Guerra en el aserradero: un thriller con sabor a western

Guerra en el aserradero: un thriller con sabor a western
Por:
  • jesus_chavarria

“Siento que he perdido la vida buscándomela”, es una de las primeras frases que escuchamos del dueño de un aserradero ubicado en los bosques de las Ardenas, y hay mucho de razón de ella. Claro que además hay formas de dejarla ir, algunos como él, dedicándose durante años y de forma casi obsesiva al trabajo, encontrando un último momento de lucidez. Otros más, en un abrir y cerrar de ojos, transitando desesperados y al margen de la ley, una “salida fácil” dicen muchos.

Ambos son caminos distintos, pero más allá de que tan correcto es cada uno de ellos, a veces se cruzan y se retuercen en uno solo, y es alrededor de ello que el director Julien Leclercq —quien dirigiera a Jean Claude Van Damme en Lukas (2018)—, entreteje Guerra en el aserradero, un thriller en toda la línea, Estirando con un mustio deleite los puntos de tensión coloca cada una de las piezas dentro de una estructura con reminiscencias al western.

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Explora muy poco las motivaciones de los villanos, para concentrarse solo en sus objetivos, de los cuales se vale para empujar la acción y delinear un protagonista impávido interpretado por Sami Bouajila —Paradise Beach (2019)—, quien luciendo por momentos cierto sadismo, hace lo necesario para mantener lo poco que le queda de existencia, lo cual puede ser la diferencia a la hora de salvar a su ser más querido, cuando debe plantarse cara a unos traductores de drogas.

Se trata de una versión más joven, y no tan carismática, de los tipos rudos encarnados por Eastwood en los últimos años: un sujeto común, inexpresivo y atormentado, en una situación límite, cuya humanidad contrasta con la frialdad de sus acciones; y es lo que lo mantiene a flote a pesar de algunos excesos en la ejecución de las mismas, que incluyen persecuciones con una pala mecánica, o el tomarse el tiempo de atar a uno de los maleantes para que termine desmembrado.

Hay lugares comunes evidentes y se le puede reprochar que a la hora de terminar de acomodar los elementos previos al gran enfrentamiento. Guerra en el aserradero luce descuidos que le restan credibilidad. Sin embargo, el ejercicio de implosión que acentúa la sordidez de las atmósferas, es limpio y efectivo, la parsimonia sostiene la trama y resulta un vehículo de entretenimiento envolvente y de aceptable manufactura, que, sin ser precisamente novedoso, cumple lo que ofrece.

Es uno de los estrenos de este fin de semana en Netflix, de las opciones para estos días que hay que #QuedarseEnCasa.