La brecha de género en el arte • 2

Al margen

Tanaphong Toochinda, 2019.
Tanaphong Toochinda, 2019.Fuente: unsplash.com
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El pasado 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, un nuevo estudio se sumó a una serie de encuestas y reportes recientes que demuestran las enormes brechas de género que aún existen en el mercado del arte. En mi última columna reuní algunos datos alarmantes sobre la nula equidad en el ámbito artístico, por lo que al leer las cifras arrojadas por este análisis me pareció importante abordarlas en una segunda entrega, para seguir profundizando en esta problemática que, a pesar de esfuerzos por dar mayor visibilidad a las mujeres artistas, continúa perpetuando la disparidad.

Enfocado al ámbito de las subastas y, en particular, a aquellas llevadas a cabo en 2022, el estudio publicado por Artsy, sitio especializado en arte, es el más actualizado en cuanto a las desventajas de las mujeres en el mercado. Los datos reunidos son especialmente interesantes por enfocarse en lo sucedido durante el año pasado, y no sólo por tratarse de información fresca, sino porque el 2022 marcó un hito en la historia de las subastas de arte, pues tras dos años de pandemia que redujeron las compras de coleccionistas e instituciones, se lograron números récord. Uno solo demuestra los alcances de estas ventas: 11 mil millones de dólares, cifra que representa el total reunido en subastas globales en ese año. Los factores que influyeron en esta estratosférica inversión artística son diversos y merecen su propio análisis, pero es importante partir de esa base para observar el fenómeno desde la perspectiva de género, pues sobra decir que la cosecha de esos frutos distó mucho de la paridad.

COMENCEMOS A DESMENUZAR esta jugosa cifra. A primera vista, de esos 11 mil millones de dólares, una división por género muestra que 9.7 mil millones fueron de la venta de obra masculina, lo que significa que a las creadoras femeninas les tocó apenas 9.3 por ciento de las ventas en subastas a nivel mundial; a los artistas no binarios tocó el 2.7 por ciento. En cuanto a obras individuales, las dos que resultaron más caras, y por tanto rompieron los mayores récords, fueron también de artistas hombres: el divo del pop art, Andy Warhol, cuyo emblemático retrato de Marilyn Monroe alcanzó los 195 millones de dólares, y el maestro del impresionismo, Georges Seurat, que se vendió por 149.2 millones de dólares. En conjunto, tan sólo esos dos artistas reunieron la increíble suma de 344.2 millones de dólares. A partir de esta cifra, el análisis de Artsy, titulado Women Artists Market Report, explica que sumando los montos de las cincuenta obras más caras de mujeres artistas vendidas el mismo año no se alcanza el número que en conjunto lograron los dos pintores. El reporte revela también que de las 500 obras más caras del mercado en 2022, únicamente el 10 por ciento fueron creadas por mujeres, es decir, cincuenta. Por otro lado, cuando se hace un comparativo de los mil artistas que rompieron récords de subasta en 2022, sólo 229 son mujeres.

A pesar de las enormes disparidades que este análisis revela, los analistas de Artsy ofrecen una esperanza, pues consideran que en 2022 la situación mejoró notablemente para las mujeres en cuanto a las subastas refiere. Para empezar, demuestran que a lo largo de la última década, el aumento en el valor total de la obra de mujeres ha sido del 109 por ciento. Por otro lado, a partir de su propia base de datos de precios —la plataforma es también un espacio de venta de arte—, Artsy apunta que entre 2012 y 2022, las mujeres representaron tan sólo 6 por ciento del mercado en el ámbito de las subastas. Quizá ha habido un crecimiento tanto en la presencia de obras hechas por mujeres que pasan por el martillo como también en los montos que reúnen en la puja, sin embargo, al observar los números es evidente que ha sido un proceso muy gradual.

Nueve punto siete mil millones de dólares fueron de
obra masculina... a las creadoras les tocó 9.3 por ciento de las ventas

OTRO ASPECTO QUE LLAMA la atención en este estudio son las características de las creadoras que lideran las ventas en subasta. En las listas publicadas vemos que se repiten los mismos nombres en las primeras veinte obras que encabezan las cifras de las más caras, así como las más vendidas. De manera notable, leemos los de Georgia O’Keeffe, Louise Bourgeois, Yayoi Kusama, Joan Mitchell, Agnes Martin, Barbara Hepworth y Tamara de Lempicka como los más frecuentes en estos conteos. O’Keeffe, por nombrar a una, ocupa los números uno, tres y seis del ranking de obras más caras producidas por mujeres vendidas en subastas en 2022; y también ocupa los lugares primero, quinto y décimo de la misma categoría, entre 2012 y 2022. En cuanto a artistas vivas, Kusama es la tercera creadora con más volumen de piezas que pasaron por las casas de subastas en 2022.

Al mirar de cerca este fenómeno resulta necesario cuestionar el rol que juegan otros actores del sistema artístico, particularmente los museos, ya que no es fortuito encontrar que estas cifras coincidan con las de las exposiciones más visitadas a nivel mundial. Ése es en sí mismo otro fenómeno digno de revisión, el de las llamadas blockbusters, exposiciones planeadas para reunir enormes cantidades de visitantes en poco tiempo. Yayoi Kusama está, por ejemplo, entre los artistas más socorridos para ese tipo de muestras. No es un secreto que las salas de los museos son grandes aliados del mercado del arte, las obras aumentan su valor en la medida en la que son exhibidas en instituciones de prestigio, pero lo que de veras sorprende es la falta de autocrítica en torno a su rol en ello.

El propio reporte resalta que la tendencia que va en aumento en las subastas es la de pintoras fallecidas, siendo ellas quienes reúnen las ventas más jugosas. Las firmas, a su vez, a menudo coinciden con las que encontramos en las grandes retrospectivas o exposiciones colectivas de mujeres artistas en los museos. Desde luego que es importante continuar con estos esfuerzos por recuperar las figuras destacadas del pasado y arrojarles nueva luz a partir del presente, pero al hacerlo pareciera que los museos están siendo cómplices del lucro de unos cuantos coleccionistas y poniendo en una situación de mayor desventaja a las mujeres creadoras que siguen batallando por hacerse de un lugar en el mercado del arte y así poder vivir de su obra... en vida.