Vicent en el foro “Lecciones y maestros. IV Cita Internacional de la literatura en español”, que se realiza desde ayer y concluirá mañana en esta localidad de Cantabria, norte de España.

“Las parábolas religiosas, los mitos fundacionales, las leyendas, todas esas narraciones esenciales que el ser humano ha ido amasando desde el principio de los tiempos, nos han permitido contemplar el abismo y no desmayar”, sostuvo.

“Nos han hecho más fuertes, más sabios, más felices. O. en cualquier caso, menos infelices. Y las novelas forman parte de esta magia”, expuso.

Montero, cuya obra fue presentada por el escritor, crítico y periodista José Manuel Fajardo, se definió a sí misma como una escritora orgánica, “porque para mí escribir ha sido como beber, como respirar, algo esencial, estructural, primario y primero en mi memoria”.

La autora de “La hija del caníbal” e “Historia del rey transparente”, entre otras novelas, insistió en que “desde que me recuerdo como persona, me recuerdo escribiendo, aunque cuando hablo de escribir no me refiero sólo a la escritura física, eso es solo una parte, la parte final”.

“En realidad escribir es habitar entre palabras. Es un runrún de palabras creativas, un río de palabras rugientes o sutiles que dan vueltas de manera incesante en tu cerebro. Y esas palabras construyen imágenes e historias que se engranan solas”, explicó.

Aseguró que “un narrador vive parcialmente instalado en el delirio; y solo si es capaz de habitar continuadamente en esa alucinación y de creérsela, podrá escribir una novela, porque una novela es un delirio controlado”.

La española citó al mexicano Sergio Pitol, quien señalaba que “un novelista es un individuo que escucha voces, lo cual lo asemeja con un demente”.

Compartió con un auditorio de escritores, entre ellos el mexicano Luis Miguel Aguilar, los chilenos Arturo Fontaine y Carlos Franz y el colombiano Daniel Samper, que escribir una novela es un trabajo de picapedrero, una carrera de larga distancia.

“Es un oficio que absorbe todas tus energías, todas tus horas” y lo “más chistoso” es que lo que más tiempo te come no es el proceso de la imaginación, porque eso de alguna manera llega por sí solo, todo eso entra en la cabeza en un estallido, reveló.

“Lo que de verdad te consume la vida es encontrar un maldito adjetivo, o poner una coma, o decidir un verbo”, añadió.

Por otra parte, expresó, “necesitamos al lector de una forma absoluta” y “cuando alguien nos lee y nos dice que lo que lee le ha gustado, que nuestro texto le ha conmovido de algún modo, nos devuelve el derecho a vivir”.

agp