Celebran su centenario el sábado

Ray Bradbury el visionario escritor que se adelantó a su tiempo

La obra del estadounidense transita por lo fantástico, lo distópico, lo terrorífico, recreaciones autobiográficas y la ciencia ficción; sus narraciones derivan en interrogantes sobre las rutas futuras de la humanidad

Fotoarte basado en una imagen de archivo del escritor.
Fotoarte basado en una imagen de archivo del escritor.Fotoarte: Gerardo Núñez, La Razón
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Aquí estoy frente a varios libros de Ray Bradbury (Waukegan, Illinois, Estados Unidos, 22 de agosto, 1920–Los Ángeles, California, Estados Unidos, 5 de junio, 2012), el escritor a quien Aldous Huxley le dijo en 1950: “¿Sabe usted qué es?: usted es un poeta”. El joven narrador le contestó sorprendido: “Maldita sea”. El autor de Un mundo feliz lo miró detenidamente y apuntó: “No, maldito no. Bendito”. Sí, legítimamente sagrado: Huxley acababa de leer Crónicas marcianas (1950), indiscutiblemente un libro bendecido por la gracia.

El próximo sábado, 22 de agosto, celebramos el centenario de un narrador que las editoriales categorizan dentro de la science fiction (scifi) de manera imprecisa. Bradbury transita los amarraderos de lo fantástico, lo distópico, lo terrorífico, recreaciones autobiográficas y la ciencia ficción; pero, todo desde una visión lírica inspirada en lecturas de Shakespeare, Poe, Thomas Wolfe, Robert Frost, Steinbeck, Katherine Anne Porter y Sherwood Anderson. Su flemático futurismo avizora el ‘aislamiento metafísico’ del Solaris (1961) del polaco Stanislaw Lem; pero, se aleja del exitoso esquema de Arthur C. Clarke/Stanley Kubrick de 2001: una odisea del espacio.

Ama lo que haces y haz lo que amas. No escuches a nadie más que te diga que no lo hagas. Haz lo que quieras, lo que ames. La imaginación debe ser el centro de tu vida

Ray Bradbury, Escritor

Un ‘escritor moralista’ cuyas narraciones trasmiten un desasosiego que deriva en interrogantes sobre las rutas futuras de la humanidad: “El hombre está destinado a recorrer espacios infinitos y padecer sufrimientos agobiadores para concluir vencido contemplando el fin de la eternidad”, subrayó muchas veces en entrevistas y conferencias. Un fulgor romántico-filosófico, fantástico y poético inunda su fecunda obra: “No soy un escritor de ciencia ficción, sino de fantasía. La única novela que he escrito consciente y dentro de los parámetros de la ciencia ficción es Fahrenheit 451”.

Me sé de memoria el inicio de Fahrenheit 451(1953): “Es un placer quemar. / Era un placer especial ver cosas devoradas, ver cosas ennegrecidas y cambiadas. Empuñando la embocadura de bronce, esgrimiendo la gran pitón que escupía un queroseno venenoso sobre el mundo, sintió que la sangre le golpeaba las sienes, y que las manos, como las de un director que ejecuta las sinfonías del fuego y los incendios, revelaban los harapos y las ruinas carbonizadas de la historia”. El libro “más convincente de todos los infiernos conformistas” (Kingsley Amis). Un profético Bradbury narra los lineamientos que rigen a una civilización dominada por los medios bajo el imperio de una pusilánime resignación.

La gente me pide que prediga el futuro, cuando todo lo que quiero hacer es prevenirlo. Mejor aún, construirlo

Ray Bradbury, Escritor

“La mejor manera en que yo escribo mis novelas podría ser descrita como imaginándome yendo a la cocina para freírme un par de huevos para, de pronto, descubrirme preparando un banquete”, explica Bradbury. Crónicas marcianas, El hombre ilustrado (1951), Las doradas manzanas del sol (1953), El país de octubre (1955), El vino del estío (1957) o El verano del adiós (1975), por sólo citar algunos de sus más de 50 libros publicados, conforman una gozosa miscelánea de recuerdos, encantamientos, espejismos, realidades mundanas y viajes a través del tiempo y del espacio. Gaudeamus que el lector recibe arropado en el goce que regala la ficción.

Gráfico
Gráfico

“Marte ya estaba allí antes de que Ray Bradbury lo colonizara por escrito”, apunta el narrador argentino Rodrigo Fresán. Adaptada al teatro, la ópera, la radio, la televisión, el cómic y los videojuegos: Crónicas marcianas nos hace cómplices de una osada aventura: la conquista, el sueño más afanoso del ser humano. Marte estaba ahí: Bradbury lo hizo nuestro desde las consonancias del lenguaje. “Es bueno renovar nuestra capacidad de asombro. Los viajes interplanetarios nos han devuelto a la infancia”, escribe el autor de La feria de las tinieblas en el pórtico de su cuaderno más conocido. La aventura inicia en enero de 1999 (El verano del cohete) y termina en octubre de 2026 (El picnic de un millón de años): “El cohete transformaba los climas, y durante unos instantes fue verano en la Tierra...” / “Los marcianos estaban allí, en el canal, reflejados en el agua [...] Los Marcianos les devolvieron una larga, larga mirada silenciosa desde el agua ondulada...”.

No debes quemar libros para destruir una cultura. Sólo haz que la gente deje de leerlos

Ray Bradbury, Escritor

El Perseverance de la NASA viaja hacia el Planeta Rojo para estudiar su superficie. El ánimo de Bradbury va impregnado en los lentes de las 23 cámaras de a bordo. “No he pretendido hacer predicciones en mis libros, sólo advertencias, avisos de un futuro en que los paradigmas de la libertad están en peligro de desaparecer. Por eso publiqué Fahrenheit 451”, precisó el autor de La muerte es un asunto solitario (1985).