Carlo Ayhllón “Coloreo la vida con instrumentos”

Carlo Ayhllón “Coloreo la vida con instrumentos”
Por:
  • larazon

Compositor, guitarrista y director de orquesta, Carlo Ayhllón (Ciudad de México, 1981) es uno de los músicos emergentes más atractivos y con una sólida trayectoria en cine, documentales, televisión y música de cámara y orquesta. En días pasados su obra fue nominada a la mejor música original en los premios Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, por el score de la película Las tinieblas (dirigida por Daniel Castro Zimbrón), distinción a la que anteriormente fue nominado por La vida después, La extinción de los dinosaurios y Las elegidas, filme éste último con el que fue invitado al Festival de Cannes, en 2015, mismo año en que se presentó en Los Ángeles para trabajar en la película Dodo.

Tanto por su obra para cine como por su trabajo de concertista clásico se ha presentado en Canadá, Chile, Estados Unidos, Francia, Suiza, Alemania, Italia, Guatemala y México, y fue seleccionado para el proyecto Hey, Mozart por su “excelente orquestación” en Washington. Ha musicalizado más de una veintena de cintas y series de televisión, así como piezas teatrales. Es egresado de la Escuela Superior de Música del Centro Nacional de las Artes, y sobre el trabajo que realiza para las pantallas, muchas veces silencioso o, mejor dicho, escondido, nos habla en esta entrevista.

¿Cuál es el proceso al que se enfrenta un compositor cuando crea música para cine?

Una parte de mi filosofía se centra en la participación global en una obra de arte, y esta idea se encuentra bien representada por el cine, que es una conjunción de disciplinas. La música que he hecho para películas surge de entender cómo extraer la esencia de una obra preconcebida, e intentar darle sentido y forma a la mía para integrarla. Sé que al final mi obra va a subrayar una estética o personalidad sonora. Después de ese análisis, elijo un estilo y la instrumentación, y por último trabajo con el director para que la música conviva con la obra cinematográfica.

Las tinieblas, película por la cual está nominada tu música al Ariel 2017, tiene una particularidad de tu trabajo, el suspenso. ¿Cuál es la mejor música para este tipo de género?

En este filme conviven tanto el suspenso como el terror. Las tinieblas es un drama psicológico, y como tal, incluí ciertos clichés, esos ruiditos para subrayar el suspenso; sin embargo, creo que la música contemporánea es la que mejor va con este tipo de cine. Para esta cinta elegí música contemporánea abstracta, con un registro o influencia de compositores como Gÿorgy Ligeti, Krzysztof Penderecki y Giacinto Selsi. La composición para Las tinieblas es, digamos, experta en música contemporánea. La película transcurre en un espacio apocalíptico, no tiene una temporalidad, es como una metáfora en sí misma, porque no tiene una historia

en concreto, habla de varias cosas; por eso, encontrar el significado y una experiencia narrativa y pictórica tiene su chiste y sofisticación. Lo que un músico intenta es crear una estética contemporánea basada en los ruidos de los lugares que suceden en las historias, en sus espacios, y también en el ruido interno de los personajes. Es ahí donde sutilmente entra la música.

¿Cómo un músico explora el ruido de un personaje de cine o literario?

Lo más importante es leer el guión, y luego, cuando ves la película, tienes otra lectura y experiencia. Por ejemplo, si un personaje recuerda el perfume de otro, y abre la posibilidad de hablar sobre la sensación que quizá vivió en algún momento de su vida a partir del perfume, ahí se empieza a recrear un personaje desde la música. Pienso, por ejemplo, en qué escuchará en su cabeza, en sus recuerdos, me pregunto cuál es la personalidad sonora de éste o aquél personaje. Si existe un abuso, por ejemplo, de un padre de familia, ¿cómo se podría representar en música ese dolor o abuso?, ¿cómo podrá escuchar esa sonoridad?, ¿cómo puedo representar simbólicamente esos sentimientos con ruidos contemporáneos? Entonces, la música en cine se convierte en una cuestión muy subjetiva, de interpretación sobre interpretación de una situación, historia u obra. Es un acumulado de ideas muy interesantes, porque a raíz de los significados que tiene el director, el fotógrafo, los escritores y el músico, se crean puntos de vista estéticos.

En el cine tienes una imagen, una historia, una estética preconcebida... En la creación propia, ¿cuál es la base de un compositor?

La creación propia tiene que ver con las necesidades internas. Generalmente me baso en “un algo”, algo extra musical, por eso coincido tanto con el cine o la literatura. En mis obras para piano y coro mixto suelo inspirarme en alguna pintura. También lo hago pensando sólo en música, sin ninguna referencia. Mi proceso creativo, por decirlo así, comienza por un análisis semiótico de lo que quiero, y voy contagiando a mi composición de esas necesidades. Es decir, voy cuadrando todo. Lo mismo hago cuando me encargan algunas piezas instrumentales para festivales, y tengo que cumplir con cierto tiempo. Mi música en general piensa en varias cosas, como en la aleación química que existe

entre instrumentos. La música es como colorear la vida con instrumentos. Pienso en el público, y sobre todo en poder conmover de diferentes maneras.

¿Cómo es la composición en México hoy?

Por un lado, la huella digital es irreversible. Y por otro, la música se enfrenta a la lucha entre lo digital y el saber encontrar una resonancia interior para poder generar una música contemporánea más directa, que conmueva. Cada creador explora sus propios intereses. En mi caso, mi búsqueda es una música más sencilla, a diferencia de otros compositores que incluso tienen creaciones matemáticas o crean con bases logarítmicas que no tienen nada que ver con el arte; pienso que crear piezas tan complejas hace que la música se torne un poco fría. Si vivimos en México, en momentos tan violentos, agresivos, donde la sociedad se pierde en medio de muchas situaciones y su crecimiento por una u otra situación está impedido, pienso que la música debe expresar y convivir, debe generar impulsos, sentimientos,

y conmover.