Thor Ragnarok redime el fracaso de sus antecesoras
En un intento por cambiar el rumbo de dos de sus fallidas franquicias, Marvel presenta Thor: Ragnarok, una superproducción dirigida por Taika Waititi, que tuvo un costo de 180 millones de dólares y que luego de tener un gran recibimiento en los Estados Unidos,este fin de semana por fin llega a los cines comerciales de nuestro país. Basta hacer mención de la desigual Thor y de la caótica Thor: Reino Oscuro para darse cuenta del poco alentador panorama que enfrentaba el célebre dios del trueno. Mismo caso que el del gigante esmeralda que con The Incredible Hulk pasó con más pena que gloria. Así que algo tenía qué hacer Marvel al respecto. Es evidente que estos personajes no funcionan en solitario —pues en las películas de The Avengers encajan a la perfección—, por lo que decide unirlos en una misma aventura y aderezar todo con ingredientes para darle excelentes resultados. Nos encontramos con una película de fantasía llena de acción, que a pesar de ciertas incongruencias logra salir adelante gracias al humor descarado que le acompaña a cada instante, la claridad de las líneas argumentales principales y el oficio que luce en su manufactura. Además todo transcurre sin dar demasiados rodeos, algo que en este caso se agradece Por otro lado está el aire retro, que se ve reforzado con la música, muy al estilo de las películas de ciencia ficción de los ochenta —Flash Gordon o Tron—, algo que termina por redondear el concepto.
El Dato: La historieta donde el mítico personaje apareció por primera vez fue publicada por Marvel en 1962.
La trama se ubica un tiempo después de que Loki ha usurpado la identidad de Odín y Thor sigue sus andanzas lejos de Asgaard. Luego de volverse a ver las caras, ambos terminan en un planeta desconocido y en distintas circunstancias. Es entonces que el dios del trueno debe regresar para evitar la extinción de su raza. Destaca la relación entre Thor y su hermano —quien sigue siendo uno de los personajes más interesantes y carismáticos del universo Marvel—, que adquiere una serie de matices que la vuelven tan peculiar y escabrosa como divertida. En contraste la que tiene con Hulk es sólo un poco más de lo qué ya hemos visto y se queda en el chiste fácil.
Mención aparte merece la participación de Cate Blanchett —Jazmín Azul—, quien con su presencia deja en claro que tenerla como supervillana es un verdadero lujo. Estamos ante una película que no está exenta de una buena cantidad de referencias a los cómics, y que sin ser de lo mejor de Marvel, logra dar continuidad y superar a sus dos predecesoras, amén de que cumple como entretenimiento y rescata dos franquicias que han avanzado a tropezones.