Presentan en el teatro a un Edipo contemporáneo

El director David Gaitán hace cuatro años tomó el riesgo para presentar el mito de Edipo de una manera contemporánea y buscando que conectara con la época actual, una labor que no fue sencilla, pues sabía que estaba abordando una historia tan leída. Después de un largo camino con el montaje Edipo: nadie es ateo, se despide de esta puesta en escena con dos funciones especiales en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

“La obra está planteada con un lenguaje contemporáneo, busca hacer una serie de conexiones con nuestro presente, y en general, todo el tiempo la obra está buscando responder la pregunta de por qué queremos contar esta historia en este momento, en este siglo, en este país, y de esta manera, eso termina por separarla significativamente de otras versiones y pretende generarle al espectador una experiencia que se relacione más con el teatro y el arte contemporáneo, que como una experiencia académica o museística, al acercarse a Edipo”, comentó Gaitán en entrevista con La Razón.

En la puesta en escena, basada principalmente en Edipo Rey, de Sófocles, el director reinterpreta la mítica tragedia griega en la que el destino del personaje, Edipo, está determinado a asesinar a su propio padre y compartir el lecho nupcial con su propia padre, como lo ha establecido el oráculo.

A partir de esta historia, el también escritor de la obra y quien también da vida a Edipo, plantea una reflexión sobre el concepto de verdad y su aplicación a contextos tanto íntimos como de la vida pública.

Para Gaitán, realizar esta reinterpretación no fue sencillo, ya que consideró que cuando se reescribe una historia muy conocida los ojos están más puestos sobre propuestas que se alejan de versiones más clásicas que hasta ahora se conocen.

“Cuando uno trabaja con mitos tan fundacionales, queridos y leídos, debe saber que uno se está metiendo casi con un familiar de una gente, cuando se plantea una nueva manera de contar hay muchos que sienten que te estás metiendo con algo que les pertenece, con algo que quieren, y esa experiencia puede ser complicada y desagradable; entonces, eso siempre es un reto, pero siempre es un riesgo importante y felizmente creo que aquí el caso ha sido que la mayoría de las personas ha abrazado el gesto de vanguardia que hay detrás de la dramaturgia”, apuntó.

Señaló que quiso mantener el mito, pero sí que fuera una propuesta totalmente diferente. “Es radicalmente distinta, a propósito de que esto está hecho con menos personajes, aquí es prácticamente una obra de alcoba, sobre la alcoba de los gobernantes, de Edipo y Yocasta, que son pareja, Creonte, hermano de Yocasta y consejero del rey, y Tiresias, a quien llaman para ayudar a resolver la peste en la que está metida la ciudad; y un mensajero que cada tanto nos da noticias de afuera del pueblo”, explicó el director de montajes como Antígona y Ricardo III.

Con las últimas funciones de Edipo: nadie es ateo, el 13 y 14 de agosto, se le rendirá homenaje al célebre Alejandro Luna, quien estuvo a cargo de la escenografía e iluminación de la puesta en escena.

“Alejandro Luna es el mejor escenógrafo mexicano, sin duda de los mejores de Latinoamérica, es arquitecto, artista visual, iluminador, ha construido, diseñado y asesorado gran cantidad de teatros en el país y en América Latina y esta obra que estrenamos en 2018, la cual tiene dos funciones de despedida nos pareció el marco óptimo para hacerle el homenaje que merece, estando en un espacio como el Teatro de la Ciudad, merece estar en primera fila”, apuntó.