“Hagamos una cadena para ir sacando los escombros”

“Hagamos una cadena para ir sacando los escombros”
Por:
  • fernando_nava

Filas largas de personas se observaron en tiendas de servicio y farmacias de la avenida Álvaro Obregón, desde Insurgentes hasta Cuauhtémoc. Querían comprar agua embotellada, alcohol, gasas y agua oxigenada, con el fin de donarla para las personas que estaban atrapadas entre las ruinas.

La mayoría de los vecinos que vive en la Roma Norte, salieron desde el momento en que ocurrió el temblor de 7.1 grados Richter para brindar apoyo a los afectados.

Con el apoyo del Heroico Cuerpo de Bomberos y los topos de Protección Civil, los vecinos de aquella colonia peinaron la zona para ayudar a salir a cualquier persona que estuviera dentro de sus casas o atorada entre escombros.

El olor a gas penetrante se percibió en la zona, lo que provocó que voluntarios compraran cubrebocas y para repartirlo entre los vecinos y rescatistas y evitar que intoxicaran.

La lugareños que todavía tenían su hogar en buen estado, sacaban mantas, cartones, plumines, cascos, cuerdas y lámparas para ofrecerlo a quien lo necesitara.

Otros vecinos, se movieron en camionetas, motos y bicicletas para llegar hasta donde se necesitó la ayuda.

Los habitantes de la calle Frontera –a dos calles de la avenida Cuauhtémoc– se montaron en sus bicicletas y motocicletas para llegar hasta la calle Amsterdam en la parte sur de la colonia, pues les había llegado un rumor sobre una casa derrumbada con una persona dentro.

Sin pensar en el peligro que también corrían, la gente se movilizó y llegó hasta la calle, donde ya dos rescatistas de Protección Civil estaban al exterior y tres bomberos en el interior.

Sobresalían varillas y pedazos de concreto de la casa que colapsó. Una fuga de gas no permitía respirar bien.

“Cada quien agarre una piedra, todos tómenla y hagamos una cadena para ir sacando escombros y que los rescatistas puedan tener despejado” dijo uno de los vecinos que había llegado desde Frontera.

[caption id="attachment_638367" align="aligncenter" width="696"] Los voluntarios ayudaron a pedir silencio para ubicar a las personas atrapadas en medio de los escombros en la delegación Cuauhtémoc.Foto: Fernando Nava[/caption]

En menos de dos minutos, la única salida que tenía la casa estaba despejada, pero la persona seguía atrapada.

Un helicóptero de la Secretaría de Marina (Semar) vio el hecho y movilizó a casi 50 elementos a la zona, quienes al llegar, ayudaron a sacar tres tanques de gas LP que había en su interior.

“No fumen, no prendan celulares” pedían los miembros marinos.

Mientras los rescatistas pedían agua para la víctima que estaba atrapada.

Casi una hora después de las labores, arribó una ambulancia de la Cruz Roja para ayudar en las labores de auxilio.

“Hay fuga de gas, varillas atravesadas, mucha piedra y cristales quebrados, necesitamos sacar a esas personas ya, si no han muerto por el derrumbe, pueden morir por asfixia” dijo el paramédico Gabriel Gaona.

Los mismos habitantes de la calle Amsterdam, fueron desalojados por las autoridades por el peligro que se corría, pero eso no detuvo el ánimo de seguir apoyando.

Con una mesa de plástico se montó un centro de acopio improvisado para que la gente llevara agua, comida y medicamentos para poder apoyar.

Hasta el cierre de esta edición, los rescatistas y marinos no habían podido sacar a las personas atrapadas en la casa colapsada.

Cerca de las 20:00 horas, las calles empezaron a obscurecer. El temor de los vecinos a que sus hogares cayeran en otra réplica impidió que pudieran estar tranquilos, por lo que sobre toda la avenida Álvaro Obregón, hay personas que duermen con cobijas y cobertores para estar al pendiente de cualquier otro sismo.

“Me sentía como en el 85, sentí miedo”

“Me tuvieron que sacar cargando, porque el terremoto tiró una lámpara, la que cayó en mi pie y ya no pude caminar”, relató Mariel Malpica, que vive en la calle Amsterdam, en la colonia Roma.

Mariel estaba acompañada de su rommie, cuando sintió el temblor antes de que saliera a trabajar en una pizzería de la zona, sin embargo, el terremoto no le permitió moverse por varias horas.

“Me sentía como si hubiera vivido el 85… sentí mucho miedo, pero sobreviví. Justo antes de salir le había dicho a mi rommie que no quería ir a trabajar, pero nunca pensé que se me cumpliera de tal manera”, afirmó.

Elementos de la Cruz Roja le acomodaron el tobillo de Mariel después de varios minutos que sufrió el accidente, pero de acuerdo con el parte de los paramédicos se atendió antes de que necesitara alguna operación.

“Los de Cruz Roja me dijeron que si dejaba pasar más tiempo con el pie así, me tendrían que operar, por eso me acerqué a una ambulancia y me acomodaron mi pie, me dolió mucho, pero gracias a Dios no perdí la vida”, contó.