QUERIDO DIARIO:

Querido diario
Querido diarioFoto: Especial
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Hoy me levanté y decidí no abrir ninguna red social, es más, apagué el celular y lo dejé en el cajón... creo que dejar de fumar fue más fácil que la adicción tecnológica, me dolía el cuello pro tener la cabeza levantada y tenía un extraño tic en el pulgar derecho que subía y bajaba sin pausa, una y otra y otra vez.

Eso sí, respiré al no leer ni una mala noticia y mi tv solo se conecta a internet así que no pude escuchar ni ver ningún canal abierto o por cable que diera las terribles noticias de siempre. Puede que cerrar los ojos no desaparezca al monstruo pero, al menos no sabes si está asomando la garra debajo de la cama y por extraño que parezca... alivia.

Lo primero que noté en esta extraña realidad donde el tiempo deja de ser absorbido por el celular y los segundos se alargan hasta parecer el bostezo de Cronos solo pude hacer lo que hago cuando el tiempo me sobra... cociné hasta para el novio ficticio de mi tía soltera. Me gasté la despensa de 15 días en un frenesí de horneados, cocciones y emplatado arquitectónico y lo triste, por triste, tristísimo que parezca, fue el no poder tomarles foto y subirlas y si no está en redes, está justo abajo de ese tronco insonoro e invisible que cayó en medio del bosque donde no había nadie o peor aún, es la comida del gato de Schrödinger encima de la caja con un hilo amarrado a la puerta de la caja, justo para caer en el momento en que se abra.

Así es querido diario, eres tan solo un paliativo virtual al deseo de revisar si alguien me puso like o me compartió, si alguien me siguió o comentó. Pero, paliativo o no debes estarte preguntando mi razón de usarte, ya sabes que me encanta darle vueltas a lo simple hasta complicarlo y luego deslizar la navaja de Ockham y cortar unas rebanadas delgaditas y untadles en pan de verdades absolutas.

¡Eso! Estoy desvariando pero, tampoco es que al teclado le sea muy extraño, si tuviera ojos los giraría a cada rato. En fin, a lo que nos truje. Comí y ya sabes que el azúcar está por los cielos de esponjosas nubes de merengues alucinógenos y si no es el virus, será la maldición de la tía esa que te hablé, sí, esa que compró otro cel para escribirse y luego “callarnos” enseñándonos las platicas con su novio. ¿Cuál maldición? Esa, la de cuando era niño, la de “que niño tan dulce. Eres tan dulce que te comería”... pues sí, soy dulce y no es nada bueno.

Ah querido diario, le busco tres pies al gato cojo del vecino porque a nadie le gusta tocar los temas serios. ¿Cuáles? ¿Acaso no ves lo que nos está tocando vivir? No hay ni habrá trabajo, las empresas están cerrando diariamente, no le veo para cuando salgamos de nuestras casas, si así encerrados los contagios siguen en vertical ascendente, cuando tengamos que salir por simple colapso económico, nos va a cargar Pennywise y estaremos en ese ciclo hasta que exista una vacuna, la escuela será virtual pero no todos tendrán para una pc o internet así que la dejarán, quisiera tener esperanza en un desahogo hospitalario pero de abril, pasamos a mayo, a junio, a julio y solo veo que nos estamos acostumbrando a la indolencia y el encogimiento de hombros, la federación culpa a los estados, los estados a los municipios, los municipios a la “inconsciencia” de la gente... caray así está muy bien eso de las “responsabilidades” de la decisión.

Ya sé, sigo dando largas pero supongo que ya sabes que te quiero decir ¿verdad? No, no estoy enfermo... bueno, no en el sentido médico, un poco ido, quizá trastornado. No querido diario, lo serio que quiero decirte es que a pesar de todo lo que se nos viene encima, opté por no saber nada del mundo y ver el mundo, quise no saber nada de la humanidad para apreciarla y ¿sabes qué? Funcionó, hoy sin nada que me conectara al exterior pude conectarme conmigo, supe que cocinar es mejor si es para alguien más, que el silencio deja hablar a tu consciencia, que no hay nada del todo malo ni nada del todo bueno sino una enorme tonalidad de colores que van entre el blanco y el negro, que no hay división excepto la que compramos y sí, a veces dan ganas de mandar por un inodoro cósmico todo pero, hasta el novio ficticio de la tía tiene un buen mensaje de vez en vez, o el vecino pone una canción que te gusta en lugar de las de siempre y le gritas que le suba y te hace caso. O el nido del árbol que hoy se llenó de nuevos inquilinos y que no hubiera visto si seguía conectado.

En fin, las ballenas cantan y los delfines bailan mientras seguimos encerrados pero, de eso se trata esto querido diario lo importante no es mi desvarío, es el cierre y puedes no ser querido ni escribirte diario pero, a veces eres el único oído que necesito para hablarte con mis dedos y decirte que malas noticias siempre habrán, que el sarcasmo funciona y la ironía también pero, el buenos días, tardes, noches o un simple gracias hace sonreír y eso... necesitamos en el ambiente.

Así que... ¡ Gracias!