La paradoja de la banda sinaloense

La canción #6

La paradoja de la banda sinaloense
La paradoja de la banda sinaloenseCortesía del autor
Por:

El chispazo fue un intento de prohibir a los grupos musicales en el área de la playa “concesionada” a un condominio en Mazatlán. Y el video de un hotelero defensor del turismo excluyente y gentrificador que pateó el avispero de las bandas sinaloenses. ¿A quién se le ocurre prohibir a los mariachis en Guadalajara o a los organilleros en la Ciudad de México porque incomodan al que tiene dólares? El asunto lo recogieron los antigentrificación del país y ardió como zacate seco, todo México se subió al mame: banda sí o banda no, un fenómeno socio-musical que no habíamos visto. Más allá del gusto, las fobias y las filias personales, acá siempre defendemos a la música, a los músicos y a las personas, el derecho de tocar y escuchar cualquier género musical sin censura. Y en casos así recurro a mi biblia grupera, Historia de la música popular mexicana, de Yolanda Moreno Rivas. En una paradoja histérica, la música de banda –o de viento– la trajeron a México entre 1850 y 1867 los antepasados de los güeros que hoy se quejan del “ruido”. O, como diría el Gonzo, You kill Jesus.

La banda o tambora sinaloense, que algunos odian por “naca, delincuente y escandalosa”, es el género musical tradicional de Sinaloa. Llegó a Mazatlán con los inmigrantes del sur de Estados Unidos, alemanes, franceses y algunos polacos, que se establecieron cerca del mar. Viajaban con sus bandas de guerra para animar los bailes con marchas, valses, polkas y redovas, tocando sus instrumentos de viento: clarinete, trompeta, trombón y tuba. Pero los músicos desertaban hacia la sierra y así fue como la música europea se enredó con la sierreña, la norteña y el corrido –que originalmente se oponía a la música europea– y se integró la sección rítmica: la tambora y la tarola. Los europeos vendían sus instrumentos y así se formaron las primeras bandas regionales que tocaban en fiestas, bodas y funerales. Durante la Revolución, la banda sinaloense también cumplió como un medio para contar los hechos y esto ocasionó que se esparciera por las zonas rurales de Mazatlán entre 1920 y 1930. Así nacieron Los Guamuchilenos de Culiacán y la más famosa de todas, considerada la madre de todas las bandas modernas: El Recodo, formada en 1938.

El desfiguro prohibicionista se resolvió al estilo Sinaloa: las bandas musicales y los mazatlecos salieron en bola a las calles a defender su fuente de trabajo, sus playas y su patrimonio musical. Hubo serenata masiva frente al condominio quejumbroso y se agarraron a tubazos con la policía municipal, presta para reprimir a los músicos. Fue tan contundente la defensa que el hotelero y el municipio tuvieron que recular, estrechar manos con los músicos y llegar a un acuerdo: las bandas que porten su identificación pueden tocar en la playa y malecón de 10 AM a 10 PM, después tienen que moverse a las plazas públicas. Fue una campaña turística nacional y para rematar se convocó a una mega tocada en la playa para romper un Récord Guiness. This is Mazatlán!

¡Y pácatelas!