Adiós a Manuel Felguérez, pilar de la Generación de la Ruptura

El maestro Manuel Felguérez, pionero del arte abstracto mexicano y figura clave de la Generación de la Ruptura, falleció la noche del domingo pasado a causa del Covid-19, informó ayer el Instituto de Cultura de Zacatecas, estado del cual era originario. Con su deceso concluyen más de 70 años de creación ininterrumpida, con la cual llevó la plástica desde los museos convencionales hacia el espacio público.

“Estábamos enterados de su enfermedad, pero pensamos que la libraba… tenía Covid-19, de alguna forma el virus entró a su casa y le tocó; él no salía. El viernes antepasado me comentó su esposa que había empezado con bronquitis y temperatura, después le hicieron la prueba y dio positiva; ella está también enferma, pero no delicada”, detalló a La Razón Víctor Hugo Becerra Femat, director del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez y amigo cercano del creador.

Becerra Femat lo describió como uno de los artistas mexicanos más completos y de mayor trayectoria de la segunda mitad del siglo XX, y alguien que, pese a su avanzada edad, siempre se reinventaba y nunca estaba conforme con una sola línea de trabajo.

“No he conocido a alguien como él, tan desprendido, amable, generoso y siempre con una sonrisa; abrazaba a cualquier persona que se le arrimaba para pedirle una foto, hasta le decíamos que si cobrara por cada una ya hubiera podido hacer otro museo”, externó.

Por su parte, Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contempóraneo (MUAC), lo describió como un activista de la autonomía, pues su obra estaba libre del yugo oficialista. “Yo no sé si hubo un movimiento de la Ruptura, pero Felguérez sí encabezó una: más que hacer declaraciones y manifiestos, su trabajo no sólo se apartó de la ortodoxia social-realista-nacionalista, sino que lo construyó como arte público, lo cual fue extremadamente provocador”, explicó.

“Su obra pública, particularmente el mural del Deportivo Bahía, El canto del océano, y antes el Mural de hierro, fueron el desafío al monopolio de los muralistas, con el que propuso un acompañamiento estético a una forma de vida moderna, en un espacio que los creadores oficializados reclamaban como propio”, agregó.

Medina remarcó que las piezas públicas de Felguérez definieron la idea de lo que el ciudadano común tenía del arte: “el Deportivo Bahía implicaba, por ejemplo, la idea de traer el mar a la ciudad para acompañar el nado y la recreación de los habitantes de una urbe modernizada. Sus murales tienen la noción de crear grandes paisajes dimórficos, que servían para crear un telón de fondo de los espacios nuevos de modernidad.

Asimismo, resaltó su activismo social: “él organizó la protesta artística del 68 y, aparte de participar en las exposiciones claves de entonces, fue el delegado del Comité de Artistas e Intelectuales más participativo y quien además propuso el Mural Efímero que se creó en CU para acompañar a los estudiantes. Su rol en aflamar la decisión de los creadores nuevos de no participar en las actividades oficiales y separarse de las instituciones públicas para crear un salón independiente, entre 68 y 71, fue importante para la práctica de un arte realmente independiente”, apuntó Medina.

Nacido en Valparaíso, Zacatecas, en 1928, Felguérez decidió dedicarse al arte tras realizar un viaje por Europa. “Tuve oportunidad de ir cuando acabé la prepa, habían pasado dos años de que terminó la guerra por lo que era un lugar muy pobre. Un día fui a conocer Notre Dame... fue ahí donde nació mi vocación artística, porque cuando entré fue tal la estética que me proporcionó el lugar que empecé a comprender el arte... ahí volví a nacer.  

“En ese viaje también me bauticé: conocí La Capilla Sixtina; después, la confirmación fue en Londres, en una exposición de Turner; tras ello me puse a dibujar el Támesis con la Torre de Londres y un lanchón que pasaba. Entonces le dije a Jorge Ibargüengoitia: ‘ya soy artista’, él lo narra en algun libro’”, rememoró durante la presentación de Trayectorias, la última exposición que realizó: una magna retrospectiva con la cual el MUAC celebró sus 91 años.

Estudió únicamente cuatro meses en la Academia de San Carlos, pues el énfasis que la institución hacía en la Escuela Mexicana de Pintura lo hartó. No obstante su  amor por la UNAM era tal —participó en la elaboración del proyecto de creación de la carrera de Artes Visuales de la UNAM y fue investigador emérito del Instituto de Investigaciones Estéticas— que el día de la presentación de su muestra en el MUAC anunció, con una enorme sonrisa, que donaba 38 de sus piezas y la totalidad de su archivo al museo.

“¿Por qué? Eso de donar cuadros me es lo más natural del mundo. Me queda poco tiempo, ¿y ahora qué?, pues se los donó a la universidad que le debo la mitad de mi vida”, señaló.

“Es muy extraño que perdamos a Felguérez en esta interrupción de su exposición”, comentó Medina, quien detalló que el periodo de Trayectorias se amplía hasta el 18 de octubre; “nos planteamos que va a haber un homenaje y un libro que está en proceso también, al igual que el trabajo con su archivo que donó”, agregó.

Víctor Hugo Becerra señaló que tras concluir la muestra en el MUAC las obras de gran formato que el creador creó para la misma se exhibirán permanentemente en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez. Asimismo, compartió que el artista deja pendiente el proyecto de la ampliación del recinto, mediante la construcción de un nuevo edificio; “diseñó sus relieves y tendremos que luchar para que se realice”.

Finalmente, afirmó que la voluntad de su amigo era que, cuando muriera, sus restos descansaran en uno de los patios del museo zacatecano. “Cuando la contingencia sanitaria pase, sus cenizas serán trasladadas para acá, acompañadas del homenaje que se merece“, compartió.

Mientras que la Secretaría de Cultura federal, cuando se reanuden las actividades culturales en el país, le rendirá a Felguérez un homenaje nacional en el Palacio de Bellas Artes y otros recintos. Por lo pronto le rendirá un tributo de manera digital.