Ejército de Nicaragua va contra Ortega: no atacaremos protestas

Ejército de Nicaragua va contra Ortega: no atacaremos protestas
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El gobierno de Daniel Ortega enfrentó el pasado sábado cortes de carreteras y fuertes protestas, mientras el Ejército y el Episcopado presionan por un diálogo que ponga fin a la crisis que ha dejado al menos 60 muertos, según una ONG, en menos de un mes, en Nicaragua.

A la espera de que se concreten las conversaciones, el Ejército tomó distancia del mandatario, al anunciar que sus efectivos no reprimirán a los manifestantes antigubernamentales. “No tenemos por qué reprimir (..) creemos que el diálogo es la solución” para resolver la actual crisis, manifestó a la agencia de noticias AFP el portavoz del Ejército, coronel Manuel Guevara.

Luego, las fuerzas armadas emitieron un comunicado en el que llamaron a “detener la violencia”, al tiempo que se solidarizaron con las familias de las personas fallecidas en las protestas.

[caption id="attachment_739255" align="alignnone" width="945"] Gráfico: La Razón de México[/caption]

“Somos el pueblo mismo uniformado, trabajando en su propio beneficio y consecuentes con esto; hacemos un llamado a detener la violencia y acciones que nos desestabilizan”, exhortó el Ejército.

Las protestas se extendieron en al menos ocho departamentos del país, donde en los últimos dos días se registraron enfrentamientos entre manifestantes, policías y fuerzas de choque del gobierno.

Los choques más violentos se produjeron en Masaya (sur), donde la Asociación Nicaragüense de Protección de Derechos Humanos reportó más de 100 heridos.

“Me han comunicado que hay una muerte (en Masaya), que hay varios heridos; invito a todos a buscar cómo parar esta situación que está llevando más dolor” al pueblo, lamentó el cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal.

En el barrio indígena de Monimbó de Masaya —antiguo enclave de la lucha sandinista contra la dictadura de los Somoza (1934-1979)—, los manifestantes levantaron barricadas.

“Condenamos la represión contra el pueblo de Masaya”, declaró el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), que acusó a la policía de “disparar contra la gente”.

“Somos el pueblo mismo uniformado, trabajando en su propio beneficio y consecuentes con esto; hacemos un llamado a detener la violencia y acciones que nos desestabilizan”

Manuel Guevara

Portavoz del Ejército de Nicaragua

Mientras se registraban enfrentamientos, el presidente Ortega llamó a poner fin a la violencia y subrayó que “la paz es el camino y la única puerta a la convivencia”. “Queremos reiterar el llamado y el compromiso de ponerle fin a la muerte y la destrucción. Que no se siga derramando sangre de hermanos”, señaló en un comunicado leído en televisión.

En Chontales (este), más de mil campesinos bloquearon el tráfico, afectando el paso de los camiones que trasladan alimentos a los mercados de la capital.

En Managua, en el Mercado Oriental, el mayor centro de compras de Nicaragua, los comerciantes construyeron barricadas con adoquines para defenderse de los saqueadores, que el viernes intentaron arrasar con sus negocios, y expresaron su rechazo al gobierno.

Estudiantes universitarios también salieron a las calles a protestar este sábado, en la capital.

En paralelo, el gobierno denunció la quema de dos alcaldías, una casa del oficialista Partido Sandinista y un camión por parte de “grupos vandálicos”, a los que acusa de tratar de “desestabilizar” el país. Informó, además, que la casa de la diputada nicaragüense ante el Parlamento Centroamericano, Jacaranda Fernández, fue saqueada por delincuentes.

El Dato: Los choques más violentos se produjeron en Masaya (sur), donde la Asociación Nicaragüense de Protección de Derechos Humanos (ANPD), reportó 100 heridos.

Entre el diálogo y la violencia. La intensa jornada de protestas se produce en medio de los esfuerzos que realiza la Conferencia Episcopal para calmar los ánimos y convocar a un dialogo, en el que serían mediadores.

Ante el nuevo empuje represivo del gobierno, los obispos urgieron a Ortega a frenar la violencia y permitir el ingreso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para investigar la situación, como paso previo al diálogo.

También instaron a Ortega a dar “señales creíbles de su voluntad de diálogo”, suprimiendo “los cuerpos paramilitares y fuerzas de choque”.